Katy asintió con la cabeza. Cuando Jamie le dijo que la iba a besar, dejó que la atrajera hacia él y sintió sus labios sobre los suyos. Ella correspondió a ese beso. No sabía en qué momento y por qué le dijo que sí a Jamie, pero se dejó llevar. Ese beso era diferente al de la otra vez. Esta vez no era un beso con furia, pero sí apasionado. Jamie la tenía agarrada por la cintura. Él seguía besándola, no quería parar, pero tuvo que hacerlo; no quería hacer a Katy suya en una mesa de la oficina. Ella se merecía algo mejor. Entonces paró. Katy lo miró y le dio una leve sonrisa. Él le sonrió.
—Katy, te voy a llevar a tu casa y no acepto un no por respuesta —le dijo Jamie.
Ella asintió con la cabeza, aún aturdida por el beso, recogieron todo y se montó en el coche de Jamie. Él la llevó hasta la puerta de su casa; hubo un silencio, no sabían qué decirse, tal vez él esperaba que Katy lo invitara a subir. Cuando iba a hablar, sonó el teléfono de Katy; ella, al ver quién era, se despidió de él y salió corriendo del coche.
—Katy, te tengo buenas noticias, es sobre Luis —le dijo su hermana pequeña, toda animada.
—Que se ha ido bien lejos, para no volver —le contestó Katy.
—No, lo he visto con otra chica y según sus amigos es su nueva novia —le contó su hermana.
Katy suspiró aliviada; si era verdad, ya no le iba a mandar más mensajes.
Cuando colgó, llamó a Ana y le dio la noticia. Ese día Katy por fin durmió tranquila; no tendría la preocupación de ver mensajes de Luis.
Al día siguiente, al llegar a la oficina, Niall se sorprendió ya que tenía otro semblante; la veía más feliz. Ella le saludó y le preguntó por lo de Culloden; era en una semana y no sabía aún con quién iría.
—Se viene conmigo. Iria quiere que ella venga con nosotros —dijo Malcolm.
Katy no puso ninguna pega, iría con ellos. Malcolm le dio el número de su novia para hablar sobre la hora. Jamie, que estaba escuchando, se molestó un poco porque él quería llevarla, pero no dijo nada; prefirió decírselo más tarde. Cuando llegó la hora de la salida y se quedaron los dos solos, él le preguntó sobre con quién iría a Culloden.
—Voy a ir con Malcom, su novia quiere que vaya con ellos —le dijo Katy mirando el proyecto.
Katy se preguntaba cuándo iban a terminar ya el proyecto; se le estaba haciendo una eternidad. No era porque estaba con Jamie; ya su relación con él había cambiado algo.
—Oye, Katy, me gustaría, cuando terminemos el proyecto, invitarte a cenar —le dijo Jamie.
—Jamie, yo no soy como las chicas con las que has salido; no me voy a la cama en la primera cita —le dijo mirándolo a la cara.
—Katy, solo te estoy invitando a comer nada más; me gustaría conocerte —le dijo un poco ofendido.
—Me lo voy a pensar, ¿de acuerdo? —le contestó.
Jamie asintió con la cabeza; estaba feliz porque al menos no le había dicho que no. Siguieron con su trabajo; la semana pasó enseguida y ya llegó el día que se tenían que ir a Culloden. Jamie estaba nervioso; estaba deseando ver a Katy. Quería invitarla a comer después de que salieran de Culloden.
Malcom fue a recoger a Katy, que ya lo estaba esperando abajo; se subió al coche y saludó a Iria.También estaba Henry y su novia. En el camino a Culloden, Katy estaba nerviosa; por fin su sueño se iba a hacer realidad.
—¿Es la primera vez que vienes a Culloden? —le preguntó Henry.
—Sí, pero siempre he querido venir, pero mi exnovio decía que esto era una tontería —le contestó.
—Pues tu novio es un tonto —dijo Malcolm.
—Tonto se queda corto —le contestó Katy.
Todos se rieron por la forma en que lo dijo. Cuando llegaron, Katy estaba maravillada;sintió una sensación que ni ella misma se podía explicar. Los chicos la llevaron hasta las piedras donde estaban los nombres de los clanes. Ella se puso a hacer fotos; Jamie la miraba, estaba deseando hablar con ella. En un momento que estaba distraída, se acercó.
—Katy, ¿te gustaría que luego vayamos a comer algo, tú y yo solo? —le dijo con miedo a que le dijera que no.
—Está bien, podemos ir a comer —le dijo.
Jamie se alegró; iba a comer con Katy. Estuvieron escuchando los mensajes y el sonido de la gaita. Cuando se iban a ir, una chica se le acercó a Jamie y le dio un abrazo. Katy, que estaba con Niall, lo vio todo.Sintió una rabia cuando vio que esa chica le daba una nota. Niall, que vio la expresión de Katy, miró hacia donde ella miraba enfadada, puso los ojos en blanco; su amigo no iba a cambiar. Katy, con pasos determinados, fue hacia él.
—Jamie, lo he pensado bien y no voy a cenar contigo. Es más, no quiero que me hables, ni me intentes besar otra vez; a partir de ahora nos vamos a limitar a hacer nuestro proyecto. Que disfrutes con tu ligue —le dijo mirando a la chica.
Jamie se quedó sorprendido; no sabía qué había pasado y por qué Katy le hablaba de esa manera. Niall, que estaba cerca, lo había escuchado todo. Cuando Jamie quiso ir detrás de Katy para explicarle, Niall lo paró.
—Jamie, esta vez has metido la pata hasta el fondo. ¿Cómo se te ocurre invitar a Katy a comer y aceptar el número de teléfono de la tipa esa? —le dijo Niall gritando, haciendo que Malcom y los demás lo miraran.
—Yo no tenía intención de quedar con esa chica, es solo una amiga y sí me dio su número, pero yo no pensaba quedar con ella; no he hecho nada malo —dijo Jamie.
—Jamie, eres idiota. Tan fácil como no haber aceptado el número. Has metido la pata, pero bien —le dijo Iria enfadada.
Jamie se sentía un imbécil. Estaba ilusionado con quedar con Katy; la cosa con ella iba bien, pero metió la pata. Tenía que arreglar las cosas con Katy, pero no sabía por dónde empezar.