Donde empezó el amor

Capítulo 9 Viviendo para agradar a Dios

Viviendo para agradar a Dios

Hoy sigo buscando el propósito de Dios en mi vida.

No lo sé todo, no lo he alcanzado todo,

pero vivo con el deseo profundo de que Él sonría al verme.

Que me mire en lo secreto y en lo público,

y encuentre en mí la misma fe, la misma humildad y el mismo corazón.

La coherencia del alma

Más allá de las palabras y de lo visible, quiero vivir con coherencia.

Ser la misma mujer cuando oro en silencio que cuando sirvo a otros.

Ser auténtica en mi fe, igual en casa que en la calle,

igual en el trabajo que en la iglesia,

igual en momentos buenos como en los difíciles.

Cada día, un paso más

No soy perfecta, pero cada día trato de ser mejor.

Me esfuerzo por crecer como persona, como madre, como esposa, hija, hermana, amiga y trabajadora.

Aprendí que el verdadero cambio no es solo espiritual, también se refleja en cómo trato, cuido y valoro a los demás.

El valor de la familia

He aprendido a no guardar rencor.

El perdón es una medicina silenciosa que libera el alma.

Hoy valoro más que nunca a mi familia y también a la familia de mi esposo,

porque ambos lados son tesoros que Dios puso a nuestro cuidado.

Aún con diferencias, con formas distintas de ver el mundo,

sé que el amor de Dios es el puente que nos une.

He aprendido a tolerar, a ceder, a mirar con compasión.

Y a entender que nadie llega a nuestra vida por casualidad.

Cada persona tiene un lugar y un propósito.

Y yo elijo amarlos como Dios me ama:

con gracia, con paciencia, con un corazón lleno de paz.

Vivir con propósito es vivir en humildad

El propósito de Dios no siempre está en cosas grandes.

A veces se encuentra en un gesto, en un perdón, en una actitud callada.

En cómo crías a tus hijos, cómo tratas a tu pareja, cómo respondes cuando nadie te ve.

Y yo quiero que cada paso que doy, cada cosa que haga,

nazca de un corazón humilde y agradecido.

“Él te ha declarado lo que es bueno… y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.”

— Miqueas 6:8

El viaje continúa

Mi historia no termina aquí.

Sigo caminando, sigo buscando, sigo aprendiendo.

Y aunque no tenga todas las respuestas,

sé que Dios camina conmigo, y que cada día es una nueva oportunidad para agradarlo con mi vida.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.