¡donde esta mi talento!

Brujas ausentes, desconocidos y gansos ¡ASESINOS!

Cuando oí esa voz sentí el verdadero terror, es broma, en realidad frente a mi había un chico que no había visto nunca por ahí, mientras un gato negro se trepaba como demonio por mi pierna ¡joder! me estaba haciendo daño así que grité:

—¡Quítamelo! —pero no hizo nada solo me miro confundido y se quedo parado en el marco de la puerta —¡Auxilio!

—Bernardo ¡ven aquí! —llamó un momento después

Lo miré mal ¿por qué se había tardado tanto? Pero haciendo uso de mi paciencia (tal vez ese era mi talento) pregunté medio sorprendida:

—¿Eres Martha? 

—Repito, ¿Qué quieres? —inquirió ya fastidiado

—De verdad eres Martha —dije hablando con rapidez —porqué si te imaginaba diferente pero definitivamente no como tú, wow, estoy tan sorprendida el mundo es tan waw —creo que waw es mi palabra —pero mamá no describió a Martha, así que no tenía idea que esperar, podrías ayudarme con algo que necesito es pequeño, no te tomará mucho tiempo es solo…—deje de tratar de sacar mi cuaderno de notas.

—¡No soy Martha! —declaró con exasperación —ahora puedes hacer silencio, tu voz me fastidia ¿Cómo pudiste creer que era ella? Que tonta —dijo lo último entre dientes.

Me quede en silencio viéndolo fijamente, no puedo creer que por un momento me convencí que podría ser Martha, él rodo los ojos, entonces esta vez lo examine bien, era alto, de tez morena, ojos color miel y en fin… era guapo, pero tenía una cara de fastidio y lo que diría mamá cara de mal educado.

Entonces sino era Martha porque era tan borde este hijo del quinto circulo del infierno así que dije:

—Sino eres Martha, que haces en su casa, quiero ver a Martha así que quítate de la puerta y llévate tu cara de ojete —inquirí fingiendo seguridad

—¿cara de ojete? ¿Qué grosera por aquí no hay escuelas?

—Claro que sí, ¿sabes que no hay? Idiotas como tú —iba decir algo más pero mejor cerro la boca

—No tengo tiempo para esto, tú “dulce” Lilith ¿sabes donde podría estar la bruja?

—No me llamo Lilith ni dulce, r-i-d-i-c-u-l-o, me llamo Lilian —dije fastidiada —y no, no se donde pueda estar MARTHA, no la bruja —quise aclararlo para no tener problemas con ella si llegaba de repente, la necesitaba amable.

—Es una bruja, eso me dijeron los que me enviaron aquí —su vestimenta no era de por aquí por eso parecía distinto y no era por su cara de odio al mundo.

—¡Ah! Te creíste todos esos cuentos, seguro fue en el pueblo que te los dijeron. Pero chico la gente siempre inventa cosas.

—Mi abuelo es de por aquí, dijo quera una verdadera bruja

—Claro… tu abuelo, pero ¿por qué entras a una casa que no es tuya? ¿Cómo se que no eres un ladrón?

—No soy un ladrón, créeme

—¡Oh! Gracias por la aclaración ya me siento más tranquila

—Como sea —dijo mientras entraba de nuevo a la casa, ¿este quien se cree para entrar a una casa así?

Lo seguí

—¿por qué entras a una casa que no es tuya? —dijo el desconocido de forma sarcástica

—Vivo por aquí, soy más confiable que tú.

—Claro, quien me dice que tu bolso no es para guardar lo que robaras, l-a-d-r-o-n-a.

—No, i-d-i-o-t-a es para esconder cualquier evidencia después de asesinarte.

—¡Ja! Ladrona y psico…—deje de prestar atención

Miré a mi alrededor, la casa que parecía desaliñada por fuera como si estuviera a punto de caerse por dentro en realidad parecía una bonita fortaleza, no era inmensa, pero era ordenada y tenía un ligero olor a madera, ¡no!, a eucalipto, con hierba buena, bien no identifiqué el olor, pero era como si a cada instante cambiara de olor, era un poco oscura y casi tenebrosa.

Recorrí la estancia, en la sala había un sillón, donde se había sentado aquel chico con su horrible gato demoniaco y su aura de soy el dueño de todo, mientras que en el resto de la sala había estantes, muchos, con pequeños frascos de colores, había demasiados ¿era una bruja real? ¡Santa mierda!

Estaba ojeando todo cuando escuchamos un ruido, el chico se incorporo de la silla y su gato se puso alerta, el ruido provenía de lo que parecía uno de los desvíos que supuse eran las habitaciones.

—¿Qué fue eso? —pregunté nerviosa

—¿tienes miedo, psicópata? 

—No ten…—deje la frase a medias porque el ruido se intensifico y de repente se escuchó el sonido de lo que parecía un ganso, no eran dos.

—¡ah! A la malvada Lilith le asustan los gansos, ¡uh! Son aterradores —decía el extraño mientras el ganso nos miraba fijamente, cómo un ganso podía ver así.

—Cuidado puede matarte con tu mirada —dijo el extraño en un susurro

—Claro que no me da mie…

De repente lo gansos empezaron a graznar ¿Por qué alguien tiene gansos en una habitación? Comenzaron a acercarse, yo di un paso atrás y subí al sillón, el gato demonio se erizo y el chico vio todo con fastidio y burla. Entonces uno de los gansos se lanzó sobre el chico este cayo hacia atrás y golpeo su cabeza con uno de los estantes, tumbando algunos de los frascos.

Yo estaba viendo todo desde mi preciado sillón cuando se escucho como las botellas se despedazaba y el segundo ganso, quien había estado “tranquilo” (solo graznaba) se acercó a mi sillón y comenzó a tratar de alcanzarme ¡Santos dioses!

—¡Ah! Mi dedo, me arrancara mi dedo —gritó el chico mientras trataba de sacar su dedo del pico del ganso, mientras tanto yo esquivaba el otro ganso del mal.

En ese momento su gato demonio se lanzó hacia el ganso y logro ayudarlo, entonces como por arte del buen Dios del universo la puerta se abrió de golpe por una ventisca de viento, vi mi salida, mi salvación, iba saltar del sillón y correría sin mirar atrás.

Estaba a punto de hacerlo

—¡Suelta a Bernardo! —gritaba el chico al ganso y bueno era solo un gato, malvado, pero gato al fin, y temí que si los dejaba ahí estos bichos se los comerían.

Maldita conciencia.



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En el texto hay: humor, adolescente, brujas

Editado: 29.08.2021

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