Capitulo IV
Ahí estaba yo de nuevo caminando hacia la casa de la bruja, pero esta vez con una idea diferente, ya no deseaba encontrar mi talento sino recuperar mis cosas y tratar de no pensar en mi rodilla lastimada… ah si, y en el sujeto con cara de amargado a mi lado.
Pues… si al final tuve que soportarlo porque su abuelo básicamente lo obligó y yo no pude negarme al final.
—¿Quién tira su teléfono? —dice interrumpiendo el preciado silencio de la caminata.
Intenté ignorarlo mientras miraba alrededor y pensaba
Solo concéntrate en la paz de la naturaleza y tomaba una respiración
—…ósea que clase de loca lanza su teléfono, incluso una zapa…—me pare en seco
—Tal vez debí dejar que los gansos te comieran los ojos
—solo digo que…
—Mira me importa muy poco y ahora puedes callarte, tu voz me da jaqueca
—No quiero estar aquí
—Y yo no quiero que estés aquí, pero es lo que hay
Suspiró como resignado e hizo eso el resto del camino. Mientras tanto yo intentaba que la vena en mi cuello no explotara de la desesperación de oírlo, aun faltaban unos 15 minutos.
Para no escucharlo decidí tararear una canción
—Hoy es un día normal
Pero yo voy a hacerlo intenso
Hoy puede apagarse el sol
Pero no la luz de mi alma
Algunos pájaros volaron despavoridos y un conejo corría desesperado, pero juro que no cantaba tan duro, ni tan feo. En fin, supongo que ese tampoco era mi talento
—Enserio, enserio no he oído cantar a alguien más feo, lo juro —añadió Gael a su fastidioso suspiro de todo el camino —
—Cállate
—solo digo
—Pues cállate
Seguimos caminando por 10 minutos más aproximadamente, cuando visualizamos la casa, los gansos no se veían por ningún lado así que nos acercamos con cautela, ahí estaba mi preciada bicicleta. Sin embargo, mi teléfono…
—¿Por qué no te olvidas de tu teléfono? —susurra el chico con un poco de miedo
Para ser sincera estaba tentada a seguir su consejo, pero lo necesitaba realmente.
—No, debo recupéralo
—Pero los gans…
—Debo recuperarlo —volví a repetir despacio
Avance hacia la casa con el ya no tan malhumorado Gael, sino con el falso valiente Gael, quien trataba de caminar con seguridad.
—Hola Doña Martha soy… —anuncié por si había llegado, cuando de repente la puerta se abrió una mujer de unos 35 años con cabello blanco, un vestido largo blanco, ojos verdes y un ceño fruncido nos recibió
—Ya se quien eres y tu también —pronunció señalando a Gael —han sido ustedes dos mocosos los que han destruido toda mi casa, pase, AHORA —dijo con mal humor mientras se daba la vuelta hacia el interior de la vivienda.
Eso de pasen, no sonaba como una invitación sino como una orden, volteé a ver a Gael y simplemente asentí porque bueno… que otra opción teníamos.
—Han destruido todo, mis pociones, han asustado a mis pobre gansos
¿Nosotros los asustamos? —Pensé
—Si, ¡ustedes! —¿lo dije en voz alta?
—¿Sabes leer la mente?
—Lo dijiste en voz alta, genio —dijo Gael
—Le dieron un ataque de pánico a mis bebes y además destruyeron todo, no entiendo que hacían en mi casa y además tú chico amargado te sentaste en mi preciado sillon
—¿Cómo sabes eso? —inquirió Gael confundido
—Eso no importa, lo que importa es como me van a pagar
—Señora yo solo vengo por mi teléfono, lamentamos todos los daños, pagaremos.
—Yo solo vine acompañarla por su teléfono
—Creen que pueden pagarme con dinero, pues ¡no! Y tu jovencita no recuperaras tu teléfono.
—Ah, que triste, Lilith deberíamos irnos, lamento lo de tu teléfono, pero ella me asusta —dijo lo último en un susurro
—No irán a ningún lado —grito la bruja mientras se sentaba en el enorme sillón —antes ambos me pagarán, ambos.
—Esta es la parte donde toma nuestras almas —susurra el chico —o nos come vivos.
La bruja seguía sin decir nada, cuando de repente un gato negro salto a su regazo
—¿Bernardo? —pregunto Gael —¿Qué haces aquí?
—Me pagaran o yo me quedaré con tu gato y con tu teléfono —declaro señalándonos respectivamente.
—Si, si le pagaremos, pero ¿Qué quieres que hagamos? —dijo el chico nervioso.
—estoy pensándolo, tarde mucho tiempo para hacer todo lo que destruyeron, mientras tanto cuéntenme porqué venían
Ambos nos miramos, que mujer tan extraña primero parece muy enojada y luego vuelve a ser pasiva.
—¡Comiencen! No quieren verme enojada —dijo exasperada y luego con voz más amable —. Haber tu hijo, cuéntame que quieres tal vez pueda ayudarte
—Yo… quería preguntarte que… —dijo con voz nerviosa pues lo había tomado desprevenido la pregunta
—Puedes sentarte Gael —dijo señalando la alfombra —y tú también Lilian —¿Cómo sabía nuestros nombres? —siéntense ¡ahora!
Nos sentamos, inmediatamente
—Entonces…decías
—Lo que pasa es que, quería que me ayudara con Mar, Marina en realidad es mi novia, pero últimamente a estado confundida y yo quisiera que usted me ayudara a saber que le pasa, esta distante y… por más que intento que las cosas mejoren más se aleja, así que si usted me pudiera decir que le pasa.
—Tiene un amante
Tanto la bruja (si, ya no le digo Martha) como Gael voltearon a verme
—¿Qué? ¿es una suposición?
—cuéntanos tu problema dijo ella con una sonrisa
—Si, me encantaría, pero podría devolverme mi teléfono antes.
—No, ahora ¡Dime por qué estabas aquí! O ¿solo viniste a dañar todo?
—No, no yo… vine porque… creí que usted me podría ayudar con mi talento…
—¿tu talento? —inquirió la bruja confundida
—Si, si es que creo que he encontrado el mío —ella me miró fijamente y Gael rio por lo bajo
—Chica por más que te veo, no veo ningún talento y he sido bruja por mucho tiempo —¡ah! Descubrimiento del día, la bruja se reconoce como bruja.
Editado: 29.08.2021