¡donde esta mi talento!

¿Qué le pasa a mis pies?... ¡Alguien detenga mis pies!

 

—Ustedes dos chicos deberán venir a mi casa y cada uno de ustedes me darán… —hace una pausa dramática ¿Qué nos pedirá nuestras almas? ¿nuestros corazones o sesos? ¿nuestro cabello? —. Una hora de su tiempo cada semana.

Respire aliviada

—en serio —dudó Gael

—No nos pedirá nuestras almas, o algo más brujestico

—¿Esa palabra existe?

—Cállate —dije

—¿Qué me creen? —pronunció con voz un poco indignada—soy una bruja decente, no pido almas, solo quiero que cada semana me ayuden a limpiar esta casa es demasiado grande y ya estoy muy vieja.

La miré fijamente porque no se veía tan vieja como decía y la casa tampoco era tan grande.

—Soy más vieja de lo que parezco —seguí viéndola porque la casa era pequeña, así que añadió —nada es lo que parece.

—No tengo tiempo para esto —declaro Gael irritado

—Claro que sí, has decidido dejar tu trabajo porque tu jefe es un pervertido y ahora te estas tomando vacaciones.

Voltee a mirarlo, ¿era eso cierto?

—¿Cómo sabes eso? —dijo desconcertado

—Eso no importa —volvió a decir ella —. Deberán venir y organizar mi casa, cada… ¡lunes! ¡si! ¡lunes! —sonrío —y yo que soy tan generosa les concederé sus deseos, pero…dado que han tirado mis pociones más importantes deberé hacer esto de forma oral y quedará un poco dependiente, pero es lo que hay, tu Lilian tendrás un talento que descubrirás con los días y tu Gael podrás regresar con tu novia, ella volverá a enamorarse de ti.

Todo iba bien hasta ahí.

» Pero para que funcione deberán recargarse cada día, ambos tendrán que tomarse de la mano para que la magia fluya entre ambos, para que la desesperación por lo que desean se haga más fuerte y surja esa chispa que necesitan para tener lo que quieren. Sin embargo, y sin falta tendrán que venir cada lunes a arreglar mi casa, de lo contrario perderán lo que hayan obtenido, esto tendrán que hacerlo durante dos meses.

Los dos mirábamos fijamente a la bruja, luego Gael solto una carcajada y yo lo seguí.

—Lo siento señora, pero esto es ridículo —había burla en su voz

—Bien, ya se pueden ir, nos vemos el lunes —era viernes

—Me puede dar mi teléfono —no creía que volvería el lunes, ni nunca.

—Claro, cariño —dijo con dulzura, sus cambios de humor era lo que más me daba miedo, fue y busco en un cofre que no había notado, saco muchos artefactos como lápices, teléfonos, Tabletas, un sándwich y finalmente mi teléfono.

—¿Todo eso es tuyo? —me refería a los teléfonos y tabletas

—No, son de otros entrometidos como ustedes, pero desgraciadamente ese día no tenía el mismo buen humor de hoy —declaró de forma misteriosa mientras me entregaba el móvil.

Yo trague y Gael solo torció los ojos

—Lilith ya tienes tu teléfono, vámonos.

—Fue un placer conocerlos —dijo ella con voz alegre —toma tu gato, chico malhumorado.

—Gracias —dijo con hipocresía.

—Ya pueden irse —y la puerta se abrió

Ambos miramos la puerta perplejos.

—Dije, ya pueden irse —un viento volvió a soplar —¡ahora lárguense! ¡y llévate esa bicicleta! —grito haciéndome dar un salto.

Nos apresuramos a salir, caminamos fuera del área de la casa en silencio. No subí a mi bicicleta porque no quería empeorar mi rodilla.

—Ella da miedo

—Creo que solo es solitaria y loca. —dije mientras arrastraba la bicicleta y le daba continuas miradas al gato, sentía que podría lanzarse hacia mi en cualquier instante.

—Claro, supongo que es como terminaras tú.

Sonreí falsamente

—¿crees que es cierto lo que dijo sobre los deseos?

—Claro que no, esta loca, es obvio.

Suspiré, hasta ahí había llegado mi idea sobre el descubrimiento de mi talento, volvía al inicio.

—¿Por qué buscabas tu talento con una bruja?

—eso no te incumbe

—solo preguntaba

—pues cállate

—creo que ya se cual es tu palabra favorita

—¿Por qué quieres hacer un amarre?

—Cállate —me imito

Caminamos otros minutos en silencio.

—Así que Gael de Jesús Antonio —dije recordando el nombre por el que lo había llamado su abuelo, ya podía ver la casa de mi tío me quedaría ahí porque estaba cansada y no quería que mi rodilla sufriera las consecuencias.

—Creí que lo olvidarías —dijo torciendo la boca con disgusto.

—Es un nombre peculiar

—Es horrendo ¿tu no tienes un segundo nombre horrible?

—Tal vez, bien, me quedo por aquí —trate de decir adiós al gato, pero solo me gruño.

—Espero no verte por ahí

—Lo mismo digo Gael de Jesús Antonio

—Adiós

Después de contar a mi tío que me había caído, omití la parte donde gansos me perseguían, llame a mamá para contarle que me quedaría ahí.

El sábado llegué a casa e hice lo habitual en mi vida como ir a mi habitación ver alguna serie, leer un libro, ayudar a mamá, discutir con mi hermana y comer guayabas. Estaba decepcionada porque no había podido escribir ninguna línea para mi historia (la bruja no ayudo) y además mamá volvió a recordarme lo de mi tía.

El domingo solo fue una extensión del sábado y, el lunes estaba decidida a decirle durante la cena a mamá que aceptaba la oferta de ir con mi tía, pero cuando estaba a punto de decirlo me arrepentí, fui a dormir, me quedé dormida encima del computador que era lo habitual.

Cuando de repente sentí que mis pies hormigueaban me levante vi la hora, las 11: 30 pm, puse los pies sobre el suelo para ver si eso ayudaba, intente dormir de nuevo, pero no paraban de hormiguear, cuando eran las 11: 50 pm se intensifico y como si mis pies tuvieran vida propia y estuvieran desesperados empezaron a caminar y recordé las palabras de la bruja

Nos vemos el lunes —había dicho con seguridad

Entonces a la mitad de la noche, en pijama, con un frio que me calaba los huesos, más confundida que Adán el día de la madre y sin zapatos comencé a caminar hacía la casa de aquella bruja que al parecer no era un fraude.



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En el texto hay: humor, adolescente, brujas

Editado: 29.08.2021

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