Dónde Habitan Los Ángeles - Claudia Celis

Capítulo 8 - Mi Nueva Casa: San Miguel

Mis tíos me inscribieron en una escuela en donde la directora era amiga de mi tía Chabela, para que pudiera continuar el año escolar que había empezado en el pueblo, era primero de primaria.

Me compraron uniformes, ropa y juguetes y cambiaron la decoración del cuarto de visitas.

“¿Te gustan las colchas, Panchito?”

Me preguntó mi tía en cuanto terminó de cubrir las dos camas individuales con una tela suave y esponjosa, estampada con bicicletas rojas y amarillas.

“¡Están padrísimas!”

Le dije y me eché un clavado en una cama.

De pronto, un extraño sentimiento me invadió.

Como cuando estás a punto de destapar una caja y no sabes lo que contiene.

“¿Ya me voy a quedar a vivir aquí?”

Escuché mi voz extraña, como si hubiera salido desde el fondo de mi cuerpo.

Mi tía se sentó junto a mí y me cogió la mano.

“¿No te gusta estar con nosotros, mi amor?”

Noté cierta angustia en su voz.

Reflexioné un momento y luego le respondí:

“Sí, sí me gusta... Pero extraño a mi mamá.”

Ella me miró muy raro.

Su mirada encerraba ternura mezclada con tristeza y lástima.

Me jaló del brazo, me sentó en sus piernas y me abrazó.

Yo traté de adivinar en el fondo de sus ojos qué era lo que pasaba.

Pensé que algo me ocultaba.

Un gran miedo me asaltó.

“¿Le pasó algo a mi mamá?”

El recuerdo de aquel salón lleno de flores, la caja plateada y la cara seria de mi papá pasó por mi mente a toda velocidad.

Sentí en el pecho una opresión que me asfixiaba.

“Claro que no, mi amor.”

Me respondió de inmediato.

“¿Por qué piensas eso?”

“Pues como no vino por mí después de las vacaciones, como me había prometido, y casi no me ha hablado…”

“No pienses cosas, mi vida.”

Me dijo acunándome en sus brazos.

“Tu mami está muy bien sólo que muy ocupada. Eso es todo…”

Hacía dos meses que había llegado a San Miguel y sólo había recibido tres llamadas de mi mamá.

La primera, sólo me saludó de prisa y me dijo que le pasara a mi tía.

Con ella estuvo hablando un buen rato y luego le pidió que le pasara a mi tío, con quien habló otro tanto.

Las dos siguientes se portó conmigo muy cariñosa, aunque platicamos muy poco porque estaba ronca; tanto que parecía ser mi tío Tacho quien estaba al otro lado del teléfono y no ella.



#150 en Joven Adulto
#1193 en Otros
#8 en No ficción

En el texto hay: ficcion

Editado: 17.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.