Dónde Habitan Los Ángeles - Claudia Celis

Capítulo 11 - Mi Primer Trabajo

Yo estaba en el patio de atrás jugando con el Rorro.

“Peque, usted no puede abandonar los estudios.”

Era la voz de mi tío.

“¿Cómo sabe que los voy a dejar, tío?”

En la voz de la Peque se notó la sorpresa.

“Escuché accidentalmente, desde luego.”

Aclaró de inmediato, lo que estaba platicando hace un momento con su tía.

“Por eso le pedí un cafecito, para hablar con usted.”

“En mi casa hay problemas económicos.”

Empezó a explicar mi prima.

“Mi papá no está enterado sobre mis intenciones de dejar la escuela.”

Le advirtió.

“Usted sabe que él no estaría de acuerdo con que yo dejara de estudiar, así que por favor no le vaya usted a decir nada... yo voy a buscar trabajo y…”

“Le propongo algo, Peque.”

La interrumpió.

“Si usted está de acuerdo, yo la voy a emplear.”

“¿Usted?”

Dijo sorprendida.

“¿Y cuál sería mi trabajo?”

“Su trabajo sería terminar sus estudios. Yo le asignaría un sueldo mensual, que variaría según sus calificaciones. No podría reprobar ninguna asignatura pues quedaría despedida de inmediato. ¿Acepta?”

“¡Claro que sí, tío!”

Aceptó la Peque de inmediato.

“¿Puedo ir a contárselo a mi tía?”

“Si, Peque, vaya. Le aseguro que ella se quedó muy preocupada.”

Mi tío estaba tomando su café muy tranquilo cuando yo entré en la cocina y me senté a su lado.

“Tío.”

Le dije.

“¿No tendrá un trabajo para mí como el que le va a dar a la Peque?”

“Bueno, bueno, Panchito.”

Me miró con dureza.

“Ya veo que usted escucha conversaciones ajenas... pero no importa.”

Agregó.

“A veces yo también lo hago, desde luego sin querer.”

Aclaró rápidamente.

Quedó pensativo unos momentos, luego me dijo:

“Pues mire, ahora que lo menciona, creo tener el trabajo ideal para usted.”

“¿De veras tío?”

Le pregunté incrédulo de lo que estaba escuchando.

“De veras, sobrino.”

Afirmó con seriedad.

“Mire, usted tendrá que estudiar mucho, sacar las mejores calificaciones de su clase para que yo lo pueda emplear, sólo que su puesto será de meritorio. Meritorio... meritorio…”

Quise reconocer la palabra.

“¿No es como los muchachos que están de ayudantes en el despacho de mi padrino Pedro?”

“¡Exactamente!”

Aprobó satisfecho.

“¿Y mi sueldo?”

“Mjjj-mjjj.”

Se aclaró la garganta.

“Bueno, su sueldo será más bien simbólico, como el de todo buen meritorio. ¿Cómo le explicaré?... Será casi nulo... más bien nulo, pero usted será mi colaborador más cercano.”

Agregó inmediatamente.

“El de más confianza, el más estimado... ¿Acepta el empleo?”

“¡Claro que sí, tío!”

Respondi feliz.

“¡Gracias! ¡Muchas gracias!”

Todo el día anduve con la sonrisa en la boca.

¡Mi primer trabajo!

¡Qué emoción!

La sonrisa desapareció cuando le pregunté a mi tía el significado de las palabras simbólico y nulo.



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En el texto hay: ficcion

Editado: 17.08.2024

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