Donde Nadie Nos Encuentre

Capítulo 21: “Mudarse sin despedirse”

Desde temprano, Libre olía a pintura fresca y pan recién hecho.
Había cajas por todos lados, ropa doblada con más cariño que orden, pinceles envueltos en toallas y libros marcados con etiquetas hechas a mano.

Era día de mudanza.

Pero no se sentía como una despedida.
Se sentía como una pequeña fiesta.

Lucía fue la primera en llegar, con su clásico moño torcido y una libreta llena de recordatorios.

—Tú vas a olvidar la cafetera —le dijo a Yoon apenas entró.
—Ya la empaqué —respondió él, sonriendo.
—No la enchufaste para ver si aún sirve.
—Tienes razón… otra vez.

Lucía se reía como quien sabe que algo importante está pasando.
Porque no solo estaban ayudando a empacar: ella iba a quedarse al frente de Libre.

—Fuiste la primera en llegar —le dijo Axel mientras enrollaba uno de sus pósters favoritos—. Y confío en ti más que en nadie.

Lucía no lloró.
Solo le agarró la mano y le dijo:

—Tú construiste esto para que más personas pudieran creer en sí mismas. Ahora es mi turno de cuidar lo que hiciste… mientras tú vas a crear algo nuevo allá.

Dante ayudó cargando cosas más grandes.
Paula armó una caja de “emergencias emocionales” con té, galletas y dibujos suyos.
Abril les regaló un cartel que decía:
"Este hogar tiene arte, amor y memoria."

Entre bromas, risas y algunos abrazos que duraban más de la cuenta, los amigos llenaron el pequeño camión que Axel y Yoon alquilaron.

Lucía organizó un último almuerzo en Libre.
Todos se sentaron en el suelo, comiendo con las manos, riendo por las anécdotas vividas.

—¿Se acuerdan cuando Dante tiró toda la pintura azul sobre la computadora de Axel? —preguntó Abril.
—¡Fue culpa de Yoon! ¡Se tropezó conmigo!
—¡Yo solo estaba escapando de una cucaracha! —se defendió Yoon entre carcajadas.

Axel los miraba.
Con amor. Con nostalgia.
Pero también con una certeza: nada de eso se iba a perder.

La casita azul los esperaba.

No era lujosa.
Pero cuando pusieron la cafetera vieja, los libros mal acomodados y colgaron la primera foto de ambos en la entrada, ya era hogar.

Esa noche, Lucía mandó un mensaje:

“Libre está bien. Los niños preguntaron por ti, pero ya saben que volverás mañana.”

Yoon respondió:

“Siempre volveremos. Pero ahora también tenemos un lugar donde quedarnos… tú y yo.”

Axel lo leyó sobre su hombro.
Y lo abrazó por la espalda.

—Gracias por creer que podíamos llegar hasta aquí —le dijo.

—Gracias por no soltarme nunca —respondió Yoon.

Mientras se acostaban por primera vez en su colchón nuevo, en su cuarto con techo bajo y lámparas prestadas, Yoon susurró:

—Esta casa no es perfecta. Pero contigo… todo tiene sentido.

Axel le acarició el rostro.
Y en la penumbra tranquila de su primer hogar, le respondió:

—Tú eres mi hogar.
Y siempre lo vas a ser.



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En el texto hay: superacion union, romancejuveniel, lgbt+

Editado: 16.07.2025

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