Donde Se Esconden Las Mariposas

POR UN BREVE SEGUNDO

Trató de contenerse

En aquel instante, no sabía lo que me estaba pasando. Era como si los recuerdos de nuestra juventud me arrastraran con fuerza, envolviéndome en una tormenta de emociones que no podía controlar. Samuel, con su rostro lleno de angustia y arrepentimiento, me cogió la mano, apretándola con la misma suavidad de antaño, como si intentara detener el tiempo, como si no quisiera que lo que estaba a punto de suceder se hiciera realidad.

Trató de contenerse, de no cruzar la línea que nos había mantenido a salvo durante tantos años. Lo vi en sus ojos, en el temblor de sus labios que parecían querer acercarse y, a la vez, resistir. Pero yo... yo no pude.

Antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, me incliné hacia él y lo besé. Fue un beso corto, pero intenso, cargado de todo lo que habíamos reprimido durante tanto tiempo. El mundo desapareció a nuestro alrededor. Por un breve segundo, no existía Fran, ni la traición, ni el dolor. Solo Samuel y yo, en ese instante.

Pero cuando nos separamos, la realidad nos golpeó de vuelta.




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