A las nueve y treinta de la mañana del día siguiente, el teléfono de la oficina del colegio sonó, rompiendo la calma de la mañana. La secretaria contestó, esperando una llamada rutinaria de padres o proveedores. Pero la voz al otro lado de la línea era diferente. **Anónima, baja y ligeramente distorsionada**.
—Quiero hablar con la directora —dijo la voz, sin titubear.
La secretaria frunció el ceño, sorprendida por el tono y la frialdad de la persona al otro lado del teléfono. No era común que alguien pidiera hablar con la directora tan temprano y de manera tan directa.
—¿De parte de quién? —preguntó, intentando sonar profesional.
—No importa quién soy —respondió la voz, cortante—. **Es sobre algo que pasó anoche en el instituto**.
La secretaria sintió un escalofrío. Su mano tembló ligeramente mientras transfería la llamada al despacho de la directora. No tenía idea de lo que venía, pero algo en esa llamada no se sentía bien.
Editado: 05.10.2024