Paulina podía sentir el viento en sus alas.
Paulina estaba sumergida en su nueva lectura, un fascinante libro de fantasía que hablaba de **mariposas azules mágicas**. En las páginas, estas criaturas etéreas se enfrentaban a un ser maligno que amenazaba su hogar y su existencia.
A medida que leía, su imaginación volaba, imaginando cómo las mariposas luchaban valientemente, ocultándose en los rincones más oscuros del bosque, mientras vigilaban a sus propias crías en medio de tormentas que rugían como dragones.
El relato la transportaba a un mundo donde la magia era real y cada página la envolvía en un manto de asombro y aventura. **Paulina podía sentir el viento en sus alas**, el pulso del miedo y la determinación de las mariposas que, a pesar de los peligros, nunca dejaban de luchar por su hogar. La historia era un refugio, un escape de la realidad, donde los desafíos se enfrentaban con valentía y cada crisis se convertía en una oportunidad para crecer.
Sin embargo, en el fondo de su mente, una inquietud latente comenzaba a burbujear. **No podía ignorar lo que había escuchado en la escuela**, los susurros sobre algo que había pasado la noche anterior.
Pero en ese momento, el mundo de las mariposas parecía mucho más atractivo que enfrentar sus propios problemas
La llamada de su madre rompió el hechizo del mundo de fantasía en el que Paulina estaba sumergida. El sonido del teléfono interrumpió la calma y la llevó de regreso a la realidad. **Una oleada de ansiedad recorrió su cuerpo**.
—Paulina, tenemos que hablar —dijo Oriana, su voz tensa y decidida—.
—Ya me he enterado, mamá —respondió Paulina, sintiendo que el peso de la situación se asentaba sobre sus hombros.
**El tono de su madre le dejó claro que no se trataba de un simple problema cotidiano**. Había algo serio en juego, algo que la alejaba de su mundo de mariposas azules y enfrentamientos épicos contra seres malignos. La chispa de magia en sus ojos se apagó lentamente, dejando solo la preocupación en su lugar.
—¿De qué hablas? —preguntó Oriana, sintiendo cómo el corazón le latía más rápido—. ¿Cómo te enteraste?
—He estado escuchando los rumores en la escuela —dijo Paulina, su voz un poco más firme—. **¿Es verdad que encontraron algo en mi taquilla?**
Oriana suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza.
—Sí, cariño, pero necesitamos aclarar lo que realmente pasó. No puedo permitir que esto afecte tu futuro.
Paulina se sintió atrapada entre el deseo de defenderse y la necesidad de proteger a su madre de la verdad. La conversación que iba a tener con ella sería diferente a cualquier otra, y la realidad empezaba a sentirse más pesada que las tormentas en su libro.
Editado: 05.10.2024