¿dónde Te Encuentro?

Sueños

Alice

¿Nunca han soñado con la misma persona, una y otra, y otra, y otra vez? ¿Nunca han tenido sueños similares, que parecen tan relaes hasta que despiertas en tu mundo de nuevo?

Pues déjenme decirles que son los peores, y más si se repiten por un año entero. Siempre es lo mismo, los árboles de diferentes colores adornando el bosque y haciendolo cobrar vida, luego ella aparece, tan esplendida como siempre y sonriendo aunque todo sea mentira. El final siempre varía dependiendo del día.

Y aún me sigue sorprendiendo que observando las copas de colores vívidos en el balcón de su habitación no pueda alejar el sentimiento que oprime mi pecho al saber que aparecerá en cualquier momento detrás mío. Con el tiempo he aprendido a que es eso lo que hace que mi subconsciente la traiga  a mis sueños, cada que la extraño, vuelve, y lo hace más doloroso cuando despierto, porque sé que no es real.

—¿Admirando el paisaje de nuevo?— volteo al escuchar su voz, se ve impecable vestida con sedas blancas que rozan el suelo, su cabello corto y un rubio perfecto que brilla con los últimos rayos del sol.

—Es lo único diferente, supongo—contesto en un susurro. Se acerca a mí, posa una mano sobre mi hombro y me voltea ligeramente hacía el bosque, algo cambió. Ahora un riachuelo se encuentra cruzando en medio del bosque, se ven pequeños peces saltando en el agua cristalina y unas pequeñas rocas blancas en los bordes.

—Sabes— tranquilidad, así se oye. Ahora sé como terminará esto—, cuando me encuentres, podré enseñarte todo esto. Supongo que habrá cambiado un poco desde que me fui.

—¿Eres feliz en donde te encuentras?

—No.

Una respuesta tan seca como la pregunta.

Espero, y sigo esperando el final del sueño, sé como terminará y no es fácil volver a vivirlo aunque sea una mentira.

Al principio decía que los sueños eran reales, algún mensaje que ella quería mandarme, que seguía merodeando en el limbo en espera de que vaya a buscarla de una forma sutil, y sin alarmar a nadie. Pero no funcionó y terminé alarmando a la única persona que se preocupaba por mí y podía verme a los ojos iguales a los de ella. Mi madre también se había preocupado, pero no más de lo necesario.

Toma mi muñeca con fuerza y me atrae hacia ella para que la abrace, nunca quise abrazarla en un sueño porque lo haría más difícil al despertar.

Lucho contra su agarre y me libero de ella. No quiero sentirla de nuevo, no estoy lista aún.

Ella me observa, triste por lo que acabo de hacer, pero no adolorida por la gran herida en su abdomen que mancha la gran parte de su vestido de rojo. Una herida causada por una cuchillo a las tres de la madrugada en un callejón de mala muerte. Ninguno de nosotros sabía que hacía ella allí a esas horas, todos creíamos que estaba durmiendo.

Me deslizo hacía abajo contra una columna hasta chocar contra el piso, mis lágrimas se mezclan con la sangre en el suelo, su sangre. Ella se acuclilla frente a mi, su cabello antes peinado esta desprolijo y sus manos llenas de su propia sangre.

—Cuando me encuentres, prometo contartelo todo.

—Lo sé, lo dices siempre.

Al abrir los ojos no puedo mantenerlos por mucho tiempo así hasta que vuelvo a cerrarlos en menos de un segundo. Es el típico cansancio que te da luego de dormir demasiado.

Primer día de vacaciones, te amo. Y te odio a la vez. ¿Por qué tienes que alejar a todos mis amigos del país? Y a mi madre también.

Definitivamente este verano no será el mejor para mí, comenzaré. Mis cuatro mejores amigos desde siempre, absolutamente todos, al parecer todas las familias conspiraron para irse a países completamente alejados uno de otros de vacaciones. Tamara, se encuentra en las Bahamas; Luke, esta en México; Sam, en Japón y la chica a la que más echo de menos, Laila, esta en Alemania. ¡Y lo mejor de todo! Ninguno tiene aparatos electrónicos con los cuales comunicarse. ¿Cómo no amar a sus familias? ¡Por cierto! Como olvidarme de mi madre la cual se encuentra en Bora Bora con mi tío Donnovak, con casi cero señal y cero internet, prácticamente me dejaron sola, bueno, casi sola.

—¡El desayuno esta listo, floja!

Mi hermano, dos años mayor, Tyler.

El único el cual se encarga de mantenerme sin hambre mientras mamá no esta. Y también el que se encarga de despertarme antes de las diez de la mañana para "aprovechar el día". Nuestra distribución es simple cuando mamá no esta, el cocina y yo meto en el lavavajillas los utensilios sucios y luego los quito, y solo limpiamos la casa cuando se encuentra realmente sucia, no cuatro veces por semana como lo indica mamá en la nota.

—¡Se enfriará y con lo especial que eres no lo haré de nuevo!— vuelve a gritar mientras da golpes a la puerta.

—¡Iré enseguida!

Mi estómago gruñe, señal para levantarme y cambiar mi pijama por algo medianamente decente dado por el hecho de que no saldré a ninguna parte, o tal vez salga a correr. No lo sé. Dejaré ese problema a mi yo del futuro.

Bajar las escaleras solo en calcetines tiene sus desventajas obvias, no existe una alta probabilidad de que siempre suceda pero, mi mala suerte opina lo contrario y me lo demuestra cuando resbalo en el último escalón y caigo al piso con mis brazos evitando el choque de mi cara contra el suelo. Suelto un gemido de dolor al sentirlos raspados y doy la vuelta, quedando tendida en el suelo boca arriba.

Podría quedarme aquí todo el día.

—¿Cuántas veces te he dicho que no corras con calcetines?

Era demasiado bueno para ser verdad.

—Ninguna. ¿Me ayudas a levantarme?

Se le escapa una risita y me tiende su mano, la tomo y sin hacer mucho esfuerzo me levanta del suelo.

—Gracias, hermanito.

—Cuando quieras, hermanita.

Entro la a cocina y el olor a wafles y café inunda mis fosas nasales. Tomo asiento frente a mi taza favorita que tiene impresa una foto mía junto con mis amigos, regalo de mi décimo cumpleaños. Mi décimo cumpleaños en donde cierta persona me hizo una promesa, una tonta promesa para él en ese entonces y creyó que yo no recordaría. Acomodo ambos codos sobre la mesa y apoyo mi mentón sobre mis palmas abiertas, observando a mi hermano que se encuentra apoyado sobre la encimera enfriando su café, una gran sonrisa sale inconscientemente de mis labios, al verme, me señala con su mentón y me mira confundido.



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En el texto hay: hermanos, aventura, magia

Editado: 28.04.2020

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