Tómate Pecoso y Sardina

Alice

—Hey, dormilona, despierta—alguien susurra mientras me mueve. Hago un gruñido.

—Olvidalo, déjame dormir—intento golpearlo pero es en vano.

—Te dejaría dormir, pero son las once de la mañana.

Abro mis ojos tan rápido como escuche esa frase y miro por la ventana, aún es de noche. Miro mi teléfono. Las dos de la madrugada.

—¿¡Por qué perturbas mi sueño!?

—Porque tenemos cosas qué hacer.

—A las dos de la madrugada, ¿Qué es tan importante qué no puede esperar hasta la mañana?

—La operación Tomate Pecoso y Sardina. Y ponte ropa negra, completamente, y que sea comoda.

Me levanto de la cama y echo a Tyler de mi habitación. Solo lo hago porque no me ha dicho qué es todo esto y de verás tengo curiosidad.

Bajo las escaleras y me encuentro con Tyler en el umbral de la puerta con dos mochilas, también de color negro. Creo que tengo una idea de lo que haremos y no me gusta para nada.

—¿Qué hay en las mochilas?

—Cosas que nos servirán durante el transcurso de la noche—se encoge de hombros restandole importancia.

—¿Se puede saber qué haremos?

—Te lo explicaré en el camino, vamos.

Lo sigo hasta el auto y ambos entramos en el. Ni siquiera se por qué lo hago, no quiero allanar una casa y terminar en prisión.

Pasamos la mitad del camino en silencio hasta que decido hablar.

—¿Dónde has estado durante estas tres semanas?

—¿Acaso no sabes leer? Estaba preparando la operación Tomate Pecoso y Sardina.

—¿Y qué es todo eso?

—Bueno, supongo que recuerdas lo último que dijimos antes de que desaparezca.

—Si, dijiste qué no haríamos nada ilegal, y parece que es justo lo que estamos haciendo.

—¡Oye! No me culpes, tu eres la que quiere ir por el camino difícil. Ya te acostumbraras.

—¿Espera? ¿Qué?¿ Cómo que "ya te acostumbraras"? ¿Acaso tienes otra cosa ilegal por hacer? Sin mencionar que probablemente yo también este involucrada.

—Solo una más.

Cuando Tyler detiene el auto en frente de un edificio abre una de las mochilas y me pasa una gorra y guantes negros.

—¿Cómo sabes qué no estará en su apartamento?

—He dedicado tres semanas de mi vida a vigilar los pasos de Miller, Johnson y Smith. Una semana para cada uno, ya me se sus rutinas diarias y ahora mismo Miller esta en el hospital visitando a madre ¿Entramos?

—¿¡Solo una semana para cada uno!? ¿Cómo sabes que no van a variar?

—No grites—me da un golpe en la cabeza y yo se lo devuelvo inmediatamente—. No creo que una semana sea suficiente, pero es algo. Además, no quiero dejarte tanto tiempo sola sin mamá en casa. Entraremos y si tenemos suerte, una semana basta.

—¿Cómo entraremos? No tenemos llaves y hay tres guardias se seguridad en la puerta

—¿Qué te hace pensar que entraremos por la puerta principal? Entraremos por la trasera, con estas—dice mientras me muestra un montón de llaves—. Él vive en el quinto piso, habitación número 19.

No puedo creer que acepte hacer esto, ni siquiera sé que tiene preparado con los otros dos.

—¿Quién te dijo que acepté ir?—miento—Que yo sepa nunca confirme mi participación en esto.

—¿En serio vas a empezar de nuevo? Vamos, no tenemos tiempo. Tenemos 30 minutos para entrar, buscar el collar y largarnos ¿Entiendes?

—Lo entiendo perfectamente, pero yo te esperaré aquí.

—¡Alice porfavor! No calculé el tiempo de esta estúpida discusión, es más, ni siquiera calculé una discusión. Sal del auto y ponte las cosas—dicho esto, sale del auto con los guantes y el gorro puesto.

Ya que, no tengo otra opción.

Termino de ponerme la gorra y los guantes y noto que Tyler esta con tres personas más vestidas igual que nosotros ¿Es en serio? ¿Cómo consiguió más gente para esto? Da igual, mientras más seamos, más rápido terminaremos y saldremos de este lugar.

Si, saldrán de este lugar para ir a otro y hacer exactamente lo mismo.

Me acerco a ellos e inmediatamente los reconozco. Me abalanzo sobre mis dos mejores amigos y los abrazo, ellos me lo devuelven.

—¿¡Cómo es posible que estén aquí!? Pensé que vendrían dentro de un mes— grito en un susurro, lo último que quiero es que nos atrapen.

—Era una sorpresa, supuestamente iríamos a tu casa por la mañana y pasaríamos el día allí—comienza Sam.

—Pero tú genial hermano nos dijo este asombroso plan y nos unimos—continuó Luke.

—¿Genial plan? Desde cuando allanar un departamento.. Saben que, olvidenlo.

—Bien, bien, ya se encontraron, ahora ¿Podríamos entrar y buscar lo que sea qué quieren?—se queja Alex.

—¿Espera? ¿Qué? ¿Cómo es que aceptan hacer algo de lo que no tienen ni idea?- si les soy sincera, no me sorprende que hagan eso, vamos, son hombres.

—A ver chicos—exclama Tyler ignorando mis preguntas—. Buscamos esto—nos muestra el dibujo que hice del collar de Lisa el día que "llevamos" a Omptex a casa—. Solo tenemos treinta minutos para entrar y buscarlo, asi que, en marcha.

Tyler busca entre todas las llaves que tiene la que abre la puerta trasera, después de dos intentos logra abrirla y entramos despacio y sin hacer ningún ruido. Subimos por las escaleras al quinto piso y llegamos a la habitación número 19. Alex abre pone la llave en la cerradura y esta cede, entramos y...

Esto no es lo que pensabamos. Todos nos quedamos sorprendidos y confundidos al mismo tiempo. Aunque por mi parte hay enfado dirigido hacía mi hermano.

—¿No que estaría con su madre?—le reclamo a Tyler—¿Qué se supone que haremos ahora?

—Cállate, no querras despertarlo. Solo, busquemos sin hacer ruido.

Y así lo hacemos, Tyler y Sam se quedan en el salón buscando, Luke y Alex van al pasillo y yo a la cocina.

Entro en la cocina y es repugnante ¿Cómo es que un ser humano pueda vivir en estas condiciones? Hay como alrededor de una docena de platos sucios tirados en el fregadero, cuchillos, tenedores, y todos sucios, diría que no se lavan desde hace una semana. El piso esta más que sucio y pegajoso, y ni hablar del olor que desprende este lugar, es la combinación de algo putrefacto y alcohol, estoy segura que este último proviene de los vasos que están en la encimera con líquidos dentro.