Alice
—Alice—escucho que dice Tyler, pero mi cuerpo no responde a su llamado.
—Alice—esta vez habla un poco más fuerte, sigo sin responder.
—¡Alice!—choca ambas palmas frente a mi provocando un ruido demasiado fuerte, eso hace que mi cuerpo reaccione y lo mire.
—¿Si?—respondo, confundida.
—¿Estás segura de lo que viste?
—Créeme, no te lo contaría si no fuese así.
Hace unos minutos me encontraba corriendo a toda velocidad por las calles de la ciudad intentado procesar lo que acababa de ver. Ni siquiera se cómo llamarlo. Al parecer esa "cosa" era bastante lenta, la perdimos luego de correr unas tres calles, luego solo bajamos la velocidad hasta llegar a mi casa. En la puerta Will susurro algo que casi no pude oir, solo se que el comienzo de la palabra era con W. Luego de eso me dijo que entrará y me mantuviera lejos de la planta baja.
Me sentía en confianza con él, hasta ahora. De pronto mi mente empieza a recordar sus gestos, miradas, reacciones y palabras desde que desayunamos.
Primeramente, en la cafetería. Estaba con él y con muchas personas más alrededor, muchas acababan de pedir sus ordenes y otras apenas empezaban a comer, y de un segundo a otro se vacío. Según Will, había estado distraída, pero es imposible que el lugar se vaciara tan rápido, y luego volverse a llenar. Y lo que mas me sorprendió es que entré en una confianza absoluta al explicar lo que supuestamente había pasado. Yo no soy así.
Entonces, ¿qué pasó?
Segundo, el tono de voz que usó cuando el hombre obtuvo su orden, dijo "Mejor" como si él hubiera hecho algo para convencerme de que nada extraño estaba sucediendo. También sonó mas como una pregunta.
Tercero, cuando vimos a esa peculiar criatura en la calle. Su expresión era de horror y confusión, como si supiera qué era eso y no saber que hacía en plena calle.
Y por último, nadie en la calle se enteró de lo que pasaba. Eso si que no fue normal, era una criatura realmente alta, demasiado diría yo, pero no llegaba a los ocho metros de la bestia. Las personas seguían haciendo vida normal sin percatarse de que dos chicos estaban corriendo desesperadamente por sus vidas.
—¡Alice!—vuelve a hacer lo de las palmas—¿Algo que omitiste?
—No—miento—Estaba pensando en algo sin importancia.
—¿Estás segura?—pregunta, el cuidado no pasa desapercibido en su voz.
—No es nada importante— definitivamente lo es—. Si lo fuera te lo diría—me dirías que me aleje de él.
Y no es mentira, esa sensación de confianza que tengo cuando estoy cerca de él, no puede ser real, ya que desaparece cuando está lejos de mi.
—Bien—asiente no muy seguro—. Saldré por unas horas, así que, porfavor no quemes la casa usando el microondas.
—No te prometo nada, hermanito—sonrió inocente. Ríe ante mi comentario y se va.
Entro al baño y me tomo una ducha, trato de relajarme, pero no lo consigo, y dudo mucho que alguna vez pueda conseguirlo. Desde ahora en más, cada que este con Will estaré alerta.
Pero no puedes.
Me es imposible, cada que estoy cerca de él, una sensación de confianza incontrolable entra en mí y siento que puedo contarle absolutamente todo. Pero se va tan rápido como entra cuando él desaparece.
Oigo que tocan el timbre y voy a abrir la puerta.
—¿Por qué no usaron la llave?
—Ehh—comienza la chica castaña—. No estaba—dice con obviedad.
—Intentamos cuatro veces, incluso Laila intento desarmar el maldito timbre, pero le dije que probablemente nos matarias.
—Ya cállate, te dije que era la mejor opción. ¿Y si se quedo atascada?
—¡Esperen!—reacciono luego de entender lo que dijeron—¿Cómo que la llave no está?
Voy hacia el timbre y lo toco cuatro veces sin despegar mi dedo del botón. No sale.
Tal vez si este atascada.
Vuelvo a intentarlo. Tampoco sale. Mi desesperación cada vez aumenta más. Si mi madre se entera de que perdí esto probablemente me reviva para volver a matarme ya que estoy segura de que mi hermano lo hará primero.
Parece una estupidez, pero esa maldita llave de repuesto es algo así como un tesoro para mi madre y hermano. Lisa la hizo para que, cuando regresemos tarde mamá no se enterase, y funcionó, vaya que funcionó. También es invaluable e irremplazable, y no lo digo por toda esa cursilería. No. Literalmente es irremplazable. De tantas veces que la usamos el color oro se fue destintando y la parte ovalada esta un poco herrumbrada. Y eso no puede clonarse.
Pero si falsificarse.
—Tenemos que hacer una copia—admite Tamara—. ¿Alguien más lo sabe?
—Esa pregunta es bastante estúpida. ¡Claro que nadie lo sabe! Sino, esta chica no estaría así—exclama Laila señalandome.
—Vayamonos ahora antes de que mi hermano vuelva y se de cuenta de que no este—observo el interior de la casa y veo la llave original sobre un mueble. Voy hacia ella y la tomo.
—Andando.
Lo que más odio de vivir en una ciudad grande es que cuando más apurado estás, la ciudad entera conspira en tu contra para que tardes mas de lo que esperas.
La cerrajeria esta cerca de casa, podríamos haber venido caminando pero Laila insistió en venir en auto.
Luego de 20 largos minutos buscando un lugar donde aparcar, nos bajamos del auto y caminamos hacía el local.
—Buenos días—nos dice un hombre de edad avanzada al entrar—. ¿En qué puedo ayudarlas?
—Buenos días, necesitamos dos copias de esta llave—la pongo sobre el mostrador—. Por favor—finalizo con una sonrisa.
—Claro. ¿Esperarán o vuelven luego?
—Esperamos—se me adelanta Tami.
—¿Cuánto tardará?—pregunta Laila.
—No mas de diez minutos.
El hombre desaparece detras de unos muebles lleno de piezas metálicas desgastadas. Luego de unos segundos un sonido chirriante empezó a sonar haciendo que mis oidos sufran, esto es la peor tortura que puede haber.
Editado: 28.04.2020