¿dónde Te Encuentro?

Descubierto

Alice

—¡En serio, ya basta! ¡No puedo creer lo insoportable que te pones cuando quieres algo!—exclama mi hermano exasperado mientras coge las llaves de su auto y sale por la puerta, yo lo sigo.

Me encogo de hombros—Siempre consigo lo que quiero, y esto no será la excepción—respondo con tranquilidad mientras entro al auto.

Estamos camino al aeropuerto para recoger a mi madre y al tio Donnovak, por fin hoy han vuelto de su viaje. Mamá me había llamado para comunicarme de que su vuelo aterrizaba a las cinco de la mañana y estarían en casa a eso de las siete, y que no hace falta que vayamos a recogerlos, pedirían un taxi y listo, pero no la deje hacerlo. Es por eso el buen humor de mi hermano, se tarda aproximadamente dos horas en llegar al aeropuerto desde casa. Ayer fue su cumpleaños, por lo tanto, estuvo fuera  de casa a partir de las doce del mediodía, y volvió a las dos de la madrugada, y bueno, lo desperte media hora después para salir de casa e ir al aeropuerto.

—¿Por qué mierda me despiertas si ella ha dicho que no necesita que la traigamos?—me había reclamado en  el momento que abrió los ojos.

—Porque necesito respuestas.

—¡Es que no sabes esperar!

—¡He esperado diez días!

—¡Dos horas más no te harán nada!

—¡Si lo harán, vamos!

Estuve tirando de él por veinte minutos hasta que al fin se rindió y pasó lo de antes.

No podía esperar ni un minuto más para saciar mis dudas, necesitaba saber si mamá sabía o no sobre los diarios ocultos en su habitación. No desconfío de ella, es mi madre, no nos ocultaria algo sobre Lisa, pero de igual modo necesito asegurar todo.

No pude revisar los estúpidos diarios ya que Tyler los escondió por alguna parte de su habitación, él queria que lo revisemos los dos juntos y que no haríamos nada hasta que mi voz este normal, ya que según él, no puedo estar más de dos minutos sin abrir la boca cuando se trata de algo que me importa. Lo peor de todo: tiene razón.

Intenté buscarlos, y de verás que intenté, cada que el salía o no estaba en su cuarto yo entraba y revisaba por todas partes hasta que él se daba cuenta y luego me echaba entre risas de ahí, no lo encontre por ningún lado.

Espera.

—¿Puedes dejarme en casa?

—¿Qué? No, ni lo pienses.

—Vamos, no estamos tan lejos, adem—

—¿Por qué tu repentino cambio de opinión—se detiene en un semáforo en  rojo y me observa—. ¿No que querías respuestas?

—Si pero, ya sabes, estara muy cansada como para responder.

—¿Entonces por qué me despertaste diciendo "necesito respuestas"?

Ruedo los ojos y me doy por vencida. No se lo diré, ya se dara cuenta luego.

—Verde—le aviso cuando el semáforo indica que podemos avanzar.

Luego de cinco minutos otro semáforo nos detiene.

—Tiene que ser una maldita broma—gruñe Tyler.

—Es el karma, hermanito—digo por lo bajo, pero él lo escucha y se voltea a verme con una sonrisa de suficiencia.

—Veo que te has dado cuenta de que perdiste todo tu tiempos buscando en mi habitación—tono arrogante, sonrisa de suficiencia, definitivamente se esta divirtiendo con todo esto.

—Podría haberme quedado en casa y no perder dos horas.

—Pues ahora serán cuatro—sonríe y me da un ligero toque con su dedo índice en mi nariz.

—Debi haberme dado cuenta antes—murmuro, me cruzo de brazos y miro al frente.

—Tranquila, es normal—lo miro confundida—. Tanta obviedad no cabía en tu pequeño cerebro de rubia—bromea

Abro la boca haciendome la ofendida- seamos sinceros, a mi también me causó gracia- y él solo rie más fuerte, no mentiria si digo que yo también lo hago, su maldita risa es contagiosa. El semáforo se cambia a verde y una persona detrás de nosotros toca su bocina.

—¡Pasa por arriba, idiota!—le grita mi hermano desde la ventanilla, lo que me hace reír aún más. Asi es, Tyler puede ser un poco muy agresivo cuando conduce.

En lugar de ir a una velocidad normal, Tyler va lo más despacio posible para hacer enfadar aún más al hombre- o mujer- que tocó la bocina, y que ahora bombardea con el incesante sonido de la misma. A veces parece un niño, y me haría gracia lo que está haciendo ahora, pero son las tres de la mañana y apenas me soporto a mi misma.

—Podrías dejar de provocar a la persona que esta detrás nuestro, el sonido esta a punto de volverme loca.

—Vaya humos, hermanita—responde divertido, en la misma velocidad que antes—. Hace unos segundos estabas riendote.

—Y lo seguiría haciendo, de no ser por el sujeto que hasta ahora, no ha parado de hacer ruido.

—Puede adelantarme cuando quiera—se encoge de hombros.

Voy a responder pero mi teléfonos vibra en mis piernas, indicandome que alguien llama, observo la pantalla y veo que es mamá.

—Ya puedes ir yendo a velocidad normal, mamá me esta llamando y no es bonito tener ese sonido de fondo.

—Te salvaste—dice, acelera sin aviso y eso provoca que mi cuerpo se precipite hacia atrás, haciendo que el teléfono caiga al suelo entre mis pies.

—Ten más cuidado—gruño.

Recojo mi teléfono y veo que la llamada finalizó, marco su número de nuevo, atiende al primero tono.

~Hola, cariño.

-Hola, mamá. ¿Todo va bien?
 


 

~Bueno, casi todo. Han cancelado nuestro vuelo, no volvemos hasta mañana.
 


 

-Oh, y,¿qué ha pasado?
 


 

~Han cancelado todos los vuelos por el mal tiempo, supuestamente estará todo bien mañana, pero nada es seguro.
 


 

-Esta bien, pero ¿dónde se quedarán durante ese tiempo?
 


 

~Hay una especie de hotel dentro del aeropuerto, no te preocupes por eso.... Lo siento cariño, me gustaría seguir hablando, pero tu tio necesita ayuda con algo. Te amo, adiós.
 


 

-Te amo, adiós mamá, cuidense.
 


 

~También ustedes, mandale saludos a tu hermano.
 



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En el texto hay: hermanos, aventura, magia

Editado: 28.04.2020

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