Cardel no dejaba de mirar a su hijo con curiosidad y un poco de gracia. En verdad le parecía gracioso pues creía que por fin su hijo saldría de sus libros y vería la realidad de la ciudad. ー Deja de esquivarme la mirada ー dijo sonriendo. Tienes el gran honor de ser comandante de la ciudad. Espero que lo hagas como se merece esta buena ciudad.
ー La vuelta había sido lenta y aguantando las bromas de Moses ー Buenas mi señor comandante, tu comandante te saluda ー decía mientras le hacía cosas en el pelo a Dorn.
ー Estoy deseando que el comandante de su espectaculo con la espada como es tradición cuando es elegido ーrio de nuevo. ー Aprendería a usar la espada solo para cortarte la lenguaー replicó resignado.
Ese día comían un productor nuevo llegado del oriente del reino hecho con harina y forma alargada. El comerciante dijo que con aceite y ajo estaban deliciosos. No solo lo estaban, el aceite era buenísimo. Este venía de los campos que pertenecían a la familia desde hace dos siglos junto al castillo de Alastarza a menos de un día al galope desde la puerta este. Esta puerta era por donde llegaban primero las cosas por tierra antes y la más segura de la ciudad. No era la más rica, pues el puerto en la región oeste traía más riqueza y el sur tenía campos muy fértiles, pero desde luego era más influyente que el norte. ー Supongo que cuando terminemos iremos a la Torre del Lobo ー dijo a Moses que ese día comía con ellos junto a otros dos guardias cercanos al Registrador. Moses seguiría siendo el jefe de la guardía azul de Calder pero se ayudaría con Pita Ferán y el primo de Moses, Hermeres que le llamaban Sis, pues siseaba al hablar. ー Por supuesto, iremos los cuatro ー. Calder salió con ellos y se separó en la calle del Rey, con piedras blancas lisas, inclinada por los lados donde dos canales por lado quitaban el agua los días de lluvia. Llegaron a la Plaza Alta. Estaba situada en el centro de la ciudad, pero viéndolo en el plano estaba realmente más al sur. Su nombre no era casualidad, pues se podía ver gran parte de la ciudad desde ella, principalmente el puerto. Ahí se separaron y el Registrador prosiguió su camino con 3 guardias que les seguían desde que habían salido. La torre del Lobo no era muy alta, solo tres pisos para gente no demasiado alta pero con una planta muy grande, lo que la hacía perfecta como base para la guardia púrpura. La piedra era oscura y estaba muy desgastada. En las paredes había enormes ventanales que permitían la entrada de mucha luz cubiertos por barrotes enormes de hierro. La única puerta era poco más grande que las ventanas pero sólida como la piedra, una obra del famoso Gwin, el constructor, quien se le había apodado El Lobo hacía ya un siglo tras matar a un lobo grande como un oso para proteger a un grupo herido y hacerse una capa con su piel. Él mismo puso las piedras una a una con ayuda de los supervivientes de Guita. El primer piso tenía una enorme mesa con sillas cómodas y unos estantes en el lado que no tenía ventana. El segundo piso consiste en dormitorios, tantos como ventanas había y sirvieron para otros comandantes y sus oficiales antaño. El último piso era más un trastero. Estaba lleno de armas viejas, algunas conservan su filo, muchos libros apilados y cajas de madera con mas libros dentro. Arriba del todo, las vistas eran grandiosas pues el muro era bajo y liso. Tras una limpieza rápida, que a Dorn le pareció eterna, se sentaron los cuatro. Dorn estaba presidiendo la mesa en el centro de la parte más alargada. Él se había negado pero Sis insistió y Dorn no quería molestarle, pues sus enfados le parecían graciosos al oir un silbido involuntario que salía de Sis, lo cual enfadaba más al guardia. ー Ya lo hemos hablado en el camino, así que no hay nada que discutir. Sis cuidará de ti y Pita y yo gestionaremos… a tu padre.ー dijo Moses. ー Veo que no os voy a hacer cambiar de parecer, así que empecemos cuanto antes. El tema de kron, tienes mi firma, solo necesitas la tuya. Después, quiero los libros de cuentas ー dijo y Pita fue a por él. ー También quiero conocer a los oficiales, sobre todo a los alféreces y los capitanes. Hay que reorganizar las patrullas para evitar más desapariciones y por ultimo quiero ver como trabaja la guardia púrpura con mis propios ojos. ー Empezó a leer el libro que Pita había traído sin hacer mucho caso a Moses. ー Ten cuidado si vas a salir, pues a mucha gente no le ha parecido bien tu nombramiento y no tendrán reparo en hacerte dañoー advirtió. Moses tenia la cara llena de barba, que hacía que su cabeza pareciera redonda. Vestía siempre ropa azul y su larga capa le hacía parecer enorme. Sis era muy parecido a su hermano y era difícil distinguirlos por primera vez pero tenía los ojos azules como el cielo, a diferencia de los ojos pardos de Moses. Pita era diferente a la mayoría de hombres, era recto, de cara de pocos amigos que parecía siempre igual, hasta cuando reía. Era alto, suficiente para darse con el techo en la cabeza si saltaba. Vestía también de azul, pero un tono muy oscuro. En la noche se le confundia con un guardia negro si no se miraba bien. ー Veamos, qué es esto de gastos de necesidades masculinas ー preguntó Dorn sabiendo la respuesta y viendo como Moses se ponía nervioso. ーCosas que no entiendes ー dijo rápidamente. ーPues hay que reducirlo, los impuestos no van a estas cosas. Además, el gasto en comida y vino ya es muy elevado pero según las notas del último comandante se necesitan 100 armaduras nuevas y 40 espadas, además de tener otras 40 sin filo. ー dijo Dorn con tono agresivo. ーBueno, pero para eso estás tú ー dijo Pita con su voz grave y seca. ーNosotros tenemos más cosas que hacer. Seguro que lo solucionas todo sin problema ー dijo Moses saliendo con Pita rápidamente por la puerta. ー Puesss esstamoss ssolossー dijo Sis. Dorn se aguanto la risa y pensó si su problema no se arreglaría colocando el diente torcido que tenía.
La primera salida fue a la armería donde encargaron el material. Después bajaron hasta la puerta este, donde en el cuartel, Dorn habló con varios guardias. Eligió a dos que le parecieron de confianza. También se equipo con una camisa de cuero duro y una cota de malla. Decidió prescindir de llevar peto pues lo creía demasiado pesado y le molestaba llevar casco y cota para la cabeza. Llevaba un arco bueno y una aljaba y la espada corta con la que hacía tiempo su padre había encargado para practicar con Moses. Partió con la primera patrulla para ver la ruta y la rutina de los soldados. El primer problema que encontró fue la ausencia de calles estrechas. Sabía que los grupos grandes tendrían problemas para usar sus espadas, pero con dos guardias se podía pelear y el riesgo era bajo. Había que cambiar la forma de las patrullas, pues eran de diez en diez y todos miraban al frente. Cuando volvieron indicó los nuevos cambios. Los grupos deberían ir con dos hombres delante, el sargento en medio y detrás los otros dos hombres. Además, dos de los hombres llevarían un casco abierto que permitiera mayor visibilidad. La ruta cambiaba para adentrarse en zonas menos abiertas. También ponía a dos guardias por las calles más amplias. Estos podían tener una patrulla más laxa, pues estarían todo el día. Se les permitía beber como máximo 2 copas de vino y podían entrar a los locales siempre que quisieran. Algunos hombres se molestaron, sobre todo los que no llevaban casco. A otros les pareció bien el resto, sobre todo a los sargentos y los guardias permanentes, pues sus gastos estaban plenamente cubiertos. Una vez dadas las órdenes y mandado un mensajero al resto de cuarteles, partió con la siguiente patrulla. Vio las patrullas más seguras y cubrían más terreno (o por lo menos lo veían). Los días consecutivos, Dorn se levantaba temprano y hacia la primera ronda del día por la puerta este. Moses, Sis, Al y Vega le acompañaban. A veces Pita sustituía a Moses cuando no podía. Se pasaba las tardes leyendo libros que traía y cuadrando cuentas. Por la noche daba una vuelta para subir la moral de los guardias y siguiendo el consejo de su padre, comía con ellos. Para que sean fieles, debes crear vínculo con ellos, y qué mejor que la comida. Un par de días fue al local que frecuentaban sus poco amigos de su edad. En casa la novedad pasó rápido. Hara dejo de molestar a su hermano el tercer día y solo hablaba del tema con su padre para la gestión. La primera semana estaba previsto hablar ante los Representantes pero lo retrasaron a la segunda y solo ante los Registradores y El Protector. Dorn explicó las cuentas y los cambios. El más reciente era un sistema nuevo de mensajería que hacía que todos los cuarteles y oficiales se enteraran de todo en menos de 10 minutos. También había reducido el gasto un poco mejorando la eficiencia de pagos y contactando con los mercaderes locales para pagar un precio fijo por soldado. Todos salvo el Registrador del oeste estaba de acuerdo con la gestión, pues no había notado mejoría . El del norte había observado más seguridad y mayor afluencia de gente a los negocios de la zona por lo que no pudo objetar nada. El sur y el este no habían sufrido cambios importantes, salvo en las desapariciones y se tenía un registro exacto de las horas y lugares que frecuentaban la secta Kron. A pesar de las mejoras, omitió algunos problemas que consideraba menores pues a su padre no le habrían gustado. Un día en una reyerta en un bar, Dorn se personó. En un intento de poner orden, recibió un puñetazo que le tiró al suelo. Desde entonces mantenía las distancias. En otra ocasión estuvo cerca de recibir una puñalada de un ladrón que huía al cortarle el paso.Habían concluido que por el momento no suponían una amenaza para la seguridad de la ciudad. La reunión duró poco y Dorn se quedó para hablar con El Protector y un representante que había allí. Vitor Quevar era un hombre bajito, piel muy clara y regordete. Tenia el pelo rizado y de color anaranjado oscuro. Él había sido uno de los que apoyaran que se convirtiera en comandante. Su hermano era totalmente opuesto, alto, delgado y moreno. Además de no ponerse nunca de acuerdo en nada. Lo único que les unía era el pelo, distintivo de la casa Quevar. Dorn ya había superado que se le forzara a hacerlo y que se hablara mal de él durante su elección. ーDígame Representanteー. Me gusta lo bien que has dejado a la guardía chico… Con esa mirada matadora entiendo que no quieres mis halagos. Pues bien, iré a la cuestión. Me preguntaba si me puedes asignar dos guardias en mi casa, pues temo por mi seguridad desde que aprendisteis al ladrón el otro dia. Fuiste un inconsciente al ponerte en medio pero gracias a eso lo atrapamos. Tienes mi palabra que tu padre no lo sabrá por mi parte. ー hizo un ademán de irse pero se giró bruscamente,ー y otra cosa más, que debo darte para que me enseñes la magia de la que Moses habló.