Por las noches puedo sentir su presencia, su dulce voz
se repite una y otra vez en mi mente
y no quiero despertar de este sueño
donde es el único lugar
donde puedo verla sonreír... SJ
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Era una tarde fría de otoño, dos hermanas, como dos gotas de lluvia, se preparaban para realizar su presentación en una fiesta de cumpleaños. La de ojos verdes se miraba en el espejo, suspirando. No era la primera vez que se sentía incómoda en un evento social. La de los ojos azules, la observaba con una sonrisa pícara.
— No te preocupes, hermanita. Todo estará bien. Solo sonríe y disfruta.
— Me da tanta tristeza no poder socializar con las personas como tú lo haces — mostró una tristeza en los ojos.
— Tú eres muy especial, hermanita. Tienes que ser tu misma con todos, así como lo eres conmigo.
— No le agrado a nadie... — en eso fue interrumpida por la voz del presentador que las invitado a pasar al escenario.
— Buenas tardes a todos. Mi hermana y yo hoy les deleitaremos con unas hermosas canciones, estamos encantadas de formar parte de esta celebración. Deseamos a Diana un feliz cumpleaños, que este día esté lleno de alegría y que todos tus deseos se cumplan. ¡Disfruten de la fiesta! — dijo la chica de ojos azules con una sonrisa radiante y los aplausos no se hicieron esperar.
— Muy buenas tardes con todos. Esta melodia se la dedicamos especialmente a Diana, que como dijo ya mi hermana hoy cumple un año más de vida — dijo por último la chica de ojos verdes.
La música de un piano empezó a resonar en el salón, combinando perfectamente con la voz melodiosa y llena de sentimiento de la cantante. La canción hablaba de un amor que se aferraba a la vida a pesar del dolor, de la esperanza que florecía en medio del otoño.
"No he nacido para vivir como una hoja marchita viendo como el otoño se apodera de su ser, aunque no hay palabras que puedan decifrar este sentimiento, yo te amo a pesar de todas las cosas que hiciste... habrá tiempo para reír juntos de todas las cosas tontas que nos rodea... Aunque no hay palabras para decifrar este sentiemnto. No pido que mi vida sea un cuento de hadas ni de princesas a la que un príncipe salve de apuros, yo solo quiero vivir, disfrutar de las pequeñas cosas... Aunque no hay palabras para decifrar este sentimiento..."🎵🎵
El lugar se llenó de unos fuertes aplausos. Después de unas horas las hermanas se despidieron.
— Muchas gracias por los aplausos, queremos agradecerles una vez mas por darnos el privilegio de ser partícipes de esta pequeña celebración — agradeció la chica de ojos verdes.
— Nosotras pasamos a retirarnos, desearle una vez más un feliz cumpleaños a la hermosa Diana. Sin
más que decir, disfruten de la fiesta — dijo por último la chica de ojos azules.
Después de que ellas se fueran pusieron una música muy movida para animar el ambiente.
— ¿Dónde podemos encontrar unos bocadillos? Estoy que me muero de hambre — río la de los ojos verdes, una vez que se encontraban en el patio de la enorme mansión.
— Yo quiero algo caliente, hace demasiado frío. Iré a buscar algo para comer y beber, espérame aquí.
— No te tardes — respondió la de ojos verdes. Mientras veía a su hermana alejarse, se sentó en una banca.
— Hola señorita — se acercó un chico con traje que combinaba a la perfección con sus ojos marrones y cabello castaño —. Mi nombre es Ethan — se presentó.
— Hola, mi nombre es Lícia — respondió con una sonrisa tímida.
— Encantado de conocerte, Lícia. ¿Puedo sentarme? — preguntó Ethan, con un gesto amable.
— Claro, por supuesto — Lícia se hizo a un lado para dejarle espacio.
— Tu presentación fue increíble, tú y tu hermana cantan de maravilla — comentó Ethan, con admiración en la voz.
— Gracias — Lícia se sonrojó, sintiéndose un poco incómoda con el halago
— Ya vine Lí, oh veo que conociste a alguien — sonrió su hermana quien traía consigo unos pedazos de pastel y refrescos.
— Ethan, ella es mi hermana Yaiza. Yaiza, él es Ethan — presentó Lícia.
— Un gusto conocerte, Yaiza — dijo Ethan, con una sonrisa.
— Igualmente, Ethan — respondió Yaiza, con su habitual tono directo.
— Vaya chicas, ustedes son como dos gotas de lluvia, aunque sus hermosos ojos son lo único que los diferencia — Ethan las observó con mucha curiosidad.
— Gracias, como ya lo notaste somo gemelas — sonrió Lícia — Los ojos verdes los heredé de mi mamá y Yaiza los ojos azules de mi papá. ¿No te parece curioso?
— Sí, es bastante curioso — Ethan asintió, con una sonrisa. — Cada una tiene su propia esencia, eso las hace especiales. ¿Cuántos años tienen? — preguntó Ethan, cambiando de tema.
— Tenemos 16 años — respondió Lícia. — Este año entramos al último año de preparatoria. Mi hermana y yo vamos al lugar turístico los fines de semana, pero hoy no pudimos ir por la fiesta. Mañana sí iremos sin falta, vendemos libros.
— ¡Qué interesante! — Ethan se mostró sorprendido. — Yo tengo 20 años, estoy estudiando derecho en la universidad UARP. Ya empezaron las clases hace algunas semanas y trabajo los fines de semana…