Rosrath, Alemania
Luego del sueño que tuve en la madrugada y siempre quedar en lo mismo de no poder ver el rostro de esa mujer que la verdad me está volviendo loco, me aliste lo más rápido que pude usando ropa casual no me gusta vestir de trajes cuando viajo además de que tampoco es como si mi trabajo me lo exigiera ya que lo que más uso es mi bata de médico, solo en reuniones formales, en las fiestas de beneficencias y en las reuniones que asisto con los amigos de la familia es que uso trajes.
Anoche deje lista las maletas y todo lo que traería al pueblo, tuve que venir en mi camioneta puesto que traigo muchas cosas para el hospital, como medicamentos y pequeños equipos que hacían falta como nebulizadores, máscaras tanques de oxígeno y otros.
Ahora estoy llegando al pueblo, Damián me dijo que podía alojarme en el rancho, pero la verdad decidí tener mi propio espacio, así que le pedí de favor que me consiguiera un lugar acogedor, no muy grande pero que tuviera suficiente espacio para acomodar mis pertenecías y encontró un lugar perfecto además está en renta, le pedí de favor eso puesto que no es como si me fuera a venir a vivir aquí. Me dijo que cuando llegara preguntara por una cafetería llamada Pedacito de Cielo que ahí se encontrara la señorita Angélica Smith que ella es la dueña de la cabaña donde me pienso quedar, que me estaría esperando a la una de la tarde, por lo tanto, aun me queda media hora para estar puntual y no hacerla esperar.
Llego a una librería y pregunto por la cafetería anteriormente mencionada ya que, pues miro que la mayoría están en lo suyo, aunque hay otros que cuando llegue quedaron viendo raro la camioneta. El encargado de la librería que no sé muy bien si es el dueño, pero es una persona amable, me dijo que quedaba a menos de dos kilómetros de aquí que siguiera recto, que esta quedaba cerca del hospital del pueblo y que si me perdía que preguntara que todos los del pueblo conocen ahí.
Me subo a mi camioneta con la mirada de unas señoras puesta en mí y arranco. Ya a mitad de camino veo una cafetería, pero no es la que busco, luego cerca de un lugar que al parecer es para apicultura, aunque no es muy grande, pero se ve claramente que es para eso ya que además tiene un rotulo bien grande dando a entender eso, veo a un muchacho de espaldas, detengo mi camioneta y me bajo a preguntarle.
— Disculpa niño podría decirme donde queda la cafetería “Pedacito de Cielo” — no sé porque le dije niño si a pesar de su estatura se ve claramente que tiene más edad, pero mientras me estaba acercando no sé porque, pero me sentí… nervioso.
Se da la vuelta mientras se quita lo que cubre su cabeza y además lo que no me dejaba ver que no es niño si no una hermosa dama de lindo cabello, entonces me doy cuenta que fui un imprudente al decirle así, pero también logro notar que esta hermosa mujer se me queda escaneando mi cuerpo por buen rato, hasta que me dice.
— Si “Viejo”— me dice con tono burlón la muy condenada — la cafería queda a dos cuadras del pueblo — me dice de ultimo y pues decido darle las gracias pese a que no se ni a donde está el hospital, pero no creo ser tan ciego para no poder verlo en todo caso pues llamaría a Xandro.
— Gracias hermosa y disculpa por la confusión con el traje que llevabas puesto pensé que eras niño — hace un gesto con su boca que me pareció gracioso – Pero que te parece si te invito a un té o café, no sé lo que gustes y me la muestras tu misma sería un placer para mí que tu… me quedo en silencio esperando que me diga su nombre ya que aún no eh tenido el placer de escucharlo.
— Bella, Bella Urriaga —, me dice al fin
-— Mmm Bella, te decía que sería un placer para mí que tu fueras solo por hoy mi guía para conocer mejor el pueblo, pero, sobre todo, la cafetería Pedacito de Cielo estaría encantado si aceptaras —, le vuelvo a decir sin recordar el por qué estoy buscando el dichoso lugar y que me tengo que reunir ahí con la señorita Angélica.
— No quiero ser maleducada o sonar grosera — me dice interrumpiendo mis pensamientos — Por si usted no ha visto estoy ocupada, no como otros —, me dice esto como si me conociera o supiera por qué estoy aquí, pero que carácter el de esta pequeña, al parecer no me escaneo bien que no se dio cuenta que la puedo cargar y enseñarle buenos modales, pero decido acercarme un poco para ponerla nerviosa y veo que lo consigo.
— Mira preciosa sé muy bien que quieres acompañarme, para que perdemos tiempo si igual dirás que si — le digo esto para hacerla enojar y poder hacer lo que anteriormente pensé, pero su vista se dirige a otro lado y veo a esa dirección y veo que es a un muchacho.
— Adriiiii- le grita a este — podrías guiar al señor? — dice esto en forma de interrogación levantando una ceja viéndome a mi puesto que no me eh presentado, lo bueno es que ya no me dijo viejo.
— Gian Alessandro Ricci — le digo resoplando y haciendo muecas puesto que no logre mi cometido, pero por lo menos ya no seguiré preguntando a otros ya que luego de decirle mi nombre el muchacho se acerca y le dijo que claro que él también iba para allá. Así que le di las gracias al joven y le pedí de favor que se subiera en mi camioneta ya que andaba en ella y me fuera guiando y cuando ya habíamos partido de ahí me di cuenta que no recordé agradecerle a la pequeña mujercita.
Estando cerca de llegar a la cafetería veo a una joven que me recordó a mi primera novia que me engaño con un primo eso fue hace como veinte y dos años, pero solo ese recuerdo más el que la Bella no me haya comentado me pusieron de mal humor.
— Ya llegamos Gian, disculpa que te llame así, pero eres como de mi edad, pero si te incomoda solo me dices — me dice mientras estaciono mi camioneta y bajamos.
— Esta bien, no hay problemas de mi parte y gracias por servirme de guía, aunque ya faltaba poco, pero pensé que me perdería ya que no conozco aquí.