•Prologo•

Dicen que el hilo rojo o el destino ya lo tenemos escrito desde el primer día en que abrimos los ojos, y tarde o temprano nos va alcanzar... Eso mismo paso en el estado de Oregón con dos familias ya trazadas por el destino.

Una familia adinerada dueña de dos ranchos realmente proveedores, los Green Morris producen avellanas y menta, también teniendo un rancho ganadero de sementales para todo el estado Oregón están muy bien posicionados en la industria pero eso no es suerte de tener dinero solo por existir, es trabajo y mucho esfuerzo de Aarón que desde joven empezó a trabajar en sus sueños. Ellos tan solo tienen una hija llamada Paloma de cinco años de edad y están pensando en heredarle el rancho productor de avellanas y menta para que ella se haga responsable y sea dueña cuando sea mayor de edad...

Después está la otra familia Booker Lynch, que son los trabajadores de esa familia millonaria, Oliver y Olivia son dos personas que viven enojados con la vida por no tener esa suerte de tener dinero como sus patrones, ellos quieren su vida, desean tener todo lo que ellos tienen. Desean ser dueños de un rancho realmente proveedor y darse y darle a sus dos hijos una vida de lujos, ellos no tienen nada pero quieren tenerlo todo, están llenos de ambición, envidia y resentimientos y están dispuestos a todo por tenerlo todo.

—Aarón ya me voy al rancho y ver cómo van las cosecha de esta temporada...

Le avisa Oliver a Aarón buscandolo en su despacho.

—Ve Oliver. Cuidá que todo está en regla y orden, tu sabes que ese rancho tiene que estar funcionando para cuando mi hija sea mayor de edad y ese será su regalo. Confío mucho en ti, por eso te de dejo responsable de el como si fuera tuyo, porque si sabes trabajar y realmente te lo agradezco.

Aarón le dice lleno de ilusiones y confiando en el, el más que un trabajador lo ve como un amigo, pero Oliver no siente más que envidia de el por darse solo migajas de todo lo que el tiene. Oliver sale sonriendo y cuando no lo mira más Aarón hace una cara de querer matarlo ya...

—No puede ser posible que ese rancho tan bonito y lleno de dinero sea de una chiquilla de cinco años que ni siquiera sabe nada de la vida, ella no puede tener más que yo... Todo será mío, y esa chiquilla se quedará sin nada.

Pasaron dos semanas y todo siguen en orden como siempre, la vida de Aarón y Noah marcha de maravilla junto con su hija. Pero lo que no saben es que Oliver y Olivia están haciendo un plan para quedarse con todo lo que desean, ya no soportan más ver a ellos felices mientras ellos son infelices en su pequeña casa regalada por sus patrones.

—Listo Oliver ya está el pastel. —Oliver mira a Olivia sonriendo y después mira el pastel de tres leches que se ve delicioso con fresas frescas alrededor —. Le eche las cinco gotas que me recomendó la señora que ala que le compré el envenenamiento, lleváselos y que se lo coman todo. Todo lo hago para salir de ser pobre, no soporto más está vida miserable llena de carencias, me urge irme de este cuchitrin y vivir como ricos.

—Falta poco eso mi amor, —Oliver le acaricia la mejilla haciéndole saber que pronto tendrán todo—. Pronto dejaremos de ser unos pobres miserables.

En eso entra Henry y Sophia corriendo con un caballo de palo, Henry mira el pastel y se le antoja. Justo cuando estaba por probar con un dedo Oliva le detiene la mano.

—Papitos quiero pastel, ¿Porque no me dan?.

Oliver lo carga entre sus brazos y Olivia carga a Sophia dándole un beso en la mejilla.

—No te queremos dar porque ese pastel es para los patrones, tu sabes que el nos da muchas cosas y si le regalamos ese pastele nos regalará uno de sus ranchos. Así dejaremos de ser unos pobres que viven de sus patrones, nos podremos ir de aquí Henry.

—Si mi amor, y así podrás tener caballos de verdad solo para tí y este lo podrás tirar porque no sirve para nada.

Olivia le habienta el palo al suelo.

Un niño de siete años se ilusiona por promesas que le hacen sus papás.

—!Si ami me gustan mucho los caballos! —Exclama el lleno de emocion—. Que buena persona es el señor Aarón.

—Bueno ya vete Oliver, los patrones no pueden esperar más a probar ese pastel tan rico que les preparé.

Oliver al ver a toda la familia Green Morris está unida sonríe con malicia sosteniendo el pastel entre sus manos, deseando que todo lo que vive en su mente se haga realidad y pueda tan millonario como ellos, ser importante y que la gente lo respete y dejar de ser un simple empleado.

—Patrones... —Oliver llama su atención y lo miran sonriendo—. Les traje este pastel que horneo mi esposa especialmente para ustedes, está muy delicioso a nosostros nos encanta en especial ami hijo Henry, sé que a Palomita también le gustará.

La mira sonriendo pero por dentro queriendo que ya todos ellos dejen de existir. Charlotte, la nana de Paloma toma el pastel y lo pone encima de la mesa.

—Pruebenlo, les recomiendo especialmente ahora que está caliente.

—Gracias Oliver, ¿Cuánto le debemos a tu esposa?. –Pregunta Noah—.

—Nada patrona, como piensa que le vamos a cobrar algo si eso es poco a comparación con todo lo que ustedes nos ha dado. Compromiso, para que puedan comerlo tranquilo.

Oliver se aleja de ellos y cuando no miran se coloca detrás de un árbol y mirar como ellos echan a perder su vida al comer ese pastel tan envenenando así como su propio corazón.

—Papitos quiero pastel...

La pequeña Paloma lo mira queriendo comer una rebanada.

—Lo siento Palomita, pero tú no puedes comer pastel porque no quisiste desayunar. El primer alimento que lleves a tu estómago no tiene que ser algo dulce, ya sabés las reglas. Hasta no comer algo saludable no podrás comer pastel.