Me había olvidado, lo bien que se sentía estar junto a Axl; el por qué éramos inseparables; el por qué es, y será siendo mi mejor amigo, a pesar de las distancias. Hablar con el siempre fue fácil, cómodo y acogedor; y aunque solo estuvimos juntos hasta los doce años y perdimos contacto desde que me fui, no ha cambiado –lo descubrí al seguir hablando con él; acerca de lo que nos habíamos perdido estos cinco años; de lo que hicimos, de lo que no hicimos, de nuestros desastres amorosos, de nosotros como hijos, de nosotros como adolescentes; y de nosotros como hormonales, bueno... de yo como hormonal, je, je. Axl solo se ríe y enrójese. –y noté que sigue siendo el mismo– Aunque ya no sea un niño; y ahora sea el Axl guaperas, que de seguro sería la fantasía sexual de cualquier chica que lo viese.
– Estoy mamadísimo Léa –dice ante mi comentario burlón sobre su físico; quitándose la sudadera, para flexionar los brazos– mira Léa, tócalo... esta durito. – Acerca su brazo flexionándolo cerca de mi rostro.
– Si sabes que, esas palabras tienen varios significados... ¿verdad? –digo con una sonrisita pícara. Me río al ver su rostro, con el ceño fruncido.
– ¿Ah?¿Otro significado? ¿De qué demonios estás hablando Léa? –dice con una cara de total confusión. e inocencia...
Me sorprende que Axl sea muuuy... inocente sobre esos temas. – le hice varios chistes con doble sentido, y me miró como si me faltara un tornillo– No lo culpo, en este pueblo no hay muchas personas que rocen nuestra edad. Pero, no me cuadra. Es que..., vamos. Tiene pinta de ligón, y la palabra de todassemuerenpormíporqueestoyjodidamentebuenobebé, pegada en su preciosa cara; saco conclusiones, y creo que ni siquiera es consciente de la chulada que es.
Dejo salir una bocanada de aire cansada– Sin duda la chica que llegue a estar con él. Tendrá a un dulce, amable, fiel, confiable, y para nada arrogante buenorro Axl para llevar y llenarse.
–Axl... –lo llamo. El se gira hacia mí, y le doy una sonrisa socarrona.
–Qué...pasa – me dice dudando, como si dejarme hablar realmente no fuera lo correcto.
–¿Tienes novia? – le pregunto. Él enrojare de inmediato. Y su reacción solo aumenta mis ganas de reír; pero me controlo. Joder, es que no sabe disimular nadita. – y bien...– continúo, ya que se ha quedado callado.
– ¿Eh?, ah... novia. E-eh s-sí... tuve una novia –Dice apenado y notablemente nervioso. Uhm interesante.
– ¿Tuviste? –pregunto y él solo asiente.
– Y cómo era ella. –continúo.
Su rostro cambia por completo, aprieta la mandíbula, y sus preciosos ojos verdes muy parecidos a los míos... se tiñen de melancolía; como si estuviese remembrando hechos del pasado. Carajo, creo que metí la pata.
– Eh, tranquilo. No tienes que decirlo –digo, mientras froto su espalda. Axl parece que se recupera, y habla en casi un susurro.
– Se llama Katrina – oh, tiene nombre de perra, y ya me cae mal. Continúa – Estuvimos saliendo por... seis meses –esta vez habla un poco más seguro– de los cuales tres. Estuvo engañándome con el que era mi mejor amigo.
– Mierda – mascullo sin poder evitar, el odio que le tengo a esos dos en estos momentos.
– Ya no duele como antes, pero recordarlo es frustrante. –dice con un tono apagado.
Me quedo quieta. Y él no tarda en percatarse y girarse hacia mí.
– Maldita sea Axl. Cambia esa deplorable cara de... vómito de loco que tienes en estos momentos – Él me mira con un ápice de sorpresa, aprecio y burla a la vez. Sí, solo los ojos de Axl, pueden expresar cinco estados de ánimo al mismo tiempo si le da la gana. –Ellos. No. Valen la pena; ni cómo amigos; ni como personas. Mucho menos... esa Putrina, como novia. Ella no está a tu altura.
– ¿Putrina? –bromea– muy creativo para ese cerebrito de nuez que tienes– se ríe. Pero con algunas lágrimas en los ojos y la voz disimuladamente quebrada.
Me acerco a él, y le doy un fuerte abrazo. –vaga en mí, un sentimiento de culpa porno haber estado con él, quizás cuando más necesito un abrazo así, o alguien con quien hablar. Después de todo siempre fui como su única familia– lo separo suavemente, para mirarle el rostro. Tiene los ojos rojos, sus mejillas levemente rosáceas al igual que sus labios gruesos, y gotitas de llovizna en aquellos rulos castaños ahora húmedos.
–Escúchame muy bien, Axl Dumont – sale una lágrima por mi ojo derecho. Oh, mi ojo sensible. Pero en ningún momento dejo de sonar seria y firme –Vas a salir de esta; va a dejar de doler; va a dejar de ser frustrante; y va a dejar de afectarte. Ahora me tienes a mí, y yo te tengo a ti. Te apoyaré en todo lo que implica hacerte feliz y tú también lo harás; Ahora somos tú y yo como en los viejos tiempos, pero con mas problemas. Y a diferencia de antes; no volveré a apartarme de ti, a menos que tu lo hagas y estés feliz. Voy a estar contigo en las buenas y en las malas, por que eso hacen los mejores amigos Alx. Cuidarse mutuamente –termino mi emotivo discurso y aprieto su mano fría para luego seguir caminando.
–Gracias, Léa –dice sonriendo— veo que no has cambiado a pesar de los años, y me alegro bastante.
–Tú tampoco – digo negando con la cabeza – sigues siendo el mismo rarito sentimental – bromeo para luego soltar una carcajada.
–Y tú. La señorita discursos emotivos. –contraataca sonriendo irónicamente.
Hablamos de regreso a casa, sobre todo en general; películas, series, deportes, comida, libros, canciones... sin ningún tema fijo, solo temas sueltos. Y fue muy entretenido y agradable.
Llegamos a casa. Y al entrar se me borra la sonrisa del chiste malo que me había contado Axl. Oh mierda, va a desmembrarme.
–Léa. Se puede saber, por qué carajos vienes tan tar... –deja la palabra al aire cuando nota la presencia Axl a un costado de la puerta –¿Quién coño es este muchacho? – escupe molesta, para luego centrar su mirada en mí –¡no voy a permitir que traigas jovencitos para que te los folles en mi cas...! –grita. Pero no la dejo terminar.