Drac ©

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DRAC©
Capítulo 6

—¿Señorita Sullivan, desea usted hablar con el Sheriff?

Levanté mi cabeza y asentí lentamente con el estómago apretado. Realmente no sabía si estaba haciendo lo correcto o si debía someterme toda la vida a una maldita amenza.

—Ya puede pasar.

Me levanté torpemente de la silla con los nervios por el cielo, mi corazón latía frenéticamente dentro de mi pecho y sentía las lágrimas querer salir a través de mis ojos, pero no las dejé. Estaba aquí por una sola razón y no me iría hasta conseguirlo.

Cuando entré a la pequeña oficina del Sheriff, estaba vacía, al parecer el estaba hablando con alguien más importante que yo. Miré al techo frustrada.

¿Qué mierda debía hacer?

Tan pronto el sheriff entró, los nervios volvieron. El cerró la puerta detrás de el y se sentó en la silla frente su escritorio.

—Tiempo que nó la veíamos por aquí, señorita Sullivan.

Entonces recordé que el había sido el mismo oficial al que le había mentido la primera vez sobre el asesinato de mi padre. Las palmas de mis manos estaban sudando y el nudo en mi garganta era gigantesco, dentro de mi queria hecharme en el suelo de su oficina a llorar desconsoladamente pero no lo hice, mantuve mi postura, si un asesino estaba afuera libre, haciendo lo que el quisiera tenían que creerme.

—Así es—me encogi de hombros.

—¿En qué puedo ayudarle, señorita Sullivan?

—Bueno... —mi voz era temblorosa y cortada—Es sobre el asesinato de mi padre—el sheriff me observó con atención—Se quién fue el que lo hizo—tragué grueso—Fué Drac Howland, un chico que va a mi instituto en Copege.

El sheriff no lucía para nada sorprendido acerca de lo que le acababa de confesar, lucía natural y relajado.

—Lo siento señorita pero ese caso esta cerrado.

Lo miré ceñuda.

—¿Usted está bromeando, cierto?—el negó con su cabeza, tomándose del mentón—¿ésta escuchando lo que le estoy diciendo? —lo miré—Le estoy diciendo que el asesino de mi padre esta allá fuera como si nada y usted solo va a decirme que "Ese caso esta cerrado"—bufé molesta, estaba realmente molesta.

Entonces recordé las duras y claras palabras que Drac me había dicho la noche que descubrí que el asesinó a mi padre.

"Ellos ya lo saben y aún así no me hicieron nada, pero adelante, vé y pierde tu tiempo. "

Entonces mis ojos se clavaron en los ojos de aquel hombre barbudo frente a un escritorio polvoriento y desordenado.

—¿No es una sorpresa para usted, cierto?—el me observó sin decir nada—Ya lo sabía, ¿no es así? —mi tono de voz era cada vez mas fuerte—¡Usted lo sabía, maldita sea!

Golpeé la mesa con fuerza y pateé su escritorio, tirando varías cosas al suelo.

—¡Usted es una maldito cómplice!¡Claro, claro, por eso no siguió investigando sobre la muerte de mi padre, maldito cobarde!

—Señorita Sullivan...—intentó hablar.

—¡Cállese!—tomé mi bolso que estaba en el sofá, tenía un nudo en la garganta mas grande que con el que entré—Escúcheme bien, si usted no hará nada, yo haré algo—dije sin más.

Salí de su oficina y tan pronto estaba en la calle, las lágrimas empezaron a caer, una tras otra, y así. Me sentía destruida, si la policía no podía ayudarme, alguién tendría que hacerlo. Mi papá era prácticamente lo único que tenía en mi vida y aunque llegó un momento dónde pensé que lo había superado, cuando supe que Drac lo había asesinado todos los recuerdos y sentimientos de odio y enojo junto a los tormentos que me han perseguido día y noche desde entonces aparecieron nuevamente. Me sentía mal porque principalmente, Drac había logrado su propósito sin ninguna consecuencia y ahora estaba libre, en la calle buscando a alguién mas para dejar huérfano.

Ése día no fuí a clases, no me sentía bien ni física como emocionalmente. Cuando llegué a casa, me encerré en mi habitación y lloré hasta que se me acabaron las lágrimas. Recuerdo que mi padre solía decirme que llorar era para mediocres, siempre había querido de mi como una chica fuerte, sin ningún miedo, pero justo ahora estaba aterrada y llena de tristeza y con muchos miedos e inseguridades, sentía que había fracasado como persona, especialmente como hija. Había dejado que la persona qué asesinó a mi padre andará por la vida haciendo y deshaciendo. Fué entonces cuándo decidí que no dejaría que eso pasara, tenía que pensar con cabeza fría, las lágrimas se habían transformado en un sentimiento oscuro y dañino en mi interior, se había transformado en odio.

En la noche alguién tocó la puerta, pensé que era Bárbara porque primeramente es la única que sabe dónde vivo, claro y Thomas, pero dudaba mucho que fuese Thomas, arreglé un poco el apartamento y abrí, efectivamente era Bárbara.




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