Drac ©

21

DRAC©
Capítulo 21

AMBER SULLIVAN

Aún era de noche cuando el sueño se esfumó, por más que juntara mis párpados para intentar dormir sabía que no lo lograría teniendo a Drac al lado. Ese chico era mi miedo, mis nervios y mi alegría en algunos instantes. Me asustaba el hecho de pensar de esta forma sobre él, me asustaba el hecho de sentirme de esta forma con respecto a él. Solté un suspiro y giré mi cuerpo hasta quedar al borde de la cama, alejándonos. Me senté sobre ésta y no pude evitar soltar un sollozo. Imaginaba el rostro de mi padre con sus ojos llorosos negando con su cabeza, indicando lo decepcionado que estaba de mí.

—¡Daniela!

Giré mi cabeza para observar a Drac moverse inquieto mientras susurraba, gritaba aterrorizado mientras se movía de un lado a otro.

—¿Drac?—le llamé acercándome a su cuerpo, coloqué una mano en su brazo, agitandolo—¿Drac, estás bien?

De pronto abrió sus ojos, sus claveles celestes me observaron con inquietud e inseguridad, se alejó un poco y se sentó en su lugar. Pasó ambas mano desde su rostro hacia su cabello y viceversa.

—Yo...—soltó un ronco suspiro.

Lo observé inquieta sintiéndome completamente nerviosa, sólo el hecho de pensar que algo lo atormentaba me hacía pensar un millón de cosas.

—¿Estás bien?—me acerqué hasta él de manera lenta mientras mi corazón golpeaba mi pecho.

—Si—me observó con sus celestes ojos—Lo estoy.

Asentí con mi cabeza, no quería parecer irritante y bien sabía que este chico no tenía mucha paciencia.

—¿Te desperté?

Negué con mi cabeza mientras observaba mis nudillos en la oscuridad.

—No podía dormir.

—¿Por qué?

—No lo se—me encogi de hombros y me levanté de la cama—Sólo no podía.

—¿Estás bien?

Drac se levantó somnoliento mientras frotaba sus ojos.

—Si.

—Sullivan...—sus ojos buscaron los míos, inconcientemente ne mordí el labio, intentando alejarme—Debes confiar en mí. Sólo intento protegerte.

Sin poder evitarlo, solté una carcajada.

—¿Protegerme?, se protegerme sola, no porque asesinaste a mi padre quiere decir que ahora intentes cumplir su papel de padre protector.

Drac juntó sus labios como respuesta.

—¿Qué tanto sabes sobre tu maldito padre, Amber?—se acercó lentamente a mí.

—Pues, más que tú.

El juntó sus cejas y se cruzó de brazos frente a mí. Los músculos de sus brazos se contrajeron y moría por tocar el tatuaje en su brazo.

—¿Conoces a Estella Vanoch?

Era mi tía. En realidad era la mejor amiga de mamá, pero cuando ella se mudó de Londres, mi madre y ella habían perdido un poco la comunicación. Siempre ví a Estella Vanoch como una mujer imponente y segura, dos cualidades de las cuales mamá carecía, ella siempre asistía a las fiestas de cumpleaños de la familia Sullivan, barbacoas los domingos e incluso fue a mi graduación cuando salí de secundaria. Jamás pudo tener hijos, algo que la hacía sentir muy triste, pero un día simplemente salió de nuestras vidas sin dejar huella alguna, o al menos, eso decía mamá.

—¿Cómo conoces a Estella Vanoch?—lo observé bastante confundida.

Una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

—Era amante de tu padre—soltó restándole importancia—¿No lo sabías?

Había sido como una bofetada mental, la mejor amiga de mamá con mi padre.

—¿Mamá sabe esto?—lo observé—¿Cómo mierda sabes eso?

Se dió la vuelta y se recostó de la pared.

—Se muchas cosas, Sullivan.

Pasé mis manos por mi rostro, ¿Estella Vanoch y mi padre?. Simplemente era demasiada información.

—¿Quién diablos eres tú?—dije mirando hacia otro lado—Llegas, asesinas a mi padre, me amenazas y luego crees saber más cosas que cualquiera. ¿Qué pretendes?

—Nada de eso, Sullivan—Bajó el tono de su voz—Sólo quiero que entiendas que no todos son buenos, que no soy el único que comete errores y asesina personas.

Asentí con mi cabeza un par de veces, finalmente me senté en el borde de la cama e encendí la pequeña lamparita que se encontraba encima de la mesita de noche.

—¿Quién es Daniela?—la pregunta salió de mi boca antes que pudiera ser procesada por mi cabeza.

Apartó su mirada de la mía y envolvió sus manos en puños. Se notaba como el ambiente había cambiado, ahora estaba tenso e incómodo.

—No te incumbe.

—¿Por qué puedes saber todo sobre mí y yo no puedo saber ni que edad tienes?—repliqué molesta.

Sentía como mi corazón daba pequeños vuelcos discontinuos en mi pecho. Prácticamente Drac sabía absolutamente todo sobre mi, sobre mi vida, cosas que ni siquiera yo sabía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.