Drac ©

22

DRAC©
Capítulo 22

AMBER SULLIVAN

Cuando entré a la tienda, saludé al señor que leía una revista detrás del mostrador, observé algunas golosinas, bebidas pero realmente nada me apetecía.

—¿Tiene algún baño?—le pregunté al señor, llamando su atención.

El hombre se quitó sus gafas y con un movimiento con sus labios me indicó a donde quedaba el baño. Agradecí en un susurro y moví mis pies a la dirección que me había dado, pasé un corredor y finalmente llegué a la puerta que daba con el baño. Era posiblemente el lugar más tenebroso en el que había estado. Las paredes eran oscuras y un pequeño bombillo guindaba de un hilo en el techo, sin mencionar que olía a excremento. Observé mi rostro en el espejo partido, abrí el grifo dejando fluir a un agua amarillenta, decidí salir de ese lugar que prácticamente me hacía sudar frío.

Caminé a pasos agigantados por el corredor hasta que escuché algunos gritos masculinos, apresuré mis pasos para encontrarme con Drac a punto de cometer una desgracia.

—¿Qué diablos haces, Drac?—hablé notablemente furiosa.

Drac se giró y me observó, el color volvió a su rostro pero continuaba con una seca expresión de molestia en el rostro, sus manos soltaron la camiseta del pobre hombre y salió de la tienda sin siquiera disculparse.

—¡Perdone, lo siento tanto!—me disculpé, ayudando al hombre a mantener su postura.

—¡Llamaré a la policía!—se quejó mientras buscaba un teléfono con las manos temblando—¡Casi me asesina!

—No puede llamar a la policía—intenté quitarle el teléfono pero en segundos ya estaba hablando con algún alguacil de guardia.

Rápidamente salí corriendo hasta el auto. Subí y solo sentí como mi corazón dió un vuelco ante la sensación de rapidez en la que había arrancado el vehículo.

—¿Te das cuenta de que casi lo asesinas?—hablé molesta sin dejar de observarlo—¿Por qué diablos no contestas?

El auto frenó de golpe haciendo que mi cuerpo se abalanzara hacia adelante pero gracias al cinturón de seguridad mi cabeza no atravesó el vidrio. Sus ojos me observaron, lucían más oscuros, más espeluznantes.

—¡Cierra la maldita boca de una puta vez!—espetó furioso,  fui incapaz de pronunciar una sola palabra—Pensé que te había sucedido algo, maldita sea—habló confundido mientras los músculos de su rostro se dilataban.

—No eres mi maldito padre, Drac—murmure con ironía—Ibas a hacerle daño a una persona inocente sin haber hecho absolutamente nada—bajé mi mirada hasta mis piernas—De lo único que debería cuidarme debería ser de ti.

Sentí su mirada sobre mi cuerpo, envolvió sus manos en puñales y arrancó el vehículo, en menos de lo que pensé toda mi fantasía con Drac se había esfumado. El resto del viaje, me límite a observar a través de la ventanilla, de vez en cuando sentía su fría mirada sobre mí pero realmente me sentía molesta. Cuando pensé que al fin habíamos llegado a mi apartamento, Drac continuó su trayectoria mientras lanzaba miradas al vidrio retrovisor.

—¿Por qué no te detuviste?—me apresuré en preguntar. El ni siquiera me miró, solo observaba a través del retrovisor un auto que iba detrás del nuestro—¿Drac, qué está pasando?

Drac pisó el acelerador intentando perder de vista al auto deportivo que prácticamente nos pisaba los talones. Sentía que la poca comida que había logrado probar subía hasta mi garganta.

—¿Drac?

Sus ojos me observaron por un instante que pareció eterno. Sus nudillos cambiaban de color y ahora lucían blanquecinos, observé al auto que venía detrás demasiado cerca como para no significar nada.

—¡Agáchate!—ordenó en voz firme mientras me empujaba en el asiento—No permitas que te vean.

Sentía como un hueco crecía en mi estómago al escuchar sus palabras y por supuesto, al encontrarme ante esa extraña situación. La adrenalina recorría mi cuerpo entero y simplemente no lograba concentrarme en lo que estaba ocurriendo.

—Esto es lo que haremos—se apresuró él en hablar, parecía confundido e incluso algo nervioso pero prefería pensar que tenía todo el control de la situación—Cuando lleguemos al puente tendrás exactamente un minuto para salir del auto y correr.

Entorné los ojos.

¿Correr?

—¿Correr a dónde?

Drac juntó sus labios con fuerza mientras soltaba un suspiro.

—¿Al agua?—dictaminó finalmente.

Tragué grueso sintiendo como empezaba a faltarme el aire.

—¿Estás bromeando?—no respondió, joder—¿Me estás pidiendo que me lancé de un maldito puente?




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