Drac ©

27

DRAC©
Capítulo 27

DRAC

Apreté el manillar del volante sientiendo como la adrenalina se desplazaba por todo mi cuerpo, giré a la derecha haciendo que la moto saltara al compas  de la velocidad. El enojo invadía cada fibra de mi cuerpo como si de un cáncer se tratara. Tomé la delantera mientras dejaba a uno de los participantes atrás. En un chasquido de dedos, ya me encontraba en la línea de llegada. Observé a Derek tomar una cerveza mientras no despegaba sus grisáceos ojos de mí. Bajé de la motocicleta dejándola en su lugar. Caminé hasta Derek quien ya se había acabado su bebida y abría otra botella.

—Deja para los demás—murmuré, sentandome en un banquito junto a él.

—¿Quieres una?

—Si te nace del corazón—Derek rodó los ojos y caminó hasta la maquina que dispensaba botellas de cerveza. Pagó y caminó nuevamente hacia mi para darme la botella—Gracias.

—He estado pensando mucho en algo, Drac.

Lo observé con atención mientras le daba un sorbo a mi bebida.

—Cuando entré a éste mundo, Alessia era solo una pequeña niña que lloraba por la muerte de nuestros padres. Para un chico pobre, sin recursos, con una pequeña hermana y sin nada de familia, la idea de entrar a este mundo sonaba tentadora—se rascó la barbilla mientras recordaba—Comencé trabajando para Günter Dolveur, decía que le recordaba a alguien, en cuanto al carácter pero cuando vì que mi ambición comenzaba a crecer decidí irme y explorar otros horizontes, sabes...sin las ordenes de nadie—tragó grueso mientras apretaba la botella de cerveza entre sus manos—Pero una vez que entras a éste mundo no puedes salir, ese fue el problema, cuando intenté salir ya era demasiado tarde y a cambio habían secuestrado a mi hermana.

—Pero lo importante es que ya la tienes devuelta, Derek.

—No lo se—suspiró—Todo me ha parecido muy fácil. Günter no ha vuelto a fastidiarte más. Hay algo que en realidad no me está quedando del todo claro.

—Venga, hombre. Si te quejas, si Günter prefiere estar follando que fastidiandote es su maldito problema, deja de buscarle tantas patas al gato que con dos es suficiente.

—Tienes razón, pero me asusta el hecho de que quiera volver por Alessia.

—Eso no va a pasar, te lo aseguro—dí un sorbo a mi cerveza y apreté mis manos.

...

Observé a Barbara, la amiga de Sullivan, ella estudiaba algo y parecía muy concentrada en lo que estaba haciendo.

—Hola.

Ella me miró asombrada. Odiaba que las personas me miraran a los ojos pero poco a poco había aprendido a controlarme.

—¿Puedo sentarme?—ella asintió levemente con su cabeza y tragó grueso—¿Estabas ocupada?

—Si...si.

Santo cielo.

No entendía a las chicas y sus reacciones bipolares.

—Iré al punto, no soy persona de andar con rodeos. Necesito tu ayuda.

Ella asintió mirándome con nerviosismo, las palmas de sus  manos sudaban y no dejaba de mover su pierna a un ritmo frenético.

—Maldita sea, ¿puedes al menos decir algo?

—Primero, nada de palabrotas y segundo, está bien, pero no confío en ti—me señaló acusadora con su dedo índice.

—No es que esperaba que lo hicieras—rode los ojos mientras comenzaba a fastidiarme la situación. Hablar con personas jamás había sido mi pasatiempo favorito—Pero necesito ayuda con Sullivan.

Ella dejó caer sus cuadernos al suelo y se levantó de repente.

—¿Qué le has hecho, maldita escoria?—colocó sus manos sobre sus caderas mientras su voz aumentaba.

Tomé sus cuadernos del suelo y los coloqué en el banco. Luego, me levanté del asiento, doblando su altura, ella vaciló pero se mantuvo firme frente a mí.

—No le he hecho nada que ella no quiera—le guiñé un ojo y ella abrió su boca asombrada—Pero necesito un gran favor tuyo. Ella me contó que se conocen desde que nacieron, en pocas palabras la debes conocer muy bien.

—Algo así—juntó sus labios y ladeó su cabeza.

—¿Me ayudarás?

Barbara se quitó sus anteojos y esbozó una pequeña sonrisa.

—Está bien, pero...—comenzó a caminar, indicandome que la siguiera—Si la llegás a lastimar, te cortaré las pelotas, ¿te ha quedado claro?

—Completamente.

AMBER SULLIVAN

Barbara me había llamado para ir a ver una nueva película en el cine. No me sentía de ánimos pero una de las cualidades de mi amiga eran convencer a las personas. Me dí una ducha rápida y me coloqué lo primero que encontré.

La casa sin Hachi se sentía apagada, odiaba a Alessia con toda mi alma. Hachi no tenía la culpa de lo que estaba pasando, yo tampoco, finalmente todos eramos víctimas de la retorcida mente de Christina Sullivan.

Apreté mis manos mientras recordaba todos los momentos que he vivido con Christina, no tengo ni idea de cómo había podido soportarla durante tanto tiempo. Papá jamás hablaba sobre ella, siempre me pidió que fuera a vivir con el porque jamás estaría segura con ella pero por más que Christina me odiara, sabía que yo era su seguro de vida, sin mi no tendría dinero, ni poder, ni nada de lo que tiene ahora.




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