Drac ©

38

DRAC©
Capítulo 38

 

DRAC

Piso el acelerador, mis manos se resbalan del volante debido al sudor. La sangre corre por mis venas y mientras más acelero, haciendo que la pequeña aguja en el velocimetro aumente más siento el enojo, el coraje y el miedo en mis venas.

Soy consciente de que Hugo corre peligro estando con esa mujer. Christina Sullivan, esa mujer que anteriormente había confesado ser mi madre, era el diablo en persona. No le importarba lastimar a las personas, a simple vista parecía que el poder de la vida y la muerte yacía en sus manos con sólo decir una palabra.

Miento si digo que no estoy nervioso. Estaba nervioso, bastante. Apesar de mi mala relación con Hugo, no deseaba que saliera lastimado por pelear en una batalla que no era suya.

Entonces el recuerdo de todas las veces en las que intentó comunicarse conmigo, y yo, por mi orgullo, jamás le dí la oportunidad. ¿Estaría relacionado con esto?

Aparco frente al edificio de Hugo, en el cual normalmente hay una caballería de imbéciles resguardando la entrada, pero hoy se encontraba en completa soledad. Algo no estaba bien, podía sentirlo. Me inclino en el asiento para sacar un arma, el cual siempre guardo en la guantera del auto. Respiro profundo y salgo del auto, armandome de valor. Sullivan rondaba en mi cabeza, su sonrisa me asfixiaba, me hacía sentir débil y por más que intentaba apartarla de mi cabeza, no podía. 
Me sentía un inútil, la había culpado de cosas de las cuales en éste preciso instante me arrepentía. Ella intentaba salvarme. Yo intentaba hundirla. No era justo.

Empujo la puerta con lentitud para no hacer ruido, no escucho ningún sonido, el lugar está en completa calma. Tampoco veo nada fuera de lugar. En realidad, todo esta bastante ordenado. Las llamadas han cesado y cada vez que intento llamar al número de Hugo, me envían a la contestadora.

Mierda.

El lugar está a oscuras, tanteo mis pasos intentando ser cauteloso. Mientras camino a través del pasillo, escucho a algo rodar detrás de mí, automáticamente me giro, apuntando con mi arma a las sombras. El sonido vuelve a escucharse pero ésta vez en las escaleras. Se que no debería, pero las dudas carcomian a mi cerebro, así que no dudo en perseguir el sonido, el cual viaja a través de las escaleras, no se detiene y es lo suficientemente rápido como para perderlo de vista. 

Avanzo hasta una puerta al final del pasillo, la pateo para abrirla mientras mis dedos se aferran con fuerza alrededor del arma. El lugar está oscuro, palpo el encendedor con la yemas de mis dedos, hasta que logro dar con el interruptor, haciendo que las luces se enciendan.

Sin embargo justo en ese momento, siento una presión en la parte baja de mi espalda acompañada con un fuerte dolor. Gruño, arqueandome hacia adelante. Al levantar mi vista me encuentro con Hugo. Su rostro se encuentra casi desaformado, apenas puede mantener uno de sus ojos abierto, mi corazón se arruga adentro de mi pecho y por un momento no soy consciente de lo que está sucediendo. Sacudo mi cabeza un par de veces, intentando concentrarme pero algo dentro de mi pecho arde.

—Drac—leo sus labios, los cuales apenas se mueven.

—¡Dominik!—Christina saca el puñal de mi espalda y lo desliza entre sus manos—¿La familia ante todo, no es así?

—¿Qué diablos has hecho?—grito, sientiendo que algo adentro de mí comienza a desgarrarse—¿Por qué haces esto, Christina?

Ella se pasea frente a mi, jugando con el cuchillo en sus manos. Una sonrisa se encuentra en su rostro, como si disfrutara de lo que ve.

Correción, disfruta de lo que ve.

—Querido hijo, son incógnitas de la vida.

—¿Por qué estás haciendo esto?—cuestiono, intentando ponerme de pie—¿Qué quieres de nosotros?

—Venganza, Dom—espeta con firmeza, acercándose al cuerpo de Hugo—Venganza.

Hugo intenta inclinar la cabeza ante el roce del filo del puñal sobre su piel. En mi cabeza, comienzo a pensar en las variables que puedo utilizar a mi favor, estaba decidido.

Christina no podía continuar libre de cargos.

—¿Venganza?

—Verás, Dom...ustedes acabaron con todo lo que yo deseaba en la vida, todos ustedes asesinaron lo que pudo haber sido con Robert—En el fondo de mi, sabía que Christina Sullivan había perdido la cabeza desde hace tiempo, ella no superaba la muerte de Robert—Amber siempre fue un dolor de cabeza para mi, Hugo jamás me apoyó, el te salvó en aquél incendio en el cual debiste haber muerto y como consecuencia tu asesinaste a Robert.

—¿Por qué asesinaste a Derek?

Ella menea su cabeza y una risa ronca brota de su garganta al recordarlo.

—¿Te acuerdas que te conté del niño que jamás se encontró en el accidente automovilístico de Ángela?—asiento con mi cabeza lentamente—Derek era ese niño. Él era hermano de Amber.

De cierta forma tenía sentido. Sin embargo, estaba sorprendido. Las preguntas rondaban por mi cabeza, cada vez eran más y más. 
¿Derek lo sabría?

—¿El lo sabía...?




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