Dragones Gemelos

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No… No quiero… D-D-Debo… A… 
La chica se arrastraba dejando un rastro de sangre, su cabeza y estómago sangraban quitándole lentamente la fuerza vital, una figura se acercó y puso un pie encima de la espalda de la chica. 
Figura: No, no. 
La chica trató de continuar, pero un fuerte golpe la terminó por dejar inconsciente. 
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Ellen se levantó temprano en la mañana, su cabello estaba desordenado y su cara demostraba el sueño que tenía. 
Ellen: Uhg… Estoy horrible. 
Esta caminó hacia el baño y miró dentro bostezando. 
Ellen: Debo… Prepararme. 
Ellen se quitó la ropa y entró en la ducha, dio la llave y empezó a tararear mientras se bañaba. 
Ellen: Ah… Es bueno empezar duchándose. 
Terminó rápidamente de bañarse y se puso el uniforme muy ordenadamente, y para terminar se amarró el cabello en una cola. 
Ellen: ¡Bien es hora…! 
El timbre de su departamento sonó, Ellen corrió y abrió la puerta, un chico de cabello blanco y uniforme desordenado estaba tras la puerta. 
Chico: Hasta que estás lista. 
Ellen: ¿Qué sabes tú Axel? 
Axel: Siempre tardas en la ducha… Es lo que sé tontita. 
Ellen: No me llames así, si no quieres caer por la escalera. 
Axel: ¡Vale! Mira… Te traje una barra de chocolate, sé que te encanta estudiar hasta tarde y no tomas desayuno. 
Ellen: Muchas gracias… Dame un segundo. 
Ellen entró por un minuto y salió con su bolso y cerrando la puerta con llave. 
Ellen: Vamos. 
Axel asintió y los dos caminaron por el pasillo. 
Axel: ¿Quieres bajar por las escaleras o por el ascensor? 
Ellen: Baja las escaleras, es bueno para tu salud. 
Axel: Jaja. 
Los dos bajaron por las escaleras, Ellen dejó que Axel se adelantara dos pasos, ella, a pesar de no parecerlo, se había enamorado de este, un año y medio desde que llegó a Japón, sus padres, unos dueños de una importante empresa, la dejaron irse a vivir a este país sola a petición de Ellen, en cuanto llegó, a los días Axel se le acercó, a pesar de que ella sabía un japonés muy básico, este la ayudó, ya que era de padre inglés, así que manejaba ambos idiomas a la perfección, y así nació su amistad, él dedicaba mucho tiempo a pasarlo con ella y esta lo ayudaba en los estudios. 
Axel: Estás pensativa hoy. 
Ellen: ¿Eh? Yo… Estaba recordando cuando nos conocimos. 
Axel: ¿Tiempo no? 
Ellen: ¿Alguna vez te pregunté sobre…? 
Axel: ¿Sobre qué? ¿Esto? 
Axel mostró las muñecas, dos dragones tatuados en los antebrazos que terminaban en las palmas de este, de diferente color, izquierda azul, derecha roja. 
Ellen: S-Sí… ¿Por qué te los tatuaste? 
Axel: No me los tatué yo, son antes de que tenga memoria… Mis padres me los tatuaron, pero no sé por qué. 
Ellen: Oh, lo siento… Yo… 
Axel: Tranquila… No muerdo. 
Ellen: Ja, ja… 
Axel: ¿Y sobre ti? Llevamos un año y algo juntos, y no me has contado nunca mucho sobre tu pasado. 
Ellen: Es algo difícil… Tuve problemas en mi otra escuela. 
Axel: Vamos… No me dirás que eres una problemática, eso no te lo creería. 
Ellen: No, yo… No buscaba los problemas, ellos venían a mi. 
Axel: ¿Bullying? 
Ellen asintió en silencio. 
Axel: Ah, entiendo… Tranquila aquí... 
Ambos se detuvieron, la calle estaba cerrada por la escena de un crimen. 
Axel: ¿Qué pasa? ¿Otra vez los demonios? Rayos… Bien Ellen, parece que tendremos que buscar un atajo. 
Ellen: Son muy problemáticos aquí. 
Axel: ¿Te cuento un dicho de los viejos? Ven, vamos por el callejón. 
Los dos entraron en un poco transitado callejón. 
Axel: Los viejos dicen que este país es la ruina de lo que llamaban la montaña celestial, donde los guardianes se reunían para hablar con el creador. 
Ellen: ¿Enserio? ¿Tú crees eso? 
Axel: Nah, los viejos siempre deliran. 
Ellen: ¡Axel! Eso es muy incordial de tu parte. 
Axel: Yo…  
Axel se detuvo, Ellen lo miró fijamente, este miraba al frente sin parpadear. 
Ellen: ¿Pasa algo? 
Axel hizo una mueca, Ellen miró al frente y vio a una figura encapuchada completamente de negro delante de ellos. 
Ellen: ¿Ladrones? 
Ellen miró a sus espaldas y otra figura igualmente vestida estaba parada a unos metros de ellos. 
Ellen: A-A-Axel… ¿Q-Qué sucede? 
Axel: ¡Eligieron un mal día para fastidiarme ¿Saben?! 
Ellen: ¿Axel?  
La figura delante de ellos hizo aparecer una enorme espada, desapareció y apareció casi instantáneamente delante de Axel, este detuvo la gran espada con sus manos, Ellen cayó al suelo de la onda expansiva del impacto. 
Ellen: A-Axel. 
Axel la miró y sonrió. 
Axel: Tranquila, todo estará bien. 
Ellen temblaba. 
Ellen: ¿C-C-Como q… q…? 
Figura: ¡Cállala! 
Ellen: ¿Eh? 
Ellen fue tomada por el cuello y golpeada en la cabeza, esta cayó desplomada al suelo. 
Axel: ¡Ellen!  
Este lanzó a la figura a la que le sostenía la espada a varios metros de una patada. 
Axel: ¡Aléjate de ella! 
Axel apuntó a la figura que había golpeado a Ellen. 
Axel: No me hagan en… 
Ellen levantó la mirada para ver como el brazo de Axel era cortado a la mitad, algunas gotas de sangre saltaron a la cara de esta. 
Ellen: A… Ah… 
Axel: Auch… 
Axel fue golpeado en el estómago y cayó de rodillas al suelo sangrando, las fuerzas regresaron a Ellen y se levantó intentando acercarse a Axel, pero la figura que la había golpeado apareció frente a ella. 
Ellen: ¿Qu…? 
Alcanzó a decir, vio un movimiento y un destello y se detuvo dos pasos pasada la figura, miró a su estómago y pudo ver una gran cantidad de sangre saliendo. 
Ellen: Y-Y-Yo… 
Axel: ¡Ellen! 
Esta lo miró y cayó al suelo como plomo, las fuerzas que le quedaban las usó para mirar a Axel, el que parecía ser el jefe se paró frente a este con la espada en alto. 
Figura: Portador… Conoce el fin… 
Ellen comenzó a avanzar dejando un rastro de sangre. 
Ellen: D-D-Debo… 
La otra figura habló con una voz femenina. 
Figura: No, no…  
Ellen fue detenida por el pie de esta, las fuerzas no le daban para moverse más, y sangre que corría de su cabeza comenzaba a nublarle la vista. 
Ellen: A… A… A… 
Lo último que alcanzó a ver fue la figura decapitando a Axel, los ojos de Ellen se cerraron y pudo escuchar. 
Hombre: Termínala. 
Ellen recibió un golpe en la cabeza.  
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Ellen… ¿Ellen? ¡¿ELLEN?! 
Ellen despertó y miró desesperadamente a todos lados, la cabeza le dolía, pero miró alrededor, estaba en su habitación y para más sorpresa en su propia cama. 
Ellen: ¿C-Cómo? ¿Fue un sueño? 
Ellen se descubrió para mirarse aterrada, un vendaje le cubría el estómago y estaba semidesnuda, solo con la ropa interior. 
Ellen: N-N-No puede ser… Y-Y-Yo… ¡AH! 
Iba a llevarse las manos a la cara, pero quedó congelada al ver los mismos dragones que Axel tenía tatuados en sus brazos en sus propios brazos, el grito quedó atrapado en la garganta de Ellen, quedó completamente inmóvil. 
Ellen: A… A… A… 
La puerta de la habitación se abrió, una figura entró. 
Chica: ¿Eh? ¿Estás despierta? 
Una chica con cabello rosa, ojos del mismo color y con una armadura blanca encima, Ellen la miró aterrada, esta se cruzó de brazos. 
Chica: Respira tranquila, responderé todas las preguntas que sé que tienes, pero debes calmarte y volver a recostarte. 
Ellen asintió y se recostó, la chica se le acercó y la cubrió con las frazadas. 
Chica: Bien, pregunta… 
Ellen la miró. 
Ellen: Y-Y-Yo m… m… 
Chica: ¿Morir? No, no moriste, por nada, pero si terminaste muy grave. 
Ellen: P-P-Pero… ¿Quiénes eran? ¿Quién eres? ¿Qué son estas cosas? 
Chica: Tranquila, una cosa a la vez… Soy Nami, soy una guerrera rango dragón de “La comunidad” 
Ellen: ¿Comunidad? ¿Qué comunidad? 
Nami: No, ese es el nombre de la organización a la que pertenezco, un grupo donde adoptan huérfanos y los entrenan para el combate, y para la vida, y bueno, en ese grupo soy una espadachín con el más alto nivel. 
Ellen: P-P-Pero… A-Axel… 
Nami: Lamentablemente… Él no sobrevivió al ataque. 
Ellen: ¿Q-Quiénes eran? 
Nami: Bueno, nosotros somos los buenos, ellos son “Las sombras de Orose” 
Ellen: ¿Orose? 
Nami: ¿Axel nunca te dijo lo de los dragones? 
Ellen: Eh… Es verdad… Ahora, yo los tengo, ¿Qué son? 
Nami: Lo que eres… Eres la “portadora” 
Ellen: ¿Y eso de qué se trata? 
Nami: No te dijo nada… Vaya amigo que era… 
Ellen: ¡No hables de él! No sabes nada… 
Nami se rió. 
Nami: Los dragones son Kazan y Arashi, dos dragones guardianes que protegían este país antes de ser este país… Cuando era… 
Ellen: La montaña celestial. 
Nami: ¿Lo sabías? 
Ellen: Axel mencionó eso esta mañana. 
Nami: ¿Mañana? Niña, es jueves ya. 
Ellen: ¿J-J-Jueves? Han pasado… T-T-Tres días completos. 
Nami: No te veo muy nerviosa, a pesar de todo lo que te estás enterando. 
Ellen: No quieres verme nerviosa… Sigue con lo de los dragones. 
Nami: Ah sí, ¿Dónde iba? Ah, estos dragones eran guardianes de las puertas en las cuales los guardianes iban a hablar con el creador, ese era su trabajo, simple, mantener a los idiotas fuera, pero hubo uno, un ser de un poder oscuro desconocido, Orose, un poder similar a los dragones, por lo que ninguno en este planeta tenía el poder para enfrentarlo… Ellos fueron indicados que por nada abandonaran su lugar, pero al sentir el llanto de los humanos y el sufrimiento que ascendía no pudieron evitarlo… 
Ellen: Bajaron… 
Nami: Y pelearon, pero al ser tan poderoso el impacto de estos titanes, la montaña celestial fue reducida a escombros, en un desesperado intento de proteger a la humanidad, enviaron a Orose al inframundo jurando su regreso. 
Ellen: ¿Por qué siempre hacen eso? 
Nami: Los guardianes dijeron que si eso ocurría ellos siempre estarían aquí… Pero no esperaban el castigo, ahora, a pesar de que “existirían” sus poderes serían controlados por uno de los seres más bajos en la escala de poder… 
Ellen: Un humano… 
Nami: Eres ese ser… Pasa de portador en portador, nueve antes que tú. 
Ellen: ¡Pero hablas del principio de los tiempos! ¿Cómo solo nueve? 
Nami: Ocho vivieron una vida larga, bloqueando todo intento de Orose de volver a este plano, ocho hasta Axel los cuales vivieron miles de años, excepto ese bastardo… 
Ellen: Me harás enojar si sigues hablando así de él. 
Nami: Lo siento, ahora lo que tienes que saber es que soy tu guardaespaldas y sirvienta al mismo tiempo. 
Ellen: Pero yo no quiero nada de esto… Yo… ¡QUIERO A AXEL DE VUELTA! 
Nami miró a Ellen con cierto disgusto. 
Nami: No se puede, está muerto. 
Ellen: Sólo me queda una pregunta… 
Nami: ¿Sí? 
Ellen: ¿Esto no es una pesadilla? 
Nami: ¿Eh? No, obvio, ¿De verdad es por eso que te mantuviste tranquila? 
Ellen: ¿Te puedo pedir un favor? 
Nami: ¿Eh? ¿Qué? 
Ellen: ¿Puedes darme un minuto? 
Nami: ¿A qué te refieres? 
Ellen: ¿Puedes salir de la habitación por unos segundos? Y cerrar la puerta al salir… 
Nami asintió sin entender mucho, salió y cerró la puerta en el momento que cerró la puerta escuchó el grito desesperado de Ellen, tomó el pomo de la puerta y se quedó quieta, escuchó movimientos detrás y se giró apoyándose a la puerta y se sentó en el piso, a los minutos golpeó suavemente. 
Ellen: P-Pasa… 
Nami se paró y entró, Ellen tenía un desorden total, incluso su cabello estaba hecho un desastre, esta estaba sentada junto a su cama, Nami se sentó junto a ella. 
Nami: Escucha… Sé que perder cosas que quieres, pero la vida es así… Te quita más de lo que te da… Y sé que te va a ser difícil aceptar lo que eres ahora, pero… Si te sirve de consuelo, yo estaré ahí para lo que necesites, bueno es mi trabajo también. 
Ellen: G-G-Gracias… 
Nami: No soy buena con relaciones así que…  
Nami tocó nerviosamente la cabeza de Ellen. 
Nami: Deberías ver tu cabello, está horrible y cuidar tu estómago, podrías empezar a sangrar nuevamente, estás peor que cuando te encontré. 
Ellen: ¿Tú me lavaste?  
Nami: Sí, obviamente, soy tu guardiana. 
Ellen: ¿Hay algo para preparar? 
Nami: ¿Tienes hambre? Iré a por algo. 
Ellen: En realidad quería levantarme. 
Nami: Por tu bien médico, debes reposar. 
Ellen: Yo… Está bien, gracias Nami. 
Nami: Para servir… 
Ellen: ¿Cómo conocías a Axel? 
Nami: Yo… Él… Bueno… Nosotros… 
Ellen: ¿Tuvieron algo? 
Nami: No… Él… 
Ellen la miró confusa, una lágrima cayó por la mejilla de Nami. 
Nami: Él era mi hermano. 
Ellen se sorprendió, Nami se secó la lágrima. 
Nami: No importa ya… Estoy trabajando, ahora lo importante es ponerte a salvo. 
Ellen: Tranquila, puedes llorar si quieres, no tengo problema. 
Nami: No lo haré, estoy de servicio. 
Ellen: ¿Crees que me importa? 
Nami: Mira Ellen, te estoy hablando hace cinco minutos, no cambiarás mi entrenamiento de años por sólo eso. 
Ellen: Yo… Lo entiendo… Lo siento. 
Nami la miró con desprecio. 
Nami: Iré por tu comida ahora. 
Ellen asintió y Nami salió de la habitación. 
Ellen: ¿Hermana? Ahora que lo pienso… Ella dijo que eran huérfanos… ¿Por qué me dijo que su padre era inglés? 
Nami tomó la bandeja en sus manos y caminó hacia la habitación nuevamente, al entrar vio a Ellen encima de su cama, de rodillas mirando hacia fuera por la ventana. 
Nami: Te dije que estuvieras recostada. 
Ellen: ¿Eh? Es que no me dolía ya… Y quería mirar hacia fuera, me ayuda a despejar la mente. 
Nami suspiró. 
Nami: Dejaré la bandeja a un costado, si ves algo raro me gritas. 
Ellen: ¿Qué harás? 
Nami: Revisaré el área, tengo que asegurarme que estés segura. 
Ellen: ¿A qué te refieres? 
Nami: Ahora que eres la portadora, te intentarán matar, hasta que aprendas a usar tus poderes correctamente, tengo que cuidarte. 
Ellen: ¿Tengo poderes? 
Nami: Uff… ¿Podemos conversar luego? De verdad tengo que hacer mi trabajo… 
Ellen sintió la molestia en la voz de Nami y asintió, Nami salió de la habitación y cerró la puerta, Ellen miró hacia la ventana nuevamente. 
Ellen: Esto no es un sueño… Esto no es una pesadilla, de verdad perdí a mi amigo, por fuerzas que están fuera de mi comprensión… Y yo estoy aquí tratando de entender todo…  
Ellen miró su vendaje. 
Ellen: Sé que los demonios y esas cosas pasan todos los días, pero es de esas cosas que creía que le pasan a otras personas… Ahora estoy confusa… No sé que sentir… Y sobre todo… Estoy hablando sola… 
Una lágrima cayó por la mejilla de Ellen. 
Ellen: Quiero a mi mamá… 
Ellen cayó en su cama sollozando.  
Ellen: ¿Por qué a mí? No le hago mal a nadie… ¿Por qué yo tuve que ver eso? ¿Por qué yo? 
Ellen miró al techo mientras las lágrimas corrían por sus ojos mojando la cama. 
Ellen: Quiero morir. 
Ellen escuchó una suave voz. 
Voz: No Ellen, tranquila. 
Ellen se sentó rápidamente y miró hacia todos lados asustada. 
Ellen: ¿Qué dijo eso? 
Voz: Aquí. 
Ellen miró sus manos y gritó de terror. 
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Editado: 08.10.2019

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