Ellen se sentó, su cabello estaba completamente desordenado, miró hacia el lado para ver a Nami durmiendo abrazada al almohadón.
Ellen: Jeje…
Ellen se levantó y sacudió suavemente a Nami.
Nami: ¿Eh? ¿Qué pasa?
Ellen: Levántate, es de mañana ya.
Nami: Uhg… Vale… Es molesto…
Ellen sonrió.
Ellen: Iré a bañarme y luego vas tú…
Nami: Lo que sea…
Dijo Nami antes de desparramarse en la cama, Ellen fue a la ducha y empezó a tomar una ducha caliente.
Ellen: Olvidé comprar un uniforme para Nami… Esto será malo…
Ellen terminó rápidamente y salió apresurada, al entrar en la habitación Nami aun estaba sentada mirando hacia la pared, Ellen se sujetó la toalla con la que había salido del baño y le habló.
Ellen: Nami, tendrás que usar una de mis faldas… Olvidé comprar un uniforme para ti…
Nami: Lo que sea…
Ellen: Uhm… Bueno… Sólo apresúrate.
Ellen se quitó la toalla y comenzó a vestirse, Nami se ruborizó lentamente y se levantó avergonzada.
Nami: ¡¿No te enseñaron decencia?!
Ellen se abotonaba la blusa.
Ellen: ¿Eh? ¿Qué sucede?
Nami: ¿Cómo se te ocurre desvestirte así? ¿Eres una pervertida?
Ellen: No creí que te molestara, somos chicas y además necesitamos apresurarnos.
Nami: ¡Vale! Lo que sea… Iré a bañarme.
Nami salió rápidamente mientras Ellen terminaba de vestirse, quince minutos después las dos tomaban desayuno tranquilamente.
Nami: Gracias por la falda.
Ellen: No es nada… Ahora… Sobre la espada…
Nami: Tranquila, no andaré cortando gente a diestra y siniestra… Sólo si es necesario.
Ellen: Estaba algo preocupada, pero confío en ti.
Nami: Sí, sí tranquila.
Ellen: Bien… Estamos con tiempo de sobra.
Nami: Si casi te levantas antes de que salga el sol.
Ellen: Jeje… Estás acostumbrada… No te quejes.
Nami: Eres molesta, estoy tratando de vivir como tú quieres ahora.
Ellen: Vale, vale… Intentaré no exagerar mañana.
Nami: Déjame desayunar tranquila ahora, estás molestando.
Ellen: Oh, lo siento…
Nami masticó su pan.
Nami: Uhm mmm…
Ellen: No hables con la boca llena.
Nami se encogió de hombros y siguieron comiendo en silencio, unos diez minutos las dos salieron del departamento.
Nami: ¿Usaremos las escaleras?
Al escuchar esto Ellen cayó en un golpe de recuerdos, todo lo sucedido hace una semana le llegó con esa frase, Ellen quedó en shock y Nami la miró algo preocupada.
Nami: ¿Ellen?
Esta no respondió, estaba completamente ida, Nami suspiró y con sus fuerzas la abofeteó, Ellen reaccionó rápidamente.
Ellen: Auch…
Nami: Lo siento, no estabas respondiendo.
Ellen se acarició la mejilla.
Ellen: Fue mi culpa… Usemos… Usemos el ascensor, ahorraremos tiempo.
Nami: Bien… Me tendrás que explicar qué sucedió.
Ellen respondió sin mirarla.
Ellen: Sí… Después…
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Nami: Mis piernas arden…
Ellen: Para ser una soldado entrenada pareces más una niña.
Nami: Na, na, na… Bla, bla…
Ellen: Que molesta…
Nami: Jaja…
Ellen la miró y sonrió.
Ellen: Una semana solamente… ¿Eh?
Las dos entraron en la escuela y empezaron a recorrer los pasillos.
Nami: No te creas mucho… Tampoco es como que sea la más fuerte mentalmente.
Ellen: Al parecer hay algo en lo que soy más fuerte.
Nami: No dije eso.
Ellen: Yo oí eso…
Nami: No…
Voz: ¡Presidenta!
Ellen se desconcentró al escuchar una voz femenina llamándola, miró hacia el frente para ver la fuente de esta, una chica de cabello grisáceo y ojos del mismo color, el uniforme algo desordenado y con gafas, Ellen sabía quién era, estaba confundida, Miko, era una chica muy introvertida, de primer año, que se había unido al grupo de estudio, no estaba confundida por no conocerla, sino porque nunca le habló directamente, siempre que podía hablaba con Axel.
Miko: ¡Presidenta!
Ellen: Nami… No vayas…
Ellen miró a todos lados sin encontrar rastros de Nami, Miko llegó frente a ella, respiraba agitada y apretaba fuerte un par de libros que llevaba entre los brazos.
Ellen: H-Hola…
Miko: P-Presidenta… Supe lo de su accidente y me sentí terrible así que pensé que lo mejor que podía hacer por usted era tener todo lo que perdió en estos días ya que tiene muy buenas calificaciones y no quisiera que perdiera eso ya que es nuestra ayuda y yo le tengo esto.
Miko dijo esto sin pausas y sin respirar, al terminar estiró los brazos mostrando los libros que llevaba entregándolos a Ellen, esta titubeó un segundo y tomó los libros.
Ellen: Muchas gracias Miko.
Miko: ¿S-S-Sabe mi nombre?
Ellen: Claro, eres del grupo de estudio, es mi deber conocerlos a todos… Y más a alguien tan amable cómo tú.
Miko iba a hacer una reverencia, pero algo la detuvo, un delgado y brillante filo.
Nami: Y se puede saber… ¿Quién eres?
Nami dijo esto amenazante, Miko intentó mirarla, pero el filo de Nami se apretó ligeramente contra su cuello, Ellen la miró aterrada.
Ellen: ¡Nami! Baja la espada.
Nami la miró.
Nami: Puede ser un enemigo.
Ellen: No es el enemigo, es una amiga… Del grupo de estudio…
Nami miró a Ellen.
Nami: Vale…
Nami envainó la espada y pasó junto a Miko empujándola con su hombro.
Miko: Ay…
Ellen sujetó a Nami del brazo, esta miró a Ellen molesta.
Nami: ¡Hey!
Ellen: Pídele perdón…
Nami: ¿Qué? No, jamás pido…
Nami por primera vez sintió miedo, los ojos de Ellen eran fríos y oscuros, incluso un escalofrío recorrió su espalda.
Nami: E-E-Ellen…
Ellen: Pide… Perdón…
Miko: N-No es nece…
Nami se giró temblando y miró a Miko, hizo una reverencia aterrada.
Nami: P-P-Perdón… No debí actuar así.
Miko: No es nada, todo perdonado.
Ellen volvió a sonreír y Nami suspiró.
Ellen: Bien, vamos… Tenemos algo de tiempo para conversar.
Miko: ¿Q-Quiere conversar conmigo?
Ellen: Sí, digo… Tenemos tiempo de sobra.
Nami se paró tras Ellen y esta la miró.
Ellen: ¿Vamos?
Nami: Aceptación.
Ellen quedó confundida por un segundo y luego comenzó a caminar, Nami la siguió tres pasos atrás y Miko caminó junto a Ellen, Miko susurró a Ellen.
Miko: ¿Quién es ella?
Ellen pensó una respuesta creíble durante un tiempo, Miko la miraba intrigada.
Ellen: Es una guardaespaldas, mis padres supieron de mi accidente y como son sobreprotectores decidieron que necesitaba alguien para que me cuidara día y noche, así que lo mejor es alguien de mi edad y con entrenamiento militar sería la mejor idea… No sé cómo sonaba bien y eso, pero logré hacerla mi amiga.
Miko: Lo siento…
Miko miró a Nami.
Miko: Soy Miko, Miko Hanazuki.
Nami habló sin expresión.
Nami: Soy Nami Hazachi.
Ellen se detuvo y Nami también.
Ellen: ¿Qué pasa Nami?
Nami: Aterradora.
Ellen: Oh, creo que… Exageré un poco, Nami lo siento.
Nami: No, no…
Ellen la abrazó, lentamente Nami se ruborizó hasta ponerse completamente roja y reaccionó.
Nami: ¡Basta, basta! Estoy bien ya…
Ellen: Lamento haberte intimidado.
Nami: No das miedo… Eres un…
Ellen: A cambio, luego de clases haré lo que quieras por ti ¿Vale?
Nami iba a reprochar a Ellen por interrumpirla, pero al escuchar lo que dijo esbozó una sonrisa ligeramente siniestra.
Nami: Vale…
Ellen la miró algo asustada.
Ellen: Está bien… No sé qué pensar…
Miko: Oh... La hora pasa volando, debo ir a clases.
Ellen: Al parecer nosotras también, pues…
Ellen titubeó un segundo en lo que iba a decir, inspiró aire ligeramente y le habló a Miko.
Ellen: Si quieres podemos vernos en la hora de almorzar, no es como que vayamos a tener mucha compañía tampoco.
Miko la miró algo sorprendida, luego de unos segundos sonrió levemente.
Miko: Sí, ahí estaré…
Ellen hizo una pequeña reverencia, la cual Nami imitó y Miko se despidió haciendo lo mismo.
Miko: Hasta la hora de almuerzo.
Ellen: Hasta pronto.
Miko se fue como llegó y Ellen suspiró.
Nami: ¿Es rara no?
Ellen: Un poco, pero ¿No lo somos todos?
Nami arqueó los ojos y pasó junto a Ellen.
Nami: ¡Muy temprano para reflexiones filosóficas!
Ellen dejó salir una carcajada y caminó tras Nami.
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Era la hora antes del almuerzo, Ellen intentaba poner atención, pero algo la distraía, miró hacia el lado tratando de buscar ayuda en Nami, pero esta dormía sobre el escritorio de su pupitre con la boca abierta y una sonrisa algo tonta, las mejillas enrojecidas y de vez en cuando hacía el amago de una carcajada, decidió mirar al frente, el profesor intentaba explicar algo que rápidamente aburrió a Ellen, por último decidió mirar a la ventana, algunos chicos jugaban fútbol, otros paseaban perdiendo el tiempo, miró hacia otro lado, una pareja se acurrucaba cálidamente, Ellen arqueó los ojos e iba a mirar el partido de fútbol sino hubiera sido porque una figura atrapó toda su atención, ahí abajo, sentado en la fuente principal de la escuela había una figura conocida para Ellen, una figura que hizo que la piel de Ellen se volviera como de gallina y que le dio un escalofrío terrible, una figura que paralizó a Ellen, esa sombra… Era la misma sombra de aquél día, aun sin poderle ver el rostro lo sabía y para comprobar su teoría otra figura apareció y se sentó junto a la anterior, Ellen no podía pensar en nada más que temor… “¿Están aquí por mí? “ Pensó Ellen justo cuando ambas figuras levantaron la vista para clavarla en la de Ellen y sonreír siniestramente.
Ellen: S-Sí…
Los ojos de Ellen se llenaron de terror, lentamente se convirtieron en tristeza seguido de ira, Ellen se levantó golpeando la mesa, el profesor la miró y Nami despertó atontada.
Ellen: ¡NECESITO IR AL BAÑO!
El profesor suspiró.
Profesor: No necesita gritar señorita Smith, puede ir.
Ellen salió rápidamente, al ver a Ellen salir de la sala Nami despertó rápidamente y corrió tras ella.
Nami: ¡Ellen espera! ¿Qué sucede?
Ellen corría por los pasillos desesperadamente, ni siquiera pensando hacia dónde dirigirse, de pronto al girar en una esquina chocó contra alguien, ambos cayeron al suelo de espaldas.
Ellen: Auch, ay, ay…
Ellen se sentó y vio contra quién había chocado, Miko buscaba sus anteojos a tientas en el suelo.
Ellen: M-M-Miko…
Al oír la voz de Ellen, Miko la buscó con la cabeza.
Miko: P-P-Presidenta Ellen, y-yo lo siento… No pr-presté atención…
Ellen se paró y recogió los anteojos de Miko, sujetándola de la mano derecha la ayudó a levantarse y le entregó los anteojos.
Miko: Gracias…
Dijo Miko acomodándose los anteojos, ella y Ellen comenzaron a recoger un montón de pinceles que se habían caído de las manos de Miko al chocar.
Ellen: Lo lamento, fue mi culpa, venía corriendo y no pensé mucho…
Miko: N-No pasa nada.
Ellen: Debo llegar…
Ellen sintió unos pasos por el pasillo y se giró para ver a Nami llegar deteniéndose.
Nami: Ellen… ¿Qué sucedió?
Ellen: Nami… Nami… Son… Es…
Nami se acercó y puso una mano en el hombro de Ellen.
Nami: Tranquila, no es nada, hab…
Alcanzó a decir antes de ver la cara de Ellen llena de lágrimas.
Ellen: Son ellos…
Nami la miró y luego miró a todos lados.
Nami: ¿Dónde?
Ellen: En el patio central, estaban mirándome… Estaban desafiándome.
Nami: Pagarán…
Los ojos de Nami ardían de ira, Ellen la miró y se llenó de determinación.
Ellen: Vamos…
Las dos salieron corriendo ante la mirada confusa de Miko.
Miko: ¿Eh?
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Ellen y Nami llegaron a la fuente, el patio completo estaba vacío, las dos miraron alrededor, pero no encontraron nada.
Nami: ¿Estás segura de lo que viste?
Ellen: Sí, mientras tú dormías.
Nami: Lo siento, estaba pensando… Cosas y…
Una risa que parecía venir de todos lados a la vez desconcentró a ambas, las dos miraron hacia la izquierda en dónde había un pasillo por el cuál venía una figura conocida para Ellen, arrastrando su espada salió el asesino de Axel a la luz.
Sombra: Son unas inútiles, ¿De verdad el portador te eligió a ti?
La sombra que era una chica apareció tras él jugando con la cuerda de un arco.
Ellen: Ustedes…
Sombra: Veo que no nos has olvidado… Portadora…
Nami: ¿Qué hacen aquí? ¿Qué pasa con el luto?
Sombra: Portadora… Deberías callar a tu perro…
Nami: Maldito… ¡Debería cortarte!
Sombra: ¿Es un desafío?
Nami: Cuando quieras basura…
La sombra se quitó la capucha que lo cubría, era un hombre joven, de anteojos y cabello grisáceo oscuro.
Sombra: Ahora.
El hombre empuñó su espada hacia Nami y esta tomó el mango de su espada.
Nami: Orden…
Sombra: Caos…
Ellen: Nami… No deberías pelear, estás furiosa.
Nami sonrió confiada.
Nami: No te preocupes Ellen yo soy la mejor.
Nami corrió hacia la figura.
Nami: Posición víbora…
Nami saltó hacia la figura y esta despareció para aparecer instantáneamente junto a Nami.
Sombra: Jaque…
La sombra la golpeó en estómago de un puñetazo y con el mismo impulso la golpeó con la pierna en la espalda lanzando a Nami contra el piso, Nami golpeó violentamente el suelo y quedó instantáneamente inconsciente, la sombra cayó delicadamente junto a esta.
Sombra: No valen mi tiempo… Akasu… Te doy el honor… Tengo cosas que hacer.
La sombra con el arco habló complacida.
Chica: Es un honor maestro.
El hombre se puso la capucha y desapareció, Ellen estaba en shock por ver a Nami en ese estado.
Ellen: N-Nami…
Akasu: Niña, no eres nada… ¿Sabes por qué tu perro está así? Es porque eres débil…
Ellen levantó la vista y miró a la sombra que alistaba su arco.
Ellen: ¿Soy débil?
Akasu: Sí, ¿Ves? Aun con el poder de los dragones no pudiste ayudar a tu amiga, la debilidad es una enfermedad, y tú… Portadora, estás muy enferma.
Ellen: Y-Y-Yo…
Akasu tensó el hilo de su arco y una flecha negra como la noche apareció en él.
Akasu: Tranquila, esta vez… No despertarás…
Nami empezó a recuperarse y vio a Ellen inmóvil, Akasu pasó junto a ella con el arco tenso, Nami quiso detenerla, pero no tenía nada de fuerzas.
Akasu: Adiós… Portadora…
Akasu soltó la flecha, Nami se intentó levantar desesperada.
Nami: ¡ELLEN NO…!
Ellen cerró los ojos triste, “Soy débil… Por eso moriré, la peor portadora de la historia, y creí que esto sería interesante… “, alcanzó a pensar Ellen antes de sentir la flecha atravesar piel y hueso, Ellen se quedó quieta y en silencio al no sentir dolor, lentamente abrió los ojos para darse cuenta de la escena, todos estaba en silencio al ver lo que sucedió, Miko estaba entre Ellen y Akasu, Miko se giró lentamente hacia Ellen y sonrió con sus dientes llenos de sangre, la flecha clavada en mitad de su pecho y su cuerpo temblaba.
Miko: Lo siento…
Dijo antes de caer desplomada de espaldas al piso, Ellen quedó completamente horrorizada, Akasu estaba en silencio, pero rabiosa, rápidamente comenzó a realizar una rabieta.
Akasu: ¡Maldita bastarda! ¿CÓMO TE ATREVES A HACERME FALLAR? ¡JAMÁS HE FALLADO UNA FLECHA, ¿ME OYES MALDITA?! ¡NUNCA! ¡VOY A MATAR A LA PORTADORA Y ME ASEGURARÉ QUE MUERAS!
Akasu tomó su arco y lo tensó.
Akasu: Ven aquí por…
Dijo y levantó la mirada sólo para ver a Ellen frente a ella, aunque era Ellen su cabello era celeste y sus ojos del mismo color.
Ellen: Débil…
El brazo derecho de Ellen se estiró haciéndose una púa de hielo que clavó el estómago de Akasu y salió en la espalda alta de esta.
Akasu: Ahg… Ngh…
Ellen: Eres una enfermedad, tranquila…
Ellen la levantó mientras esta se quejaba de dolor agonizando.
Ellen: Te voy a curar…
El otro brazo de Ellen se convirtió en una hoja, como de espada que Ellen apuntó a la cabeza de Akasu.
Ellen: A….
Alcanzó a decir, una mano se posó sobre el hombro derecho de esta, Nami se tomaba el estómago y tenía varias heridas, pero estaba ahí.
Nami: Por más que me gustaría que la asesinaras, si lo haces… Uhg… La flecha en el pecho de esa chica se volverá veneno que cambiará el alma de esa sombra al cuerpo de la chica…
El brazo de Ellen volvió a la normalidad saliendo del cuerpo de Akasu, esta cayó al suelo desplomada y Ellen miró a Nami.
Nami: Ngh… Nuestro deber ahora… Es salvar a esa chica…
Ellen asintió y volvió a la normalidad.
Nami: Llamemos a emergencias.
Ellen sacó su celular y rápidamente marcó.
Ellen: ¿Aló emergencias…? Necesito ayuda…
Las dos se ganaron junto a Miko tratando de evitar que muriera mientras esperaban la ayuda.
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Una ambulancia partió llevándose a Miko y Akasu, Nami estaba sentada en otra siendo atendida mientras Ellen estaba parada frente a Ella con arrepentimiento en la cara.
Ellen: Lo siento Nami, si no fuera por mí, no te habrían golpeado.
Nami se rió.
Nami: Me han golpeado más duro que esto, además si no fuera por ti, estaría muerta.
Ellen: Me siento preocupada, sé que soy débil y a pesar de haber entrenado al momento de pelear me bloquee, no quiero dañar a nadie, ni siquiera a ellos que me quitaron a Axel… Y por eso… Por mí culpa, Miko está grave.
Nami: Tranquilízate, no se puede cambiar lo que eres de un día a otro, nunca has peleado y te cuesta encontrar motivación, pero recuerda, que dañas a gente que puede hacer más daño que tú, así que es por una causa justa.
Ellen titubeó unos segundos y Nami se paró apartando al paramédico que la atendía.
Paramédico: Pero…
Nami: Estoy bien, ahora déjame...
El paramédico se alejó ordenando sus cosas.
Nami: Ellen, tranquila, ahora lo que debe preocuparnos es que Miko y esa chica están juntas.
Ellen: El médico que las atendió dijo que las tendrían en coma inducido, al menos hasta que sus heridas sanen, que sus órganos vitales de alguna manera estaban sanos a pesar del daño.
Nami: ¿Ves? Todo va a estar bien, ahora sonríe… Y vamos al hospital.
Ellen: S-Sí.
Las dos iban a avanzar, pero fueron interceptadas por una policía que estaba anotando algo.
Policía: Ustedes… Son las únicas testigos y hay mucha sangre… Si no les importa tomaré sus declaraciones.
Nami gruñó e hizo una mueca de molestia.
Nami: Fue un intento de robo.
Policía: Sí, claro… Aquí hubieron demonios ¿No?
Nami sacó su billetera de su bolso y se la enseñó al policía.
Nami: Fue… Un intento de robo… No lo repetiré.
El policía miró la billetera y se encogió de hombros.
Policía: Cuídense de encontrarse con más ladrones… Adiós.
El policía se retiró guardando su libreta y Ellen miró a Nami.
Ellen: ¿Qué fue eso?
Nami: Luego te explico, ahora vamos al hospital.
Ellen asintió y partieron caminando con Nami apoyándose en Ellen.
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Las dos entraron en el hospital, se acercaron a la recepcionista quién ordenaba unos papeles muy concentrada.
Ellen: Creo que consultaré yo… Tomando en cuenta que las recepcionistas de aquí no pueden poner su cabeza en su lugar si se las cortan.
Nami: Ja… Ja… Auch.
Nami se acarició la parte derecha de su espalda.
Ellen: Tómalo con calma.
Ellen se acercó a la recepcionista y le habló suavemente.
Ellen: Hola.
La recepcionista levantó la mirada ligeramente.
Recepcionista: Buena tarde, ¿En qué puedo ayudarlas?
Ellen: Bueno… Hace poco una amiga entró grave y queríamos saber sobre ella.
Recepcionista: ¿Alguna autorización de familiar?
Ellen: No, es que… Bueno… Sólo estábamos muy preocupadas.
Recepcionista: No puedo decirles nada entonces… Necesitan la autorización de una familiar.
Ellen: Oh… Yo… Lo siento… Pero… Por favor, necesitamos saber sobre ella… Es Miko Hanazuki.
Recepcionista: Lo siento, no…
Voz: ¿Son amigas de la señorita Hanazuki de verdad?
Ellen se giró y vio a un doctor, algo anciano, pero con cara de amabilidad notable.
Ellen: S-Sí…
El doctor sonrió amablemente.
Doctor: Síganme, hablaremos sobre ella en privado.
Ellen miró a Nami y esta asintió, ambas siguieron al doctor hasta una no muy grande, pero agradable oficina.
Doctor: Lamento lo de la recepción, es nueva, se rige sólo por reglamento y no siente mucho.
Nami: Clásico.
Ellen: ¿Cómo está mi amiga? ¿Despertó ya?
El doctor miró a Ellen y sonrió.
Doctor: Está estable, pero ella y la otra chica deben estar en coma inducido para evitar que se desangren.
Ellen: Entiendo.
Doctor: Me alegra saber que tiene amigas, leí su informe y ella..
Ellen: ¿Qué sucede?
El doctor suspiró.
Doctor: No le digan a nadie lo que les diré, ¿Entienden?
Ellen y Nami asintieron en silencio.
Doctor: Ella es una huérfana, cuando cumplió los doce, hace poco, decidió que era lo suficientemente adulta para sostenerse por ella misma, así que abandonó el orfanato y gracias una beca está en su escuela, así que ella no tiene familiares que se hagan cargo de ella o de sus gastos médicos.
Ellen lo miró preocupada.
Doctor: Estábamos temiendo que no podríamos encontrar a alguien que pidiese la ayuda al gobierno por ella o… Por la otra chica.
Ellen miró a Nami.
Nami: Oí sobre eso… Pero… Ayudar a Akasu…
Ellen pensó durante unos segundos todo, sabía que si ayudaba a Akasu las cosas irían mal, pero… Había algo en su interior, algo que era lo que le hacía ver esperanza en todo, y saber que Akasu ahora estaba abandonada por sus aliados le hizo creer que quizás, con algo de ayuda…
Ellen: Yo me encargo.
El doctor la miró algo confundido.
Doctor: Iré por los papeles de la solicitud.
Ellen: No… Yo me haré cargo de los gastos médicos.
Doctor: ¿Eh? ¿Estás segura niña?
Nami: Sí, ¿Segura? ¿Qué le dirás a tus padres?
Ellen: La verdad solamente.
Doctor: Traeré los papeles de tu amiga.
Ellen: No…
Los dos miraron a Ellen.
Ellen: Los papeles de ambas, tomaré ambos gastos…
Nami la miró y se enfureció.
Nami: ¡NO! No dejaré que ayudes a una sombra, no es correcto.. NO LO PERMITIRÉ NI EN UN MILLÓN DE AÑOS…
Ellen suspiró.
Ellen: Primero… Cálmate, estamos en un hospital, no debes gritar…
Nami: Lo siento.
Ellen: Segundo, si yo voy a hacer eso, tengo mis motivos, quizás no lo veas ahora, pero te aseguro que lo entenderás.
Nami: P-P-Pero es una sombra… Si ella estuviera aquí ella nos dejaría morir.
Ellen: Probablemente, mira, conversaremos de esto camino a casa, ahora doctor, por favor traiga los papeles.
El doctor asintió y salió de la oficina, Nami estaba molesta, pero decidió callar, luego de unos segundos el silencio se rompió con el doctor entrando acomodando papeles.
Doctor: Muy bien muchacha, aquí están… Déjame pasarte una pluma para que los completes.
Ellen tardó un par de minutos para rellenarlos, pero los terminó lo más rápido posible.
Ellen: Listo.
Doctor: Deja revisar que todo esté en orden.
El doctor tomó los papeles y empezó a leer.
Doctor: Nombre… Ellen Smith…
El doctor quedó en silencio como recordando algo.
Ellen: ¿Sucede algo?
El doctor sonrió.
Doctor: Sólo me parecía familiar tu nombre.
Ellen: Supongo, mis padres son los dueños de las empresas Smith…
El doctor miró a Ellen y luego guardó silencio, tardó unos minutos en leer todo.
Doctor: Todo en orden niñas, pueden volver mañana si quieren ver a su amiga, deberían descansar… Sobretodo ella.
Dijo apuntando a Nami, las dos asintieron y se acercaron a la puerta.
Ellen: Muchas gracias por su ayuda.
Doctor: El agrado es mío, que les vaya bien… A ambas…
Ellen y Nami salieron de la oficina, Nami suspiró.
Nami: Bien, soy toda oídos.
Ellen: Bien… Empecemos…
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