Dragones Gemelos

Presente.

Ellen cocinaba tranquilamente cuando Nami entró en la cocina. 
Nami: ¿Qué cocinas? 
Ellen: Comida. 
Nami: Ja, ja… ¿Pongo las cosas en la mesa? 
Ellen: Sí, por favor. 
Nami tomó las vajillas que estaban ordenadas en una encimera y se retiró, Ellen continuó revolviendo la olla con cuidado mientras tarareaba suavemente una canción infantil. 
Ellen: Quizás… Si… 
Dijo antes de que una lanza negra atravesara la ventana, se ensartara en el hombro de Ellen y la clavara contra la encimera. 
Ellen: Ngh… 
Una sombra se movió entrando por el agujero que había hecho la lanza, Ellen sintió a Nami golpear la puerta. 
Nami: ¿Ellen? ¿Qué pasó? 
Ellen: ¡Na…! 
Alcanzó a decir, algo cubrió su boca, Ellen se dio cuenta que una figura comenzaba a formarse de la sombra. 
Sombra: Sht… Sht… Silencio… 
Ellen temblaba de miedo. 
Sombra: La portadora… Miren a la virtuosa… Temblando por su vida. 
Nami: ¿Ellen? 
Ellen iba a moverse, pero vio a la sombra imitarla a la perfección. 
Sombra: Tranquila… Sólo se me cayó un plato, sigue con lo tuyo. 
Nami: ¿Eh? Está bien… 
La sombra sonrió siniestramente mientras miraba a Ellen. 
Sombra: Es una lástima, eres tan hermosa… Pero debes morir. 
Ellen logró tomar la cuchara con la que revolvía y con todas sus fuerzas la clavó en el pecho de la sombra, esta se retiró tomando su forma humana, pudo ver que era un chico con el cabello grisáceo y ojos negros, vestido completamente de negro, Ellen intentó gritar, pero la voz no le salió, el chico se rió. 
Chico: Je, je, je… ¿No lo notaste? 
Ellen se dio cuenta de que su garganta sangraba. 
Chico: Tu voz tardará en sanar… Tengo lo suficiente para acabar contigo. 
Ellen vio aparecer en las manos del chico una guadaña completamente negra mientras la miraba amenazante. 
Chico: Soy Ka’Yhin, sirviente del sexto líder… Y tu asesino. 
Ellen miró a la puerta y corrió, pero tuvo que esquivar un golpe del chico. 
Ka’Yhin: No, no… 
Ellen sintió un dolor punzante en el estómago, vio cómo su sudadera había sido cortada y su estómago sangraba mucho. 
Ellen: Ngh… 
Ka’Yhin: Tu amiga no te salvará. 
El chico se lanzó a atacarla, Ellen esquivó a duras penas. 
Ka’Yhin: Vamos, no quieres este poder, ¿Por qué no terminar con esto? 
Ellen lo miró asustada, este sonrió y atacó violentamente, la guadaña se clavó en el suelo frente a Ellen gracias a que esta esquivó en el último segundo. 
Ellen: ¡Por que Axel me confió este poder a mí por algo! 
Ellen se sorprendió al escucharse, Ka’Yhin se lanzó cargando contra ella, ambos atravesaron el muro, Nami los miró sorprendida. 
Nami: ¡Ellen! 
Ellen logró quitarse a Ka’Yhin lanzándolo contra un sofá, Ellen se paró y miró a Nami. 
Ellen: ¡Nami! 
Ellen estiró la mano derecha hacia esta, Nami sacó su espada y se la lanzó, Ellen la tomó rápidamente y se giró para bloquear el ataque de Ka’Yhin. 
Ellen: Te equivocaste. 
Ellen hizo que Ka’Yhin hiciera un mal movimiento, cómo si fuera una maestra con la espada dio dos cortes rápidos y se paró en pose neutral. 
Ellen: No dañarán a la portadora a traición… 
Ka’Yhin cayó al suelo de rodillas convirtiéndose lentamente en ceniza negra, Ellen se giró y miró a Nami, esta se sorprendió al ver sus ojos brillantes de un fulgor azul. 
Ellen: Y eso va para ti también. 
Nami se mordió el labio, lentamente los ojos de Ellen volvieron a la normalidad, Nami la vio tambalear, se movió rápidamente y la sujetó antes de que cayera. 
Ellen: ¿Qué…? ¿Qué pasó? 
Nami: Lo siento… 
Ellen: ¿Dónde está…? 
Nami: Muerto, lo mataste… 
Ellen: ¿Yo? Pero… Yo… 
Nami: Luego te explicaré… Ahora… 
Nami dejó a Ellen de pie y miró hacia el agujero que había hecho Ellen al pelear. 
Nami: ¿Cómo arreglaremos eso? 
Ellen: Nami… Intentaron asesinarme… ¿Y piensas en eso? 
Nami: Eres la portadora… Es nor… 
Ellen: ¿Normal? ¡YO ESTABA COCINANDO! ¡COCINANDO! ¡INTENTARON MATARME NAMI! 
Nami la miró sorprendida, Ellen estaba aterrada, sintió cómo las palabras de Ellen de antes pasaron por su cabeza. 
Nami: Sólo trato de calmarte… Sé lo que pasó, pero no estás para conversar así… 
Ellen: Yo… Sí… Tienes razón… Necesito calmarme. 
Nami la hizo sentarse en el sofá que recogió, tomó su espada y la envainó en su espalda nuevamente. 
Nami: Te controló uno de los dragones… 
Ellen: ¿Eh? 
Nami: Por eso no recuerdas nada, uno de los dragones, sintió que estabas en peligro y decidió protegerte. 
Ellen: Oh… Oh… 
Nami: Yo… No lo vi venir, creo… Que debemos hablar con la som… Digo… Akasu nuevamente… Necesito saber algo. 
Ellen: Eh… Yo… Bien… Confío en ti. 
Nami la miró con preocupación y sonrió. 
Nami: Bien, prepárate… Tenemos que ir lo antes posible. 
Ellen: ¿Eh? 
Nami: Quiero decir… Ahora Ya… 
Ellen vio a Nami ir a la habitación rápidamente. 
Ellen: ¿Eh…? 
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Nami: ¡SOMBRA! 
Nami abrió la puerta de una patada, Ellen se sorprendió del cambio que había tenido, había llegado totalmente calmada, pero ahora se mostraba furiosa, Akasu la miró asustada, iba a levantarse, pero Nami caminó iracunda hasta ella y la levantó por el cuello del camisón. 
Nami: ¿Cómo saben dónde Ellen vive? 
Akasu estaba aterrada, Ellen iba a caminar para detenerla, pero su celular comenzó a vibrar y tuvo que contestar. 
Akasu: N-N-No lo sé… 
Nami: Te lo repetiré una vez más… ¿Cómo sabían dónde Ellen vive y cómo supieron que Ellen era la portadora? 
Akasu: No lo sé… Te lo juro… 
Nami sacó su espada amenazante, pero las suaves manos de Miko la sujetaron. 
Miko: Por favor, no… 
Nami: Hoy en la tarde, intentaron asesinar a Ellen en su departamento, ella se salvó sólo de suerte que la sombra se confió… Esta estúpida sabe algo y la haré hablar… 
Miko: Pero… 
Akasu: Quizás ella sea la última… 
Nami la miró y le puso la espada al cuello. 
Nami: Habla… 
Akasu: Es que… Es que… Es la única chica que ha sido portadora… Y… Y bueno… Se cree que es la última… Por eso la atacarán… Sin césar… Ella es más importante que cualquiera en este instante…. Ella es la única… 
Nami: Que se interpone entre Orose y este mundo… 
Nami suspiró tratando de relajarse y guardó su espada. 
Nami: Lo siento… No fue la manera, pero… 
Escucharon algo caer, las tres miraron a Ellen, esta había dejado caer su celular y miraba a la televisión completamente congelada. 
Nami: ¿El…? 
Nami miró la televisión, “Importantes empresarios encontrados muertos en su casa, se presume asesinato…”. 
Nami: Oh… No…  
Ellen cayó al suelo de rodillas, Nami se le acercó lentamente sólo para oírla sollozar. 
Nami: Ellen… Pueden ser otras per… 
Ellen: No… Me llamaron para avisarme, son ellos… Son mis pa… 
Nami tragó saliva y la miró con tristeza. 
Ellen: Jamás me dijiste que esto podía pasar… 
Nami: Dije que los que te rodeaban corrían peligro. 
Ellen: Yo… Quiero… Morir… 
Nami: ¿Eh? 
Ellen se levantó, sus ojos estaban llenos de lágrimas, Nami podía ver toda la rabia e impotencia que reflejaban. 
Ellen: ¡QUE QUIERO MORIR CON ELLOS! 
Ellen gritó esto con fuerza, Nami quedó completamente desconcertada y Ellen salió corriendo antes de que esta pudiera hacer nada. 
Nami: ¡Ellen! 
Nami salió al pasillo, pero sólo pudo escuchar los pasos de Ellen al correr, se había movido muy rápido. 
Nami: No… Debo ir a buscarla… Ustedes dos, quédense aquí. 
Nami dijo esto mirando a Miko y Akasu. 
Akasu: No… 
Nami: No tengo tiempo para discutir conmigo. 
Akasu: ¿Sabes dónde fue? 
Nami: Yo… No… ¿Y tú sí? 
Akasu: No, pero puedo seguir su rastro, soy cazadora… Así que… 
Nami: Ungh… Vamos… 
Akasu asintió, se cubrió con una frazada de la cama y salió junto a Nami, ambas comenzaron a recorrer los pasillos del hospital. 
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Ellen se paró junto a la orilla del techo, la delgada reja que la separaba de poder saltar le sirvió para sujetarse y mirar hacia abajo, sus ojos no paraban de llorar y sentía cómo el corazón se le partía en más y más pedacitos cada vez. 
Ellen: Déjenme saltar… Déjame saltar. 
Ellen se giró y miró a Arashi, esta la miraba con tristeza. 
Ellen: ¿Por qué ellos? Yo soy quién tiene el poder, yo soy quién debe sufrir… Yo debí morir. 
Arashi habló con un tono espectral, al moverse dejaba una estela de vapor. 
Arashi: Para destruir a alguien, primero atacas su corazón… Él quiere destrozarte totalmente, y sólo puedes elegir entre avanzar y pelear o llorar y morir. 
Ellen: Yo nunca elegí esto… 
Arashi: Pero debes cargar con ello. 
Ellen: Llévatelo… 
Arashi: Yo no pude escoger para lo que fui creada, Ellen… Debes sobreponerte, mucha gente confía en ti, yo confío en ti… Nami lo hace. 
Ellen: No quiero cargar con este peso… 
Arashi: Lo sé, lo siento en mi ser… Pero estamos juntas en esto, mírate, no tenías ningún amigo y ya tienes varios, Ellen, sé que esto será duro, pero no estarás sola, te necesitamos. 
Ellen suspiró y sonrió mientras sollozaba. 
Ellen: Me repondré… Está bien. 
Arashi: Ellen pequeña, recuerda… Te amo pequeña, cuídate. 
Ellen: Sí… Gracias… 
Arashi desapareció un segundo antes de que Akasu y Nami abrieran la puerta de par en par. 
Ellen: Chi… 
Nami corrió y abrazó a Ellen con fuerza, Ellen pudo sentir la preocupación de esta al apegarse. 
Nami: Me asustaste estúpida… Pensé que harías una idiotez. 
Ellen: No, tranquila, no lo haré. 
Nami: Sé lo que es estar en tu lugar, sé cómo te sientes, si necesitas ayuda… Confía en mi. 
Ellen abrazó a Nami. 
Ellen: Tranquila, me sabré poner de pie… 
Nami la soltó y se arregló el cabello que se le había desordenado con el abrazo. 
Nami: Uhm… Yo… 
Nami miró a Akasu. 
Nami: ¿Y tú que miras sombrita? Ya cumpliste tu función. 
Akasu: Oh, yo… Me retiro. 
Akasu volvió a entrar al hospital, Nami la miró y suspiró. 
Nami: Lamento lo sucedido. 
Ellen: Yo también. 
Nami: ¿Viajarás a su funeral? 
Ellen: No, quiénes lo hicieron me estarán esperando. 
Nami: Tienes razón… 
Ellen: ¿Recogiste mi celular? Lo dejé… 
Nami le entregó el celular a Ellen, la pantalla se había roto ligeramente en la parte inferior izquierda. 
Nami: ¿Entonces qué harás? 
Ellen: Acostumbrarme, es todo lo que me queda. 
Nami: Te noto fría. 
Ellen: No tengo opción… 
Ellen pasó junto a Nami, esta la sujetó de la muñeca con fuerza. 
Nami: Nunca digas eso… 
Ellen: No pude elegir ser la portadora, así cómo Arashi no eligió ser una guardiana. 
Nami: Pero ella escogió sacrificarse por la humanidad, así cómo puedes escoger vivir tu vida cómo quieras… Hagas lo que hagas, si decides deprimirte, si decides seguir adelante, estaré contigo… Porque confío en ti, me mostraste la bondad con el malo, me mostraste las segundas oportunidades, ahora, muéstrate la fortaleza en el dolor. 
Ellen dejó salir un quejido y abrazó nuevamente a Nami. 
Ellen: ¡Gracias, gracias, gracias! 
Nami la abrazó igualmente. 
Nami: Eres mi amiga, haría todo por ti. 
Ellen sonrió mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. 
Ellen: Gracias… 
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Ellen y Nami entraron en la sala, Akasu y Miko las miraron con atención, Nami la abrazaba por detrás de los hombros a Ellen, esta mostraba su tristeza y podía sentirse en el aire su aura. 
Akasu: Port… Ellen… Yo… L-Lo siento… 
Ellen la miró y sonrió penosamente. 
Ellen: No es tu culpa… 
Akasu: Era una de ellos, creo que soy cul… 
Ellen negó con la cabeza. 
Ellen: Me siento triste, pero debo acostumbrarme, mamá siempre me pedía sonreír, por más que pasáramos malos ratos, así que… No le demos vuelta al asunto, déjenlo pasar. 
Las dos miraron a Nami, esta asintió en silencio y ambas asintieron. 
Miko: ¿Quieres aprender a hacer brazaletes Ellen? 
Ellen sonrió y asintió. 
Ellen: Sí, hagamos eso. 
Las cuatro se pusieron a trenzar, Nami se burlaba de vez en cuándo de Akasu, una vez tomando confianza, esta comenzó a defenderse causando la risa de Ellen y Miko, Ellen miró el brillo en los ojos de todas al reír en grupo, “Gané una nueva familia” pensó Ellen y sonrió satisfecha.  
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Ellen y Nami terminaron de ordenar el desastre del agujero en la pared, la noche había caído y ambas terminaron cansadas. 
Nami: Uff… Tengo el hambre de un león. 
Ellen: Puedo pedir pizza, tengo que ver que sucederá con mi situación, soy sólo una niña y bueno… 
El timbre sonó, Ellen iba a levantarse y abrir, pero la detuvo Nami, esta se acercó y miró por el ojo de buey. 
Nami: Es un… ¿Hombre vestido con ropa formal? 
Nami miró a Ellen y esta se encogió de hombros, Ellen caminó hacia la puerta y abrió, el hombre hizo una reverencia antes de hablar, traía un maletín en las manos y un reloj dorado en la muñeca. 
Hombre: ¿La señorita Ellen Smith? 
Ellen: Eh… Sí. 
Hombre: Soy Adam Wick, soy el abogado personal de sus padres y por lo tanto el de usted ahora. 
Ellen: Oh, oh… Pase. 
Adam: Gracias. 
Adam pasó, miró alrededor y luego a su reloj. 
Adam: Señorita Ellen, mi tiempo es corto y el suyo también, necesito hablar con usted en privado, por favor. 
Nami: Oh, yo… Iré a ordenar la habitación, me avisas cualquier cosa. 
Ellen asintió, Adam esperó hasta que Nami no mostró señas y abrió el maletín, sacó varios papeles y los puso sobre la mesa. 
Adam: Necesito que firme esto. 
Ellen: ¿Qué es? 
Adam: Sus padres siempre fueron grandes amigos míos, ellos me pidieron hacer esta movida algo difícil, en esos papeles de estipula que todo el dinero de las cuentas de sus padres pasará a sus cuentas personales, además, dejará a alguien a cargo de la empresa, hasta que usted cumpla los veintiún años y pueda hacerse cargo, luego usted decidirá si desea tomar el cargo o puede seguir cómo está. 
Ellen: Oh…. Yo… 
Adam: Sé que la situación es difícil, pero debo hacer esto antes que los inversionistas quieran aprovecharse de usted. 
Ellen: Esto… ¿Es lo que mamá y papá querían? 
Adam: El papel fue escrito por su madre. 
Ellen lo miró y reconoció la marca de su madre. 
Ellen: Bien… Lo haré. 
Adam sacó un pequeño aparato y lo puso junto a los papeles. 
Adam: Tome. 
Ellen recibió una pluma de oro, con mucho cuidado firmó los papeles. 
Ellen: Listo… Gra… 
Adam: Consérvela. 
Ellen asintió. 
Adam: Ahora ponga su pulgar ahí. 
Ellen obedeció, el apartó brilló de verde y Adam la hizo apartarse. 
Ellen: ¿Ahora qué? 
Adam tomó su celular, marcó y habló algo. 
Adam: Transfiere. 
Adam cortó y sonrió. 
Adam: Ahora, sólo me queda desearle que pueda superar lo acontecido… Lamento todo esto, pero mi tiempo cómo lo dije, es corto. 
Ellen: Oh… Yo… 
Adam guardó todo y caminó hasta la puerta. 
Adam: Ah, y por favor… Cuídese. 
Ellen lo miró y este salió caminando rápidamente, Ellen quedó completamente desconcertada hasta que sintió la voz de Nami. 
Nami: ¿Qué pasó entonces? 
Ellen: ¿Quieres ir a comer fuera?  
Nami: ¿Eh?  
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Quince minutos después las dos estaban en un cajero, Ellen con cuidado metió su cuenta y revisó el saldo, eran tantos números que perdió la cuenta de cómo nombrarlo.  
Nami: Wow… No había visto tantos números desde que mi profesor intentó escribir todos los decimales de “pi” 
Ellen sacó su tarjeta y la guardó bien.  
Ellen: Bien, es mucho, pero no debo volverme loca.  
Nami: ¿Ese señor no te dejó ningún papel de respaldo o algo?  
Ellen: Sí, esto…  
Ellen le entregó un papel que estaba escrito hasta el final, Nami se puso a leer detenidamente. 
Nami: Aquí dice que mensualmente, recibirás una cantidad de dinero dependiendo de las ganancias de la empresa, pero tomando en cuenta la cantidad que genera tu empresa… Uff… 
Ellen: Vamos a comer algo, debo pensar. 
Nami la miró, los ojos de Ellen mostraban confusión, guardó el papel y tomó de la mano a Ellen, empezaron a caminar por el centro de la ciudad. 
Nami: Relájate, mira… Hay muchos lugares dónde comer. 
Ellen: Sí… 
Nami se detuvo ante una pizzería. 
Nami: ¿Querías pizza? Pasemos aquí. 
Ellen: Nami… ¿Por qué le preguntaste a Akasu que cómo sabían dónde vivía? 
Nami: ¿Uh? Ah… Es que… La comunidad protege esa información. 
Ellen: ¿Estás diciendo que la comunidad me traicionó? 
Nami: No, la gran maestro es algo controladora y una víbora rastrera, pero la portadora es demasiado importante y no está tan loca, debe haber otra manera. 
Ellen: Entonces… Si me cambio de casa… ¿No deberían encontrarme? 
Nami: ¿Estás pensando en cambiarte? 
Ellen: Quiero seguridad, soy importante, lo entendí, así que si sigo aquí… 
Nami: Es una excelente idea Ellen, mira comamos y discutimos mejor esto ¿Te parece? 
Nami le sonrió a Ellen, esta la miró y sonrió de vuelta. 
Ellen: Me parece excelente. 
Las dos entraron a la pizzería sonrientes. 
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Ellen se sentó en su cama y miró hacia el lado, Nami dormía plácidamente. 
Ellen: Le prepararé desayuno. 
Ellen se levantó y caminó hasta el baño, tomó una ducha rápida y volvió a la habitación para vestirse, Nami seguía durmiendo sin notar nada, Ellen se puso ropa interior y una sudadera larga que tenía, rápidamente caminó a la cocina y empezó el desayuno, un par de huevos revueltos, tocino, pan caliente y té verde, al estar cocinando el tocino sintió una presencia en la puerta, miró a Nami, completamente despeinada y con cara de cansancio. 
Nami: ¿Por qué te levantaste tan temprano? 
Ellen: Es costumbre, iba a terminar todo antes de ir a despertarte. 
Nami bostezó durante varios segundos, cuándo terminó habló con sueño. 
Nami: Uhm… Iré a bañarme. 
Ellen asintió alegremente y Nami se retiró, Ellen se giró y ordenó un par de tazas y un par de platos para el té, pero antes de darse la vuelta su mirada quedó fija en el agujero de la pared, una lágrima cayó por su mejilla, el olor de algo quemándose la sacó de sus pensamientos. 
Ellen: No debo olvidar. 
Ellen volvió a lo suyo, una corriente de aire la distrajo, el agujero en el vidrio le hizo pasar los recuerdos frente a ella, la desesperación comenzó a apoderarse de Ellen, su respiración se hizo agitada, su pulso se aceleró, sus ojos comenzaron a mirar a todos lados desesperadamente, todo terminó en un grito desgarrador, Ellen cayó al suelo de rodillas, una carrera se oyó, Nami entró corriendo. 
Nami: ¿Qué sucede? 
Ellen estaba en blanco, completamente perdida, Nami se acercó lentamente, pudo ver cómo sus manos estaban completamente negras hasta la mitad del antebrazo. 
Nami: Ell… 
El piso junto a Ellen comenzó a congelarse, Nami iba a acercarse más, pero el cuerpo de Ellen también comenzó a cubrirse de hielo. 
Nami: Ellen, necesito que despiertes. 
La congelación se aceleró. 
Nami: Ellen… Por favor… Me estás asustando. 
El hielo tocó el pie de Nami, pudo ver cómo su zapatilla comenzaba a congelarse. 
Nami: ¡Ellen amiga! 
Ellen reaccionó, el hielo desapareció instantáneamente y sus manos volvieron a la normalidad, Nami rápidamente se arrodilló frente a ella y la miró. 
Ellen: ¿Qué…? ¿Q-Qué pasó? 
Nami: Me asustaste, estúpida. 
Ellen notó la preocupación en Nami, esta la abrazó con fuerza. 
Ellen: Lo siento, perdí… Me perdí. 
Nami: ¿Qué sucedió? 
Ellen: No puedo estar más en este lugar. 
Nami miró el agujero de la pared. 
Nami: Ya está, buscaremos una casa nueva. 
Ellen: Pero creí que… 
Nami: Necesitas despejarte, así que no puedes seguir aquí. 
Ellen suspiró. 
Ellen: Pero al menos ¿Podemos tomar desayuno? 
Nami: Sí, lo haremos. 
Ellen soltó una carcajada. 
Nami: Eres una tonta. 
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Las dos caminaban por el centro, buscaban un lugar de bienes raíces con el celular. 
Ellen: Se supone que aquí cerca hay uno. 
De un callejón salió un hombre bastante cubierto y con una cuchilla en la mano. 
Hombre: Entreguen todo. 
Nami y Ellen se miraron. 
Ellen: No le cortes nada. 
Nami: ¿Ni un poco? 
Ellen negó con la cabeza, Nami se encogió de hombros y saltó encima del hombre golpeándolo con violencia, el hombre intentó defenderse, pero Nami esquivaba perfectamente, dos minutos después el hombre estaba en el suelo quejándose dolorosamente, Nami se sacudió las manos y se arregló la falda. 
Nami: Creo que eso le enseñará. 
Ellen: Wow… Bueno, debemos seguir. 
Nami: Bueno. 
Las dos continuaron caminando hasta que llegaron a un edificio muy imponente. 
Ellen: Aquí es. 
Nami abrió la puerta, Ellen tragó saliva. 
Ellen: Vamos. 
Las dos entraron, el lugar estaba lleno de personas, iban de un lado a otro, Ellen sintió cómo su cabeza empezó a dar vueltas. 
Nami: Vamos… 
Nami la tomó de la mano y la jaló hacia la recepción, una mujer hablaba rápidamente con alguien por teléfono, después de estar un minuto esperando que la mujer notara su presencia, Nami tocó el timbre en la encimera. 
Mujer: ¿Uh? ¿Eh? 
La mujer las miró detenidamente y luego habló. 
Mujer: No queremos galletas. 
Nami: ¿Eh? 
Mujer: Mi tiempo es corto, váyanse exploradoras. 
Nami: ¡Eso ni siquiera tiene sentido! Queremos hablar con alguien para comprar una casa. 
La mujer las miró y comenzó a reír alocadamente. 
Mujer: Ajajaja, mírense… Son unas niñas… Es la mejor broma que he oído… Ajajajaja… ¿Cuántos años tienen? ¿Diez? 
Ellen miraba confundida todo, Nami se puso roja de ira, iba a responder, pero una voz cortó lo que iba a decir. 
Voz: No debería reírse de los clientes así… Lo hablaré con su jefe. 
Las tres miraron a la voz, Ellen reconoció a Adam. 
Adam: Señorita. 
Ellen: Adam… ¿Qué hace aquí? 
Adam: Pues su amiga tiene, “Contactos importantes” me avisaron lo que haría y supe que necesitaría ayuda legal. 
Mujer: ¿Usted es su padre? 
Adam: No señorita, soy su abogado, y tiene muchos problemas. 
La mujer miró aterrada. 
Mujer: Los pasaré con un agente inmediatamente… Por favor, no digan… 
Adam: Lo pensaremos. 
Mujer: Tercer piso, el agente lo estará en esperando… Por favor… Es mi única manera de ganar dinero. 
Adam: Debió pensarlo antes de burlarse de mi representada. 
La mujer estaba completamente nerviosa, Adam, Ellen y Nami subieron al ascensor.  
Ellen: ¿No va a delatarla cierto? 
Adam: ¿Desea que no lo haga? 
Ellen: Sí. 
Adam: No lo haré entonces. 
Nami: Avisé a la comunidad de tu cambio de casa, no pensé que llamarían a tu abogado. 
Ellen: Tranquila, fue de ayuda. 
Adam: Llegamos. 
La puerta se abrió de par en par, una joven con anteojos los esperaba con una carpeta en las manos. 
Chica: B-Bienvenidos. 
Ellen: Hola. 
Chica: Acompáñenme por favor. 
Los tres caminaron hasta una oficina, la chica estaba completamente nerviosa, se sentó en un escritorio e invitó a los tres a tomar asiento. 
Chica: ¿En qué los puedo ayudar? 
Ellen: Pues… Queríamos comprar una casa y eso… Y queríamos ver alguna. 
Chica: Verán, los trámites para eso son bastantes, necesitan un respaldo financiero. 
Adam sacó unos papeles y los dejó en la mesa. 
Adam: Aquí están. 
Chica: Uh… Yo… Denme un segundo. 
La chica salió rápidamente de la oficina y luego de treinta segundos entró un hombre mayor a la oficina. 
Hombre: ¿Me podrían acompañar? 
Las chicas asintieron, Adam y ellas caminaron hasta una oficina mucho más ordenada que la anterior, tenía un enorme escritorio barnizado, sofás de cuero, varios maceteros con plantas verdes, y una enorme ventana con vista a la ciudad, el hombre mayor les hizo tomar asiento, sólo después de ayudarlas él se sentó. 
Hombre: Quiero, primeramente, pedirle disculpas por si alguno de mis trabajadores la hizo sentir mal a usted o a sus acompañantes señorita Smith. 
Ellen: Oh… No es problema. 
Hombre: Déjeme presentarme, soy Nagato, dueño de esta empresa de bienes raíces, nos agrada tener una importante dama cómo usted. 
Ellen: No es nada. 
Nagato: Dígame… ¿Qué puedo hacer por usted? 
Ellen: Pues, quiero comprar una casa, ya que mi departamento sufrió algunos incidentes y bueno… No puedo vivir ahí. 
Nagato: Entiendo, ¿Dónde le gustaría tener su nueva casa? 
Ellen: Pues… En el centro, creo, es mejor para todo. 
Nagato: Entiendo, tengo varias casas ahí, la quiere amoblada o sin amoblar? 
Ellen: Uhm… Creo que amoblada, la mayoría de los muebles en mi departamento son de ahí y los que son míos no bastarían para una casa. 
Nagato: Con eso reducimos la búsqueda… ¿Cuáles son los lujos que le gustaría tener? ¿Jacuzzi? ¿Piscina? ¿Jardines? 
Ellen: Con un patio y un jardín está bien, no quiero nada exagerado. 
Nagato: Minimalista, me parece bien, tengo la casa, pero hay un pequeño detalle, tiene seis habitaciones dedicadas a dormitorio, todo lo demás está bien, una cocina, un buen living comedor, una sala de estar, tres baños con duchas y tinas cada uno, un jardín delantero y un amplio patio trasero, cómo le digo ese sería el problema. 
Ellen miró a Nami, esta se encogió de hombros. 
Nami: Es tú dinero. 
Ellen: Ayúdame un poco. 
Nami: Uhg, veamos fotografías y decides. 
Ellen: Buena idea, ¿Podría ver fotografías de la casa? 
Nagato: Claro que sí… Deme un segundo. 
Nagato se levantó y salió, en menos de un minuto volvió con varias fotos de la casa, Ellen las recibió y las revisó junto a Nami, durante unos minutos ambas analizaron las fotografías ante la paciente mirada de Adam, luego de que ambas conversaran susurrando, Ellen habló. 
Ellen: Me encanta… Si la comprara, ¿Cuándo podría habitarla? 
Nagato: Si el papeleo sale bien, esta misma tarde. 
Ellen sonrió. 
Ellen: Entonces comencemos. 
Adam: ¿Tienen notario? 
Nagato: Sí. 
Adam: Bien, leeré todos los contratos antes de que mi cliente firme algo, es mi responsabilidad. 
Nagato: Bueno, si es así, comencemos de inmediato. 
Nagato se levantó y caminó hasta la puerta. 
Nagato: Vamos. 
Ellen y Nami asintieron y se levantaron. 
Ellen: Vamos. 
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Dos horas después, Ellen por fin podía firmar el cheque y el contrato de compra, al firmar Nagato le dio la mano y sonrió. 
Nagato: La contactaremos en cuánto la casa esté lista para su ocupación, y cómo acordamos, nuestros agentes se encargarán de la mudanza en su departamento, además de la reparación y venta de este… ¿Quiere ir de inmediato con el camión? 
Ellen: Eh… Yo creo que sí ¿Qué opinas Nami? 
Nami: Me da igual. 
Ellen: Bien. 
Adam: Señorita, yo me retiro, pero ya tiene mi número para llamarme si necesita algo. 
Ellen: ¿Lo tengo? 
Adam: La pluma señorita. 
Ellen: Oh… Gracias Adam, fue realmente útil su ayuda. 
Adam: Sólo hago mi trabajo. 
Nagato: Bien, la estarán esperando en la entrada, gracias por confiar en nosotros. 
Ellen: Gracias por todo. 
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Nami: Si comes tantas hamburguesas vas a engordar. 
Ellen: Oye… Ni siquiera es tanto de vez en cuando. 
Nami: Pero has estado a pizza, refresco y comida chatarra, deberías ejercitar. 
Ellen: Tú estás comiendo conmigo. 
Nami: Pero me ejercito a diario. 
Ellen: Bueno, dejaré esto y comenzaré una dieta más balanceada, es sólo porque estoy nerviosa. 
Nami: ¿Por qué el nerviosismo? 
Ellen: Es que… Compré una casa, y… Bueno, siempre viví en el departamento, y a pesar de que me veías trabajar sin parar, siempre fui una niñita de mamá, el aseo no lo hacía yo sino… Una mucama. 
Nami: Puedes contratar un mayordomo. 
Ellen: Ese es el problema, me di cuenta de que ya no podré ser joven más, tengo que ser una adulta responsable ahora y… Es triste. 
Nami: Uhm… Te entiendo, tampoco quiero madurar, pero… No necesitas hacerlo, no te harás cargo de una familia, sino que simplemente vivirás en otro lugar, si no quieres contratar una empleada o algo por el estilo, yo puedo ayudar, la limpieza se me da bien y podemos dividirnos las tareas. 
Ellen la miró y sonrió levemente. 
Ellen: ¿Por qué eres tan buena conmigo? A pesar de que soy una quejumbrosa… Tratas de levantarme el ánimo. 
Nami: Te mereces un descanso de este mundo cruel, yo lo necesité y tú me lo has dado, ahora te devolveré la mano. 
Ellen: Gracias Nami. 
Nami: Para eso estamos las amigas. 
Ellen sonrió tiernamente y tomó las manos de Nami con las suyas suavemente. 
Ellen: Gracias amiga querida. 
Nami miró la sonrisa angelical de Ellen y sintió casi cómo si el corazón se le fuese a salir, sus mejillas enrojecieron completamente.  
Nami: ¡Suficiente! 
Nami se apartó ante la mirada atónita de Ellen. 
Nami: Digo, suficientes mimos por el momento, tengo hambre y quiero terminar mi hamburguesa. 
Ellen la miró por un segundo y sonrió alegre. 
Ellen: Sí, tienes razón. 
Nami suspiró y pensó “Maldición… Es muy linda cuando hace eso”, Nami miró a Ellen que disfrutaba de su hamburguesa muy feliz y sonrió. 
Nami: Tonta yo. 
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En el texto hay: recuentosdelavida, accion aventura

Editado: 08.10.2019

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