Dragones Gemelos

Formando un hogar.

Ellen: Bien… Aquí estamos… 
Nami: ¿Quieres ser la primera en entrar? 
Ellen: No, entremos juntas. 
Nami: Eso es poco probable de hacer… 
Mientras Nami hablaba, Ellen abrió la puerta y se paró junto a ella. 
Ellen: Bien… ¡Entremos! 
Ellen sujetó la mano de Nami, esta se sonrojó. 
Nami: No es necesario. 
Ellen: Adentro. 
Las dos entraron juntas y miraron el lugar, con los muebles bien ordenados era muy acogedor, una televisión pantalla plana colgaba en la sala de estar, un colgador estaba junto a la entrada, las dos se quitaron las zapatillas y caminaron dentro, Ellen se paró justo en medio de todo, inspiró profundo y gritó. 
Ellen: ¡Sí! 
Nami la miró confusa, Ellen se dejó caer en el sofá detrás de ella. 
Nami: ¿Qué haremos ahora? 
Ellen: Quiero descansar y luego pensar. 
Nami: ¿Quieres beber algo? 
Ellen: Sí. 
Nami: Dejaron una botella de vino, vamos a abrirla. 
Ellen: ¿Eh? ¿No se supone que es ilegal? 
Nami: No veo policía cerca, vamos… Beberemos un poco y comeremos algo. 
Ellen: Eh… 
Nami: Te mereces un relajo… Vamos… 
Ellen: Está bien… Lo merecemos, ¿Qué es lo peor que podría pasar? 
Nami: ¡Esa es la actitud! 
Nami fue a la cocina durante unos segundos y volvió con dos copas y la botella. 
Nami: ¡A disfrutar! 
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Quince minutos habían pasado, la botella rodaba por el suelo completamente vacía, Ellen estaba tirada en el sofá riéndose, sus mejillas estaban enrojecidas por el alcohol, Nami estaba de rodillas frente a ella mirándola atentamente. 
Nami: Esas fueron muchas copas. 
Ellen se sentó y miró a Nami. 
Ellen: Nashmi… ¿Tú shabes qué eresh mi única amiga? 
Nami: No digas tonterías, tienes a Miko y aunque me desagrade a Akasu. 
Ellen: *Hic* Esh chishtosho… ¿Shabesh algo? Me gushtash… 
Nami la miró y suspiró. 
Nami: Será mejor que te lleve a tu cama y que recuerde no dejarte tocar nunca más el alcohol. 
Nami se iba a parar, pero Ellen se acercó peligrosamente a ella, sus labios no se separaban por más que unos tres centímetros, Nami pudo sentir el aliento y el calor de Ellen. 
Ellen: Shi no fuerash niña eshtaría enamorada de ti *Hic* 
Nami la miró tentada, pero sólo suspiró y la apartó con fuerza. 
Nami: Estás ebria y no sabes lo que dices… Te llevaré a la cama. 
Ellen la miró y rió. 
Ellen: Sí por favor. 
Nami la miró y suspiró algo molesta ya. 
Nami: Ven… 
Nami la levantó en sus brazos y Ellen comenzó a reír. 
Ellen: ¡Wow! Jejeje… 
Nami la cargó hasta el segundo piso y revisó habitación por habitación hasta encontrar la de ellas, el lugar estaba muy ordenado, y lo habían dejado muy similar al cuarto del departamento. 
Nami: Tendremos que cambiar algunas cosas. 
Ellen se había quedado dormida después de la tercera puerta, Nami la bajó suavemente y la dejó en su cama, la luz de la luna dio directo en la cara sonriente de esta, Nami la observó dormir plácidamente y sintió cómo su corazón se aceleraba. 
Nami: Si tan sólo… 
Nami la miró durante unos segundos antes de continuar hablando. 
Nami: No… Esto está mal… Soy una guardiana… Debo saber que esto está mal… 
Nami se apartó y caminó hasta la entrada de la habitación, cerrando la puerta suavemente susurró. 
Nami: Debo pensar un tiempo… 
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Ellen se despertó, la cabeza le daba vuelta y un punzante dolor le hacía quejarse ligeramente. 
Ellen: Ngh… ¿Qué pasó? 
El sonido de su propia voz le causó dolor, tuvo que susurrar para hablar. 
Ellen: No recuerdo nada… 
Se levantó suavemente, recién al levantarse se dio cuenta que estaba en su cama. 
Ellen: Nami… 
Ellen se levantó y caminó suavemente hasta el pasillo, miró hacia ambos lados y encontró la escalera, tambaleante bajó para sentir un extraño, pero atrayente olor desde la cocina, caminó hasta el arco de entrada que había en la cocina, Nami estaba dentro tarareando suavemente mientras cocinaba en una olla. 
Ellen: Nami… 
Nami se giró suavemente y la miró. 
Nami: ¡Ell…! 
Ellen: Au, au, au… Auch… 
Nami susurró. 
Nami: Oh, lo siento… 
Ellen: No es tu culpa… ¿Qué sucedió? 
Nami: ¿No recuerdas? Luego de que tomamos la primera copa, tú comenzaste a beber cómo si nunca lo fueras a hacer nuevamente. 
Ellen: ¿Yo hice eso? 
Nami: Tranquila… Preparo algo para tu resaca… Así que toma asiento y descansa. 
Ellen se sentó confundida, los recuerdos eran vagos, pero lo que Nami le dijo tenía sentido ya que aún tenía la misma ropa del día anterior. 
Nami: Deberías tomar una ducha fría, para despertar, luego te daré la sopa. 
Ellen la miró y asintió suavemente. 
Ellen: ¿Dónde está el baño? 
Nami: Camina hasta la sala de estar, usas el pasillo de atrás del sofá y abres la última puerta. 
Ellen asintió y se retiró, Nami continuó cocinando según el libro de recetas. 
Nami: Mmm… Creo que es un poco de esto… Y un poco de aquello. 
El celular de Nami sonó, esta contestó calmadamente. 
Nami: ¿Hola…? 
La sonrisa de Nami se rompió, su rostro mostró total seriedad. 
Nami: Sí señor, lo entiendo. 
Es todo lo que dijo después de unos segundos de silencio, Nami cortó y dejó el teléfono a un lado, miró a ambos lados y suspiró, lo único que se escuchó es un sollozo, Nami temblaba mientras apoyaba sus manos en la encimera con rabia. 
Nami: Lo siento… 
Nami sintió los pasos de Ellen, había perdido la noción del tiempo, Ellen llegó secándose el cabello. 
Ellen: Estoy mejor ahora. 
Nami se secó las lágrimas y se tragó el nudo en la garganta. 
Nami: ¿Ah sí? Está bien… 
Ellen notó el tono quebradizo en la voz de Nami. 
Ellen: ¿Qué sucede Nami? 
Nami: Nada. 
Ellen: Me estás mintiendo… Lo siento en tu voz. 
Ellen se acercó y apagó la cocina, luego miró a Nami, pero esta ocultó la mirada de ella. 
Ellen: ¿Qué sucede? Somos amigas, puedes confiar en mi. 
Nami: Ellen, debo hacer un viaje… A otro país… Mi vuelo sale en un par de horas… Lo siento. 
Ellen: ¿Qué?, pero ¿Volverás? 
Nami: Yo… Sí… 
Ellen: Me estás mintiendo. 
Nami suspiró. 
Nami: Déjame en paz… 
Ellen: ¿Por qué debes hacer este viaje? 
Nami: Para mi formación cómo guardiana. 
Ellen: Yo… ¿La comunidad te lo ordenó? 
Nami: Así es… Enviarán a otro a cuidarte. 
Ellen: Pero yo no quiero a nadie más. 
Nami trató de controlarse. 
Ellen: ¿No puedes quedarte? 
Nami: ¡NO! ¡Déjame en paz maldita sea! 
Ellen sintió cómo si una espada atravesara su cabeza, cayó al suelo del dolor, Nami salió molesta de la cocina. 
Ellen: Na… 
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Nami caminaba furiosa, Ellen la seguía intentando alcanzarla. 
Nami: Vete… 
Ellen: Jamás… Debe haber una manera de que te quedes. 
Nami: No la hay 
Ellen: Pero… 
Nami: Aléjate de una vez…  
Nami cruzó corriendo una calle, Ellen la iba a seguir, pero justo en este instante pasaba un camión, Nami en un movimiento rápido se giró alcanzando a sacarla de la calle, pero cayendo las dos al suelo, Ellen iba a decir algo, pero vio las lágrimas de Nami.  
Nami: Déjame en paz…  
Ellen: Pero somos amigas…  
Nami: ¿No lo entiendes…? Es por esa razón que me quieren apartar de ti, el guardián no debe tener ninguna relación sentimental con el portador… Si el guardián muere no debe causársele ningún daño al portador, esto incluye emocional.  
Ellen: Pero… Pero…  
Nami: No quiero marcharme tampoco, pero son las reglas…  
La mirada de Ellen se quebró tornándose triste, Nami se levantó y la ayudó a levantarse. 
Nami: Yo… Lo siento… 
Ellen la abrazó con fuerza, Nami no pudo más y se quebró en llanto. 
Nami: Tonta… Aún en momentos así haces cosas estúpidas cómo estas. 
Ellen: Lamento tanto ser la culpable de tu tristeza… Si tú… Si yo… 
Voz: ¡Cayendo! 
Nami miró hacia arriba al oír esto y alcanzó a mover a Ellen del lugar, desde arriba cayó un cuerpo haciendo un agujero en el suelo. 
Voz: Auch… 
Ellen iba a ir a ver, pero un automóvil cayó sobre el cuerpo del chico, reconocieron que era un chico por la voz, aplastándolo. 
Voz: ¡AUCH! 
Nami: ¿Sigue vivo? 
Dos figuras aparecieron cerca del cráter, Nami reconoció su procedencia inmediatamente. 
Nami: Ellen, atrás… Son sombras. 
Las sombras hablaron al mismo tiempo, ignorando totalmente a Ellen y Nami. 
Sombras: Hiciste mal al desafiar a los gemelos Zuri merlinista… 
Nami: Espera aquí, por código debo detenerlos. 
Ellen asintió, Nami dio un paso cuando el auto fue lanzado a varios metros en el aire, todos miraron que sobre el auto estaba el chico, sólo con unos jeans negros algo rotos, una camisa roja con negro a cuadros y una sonrisa arrogante. 
Chico: Son más duros de lo que esperaba, pero nada fuera de lo común. 
Ellen notó una cara de disgusto en Nami al mirar al chico, este cayó sobre el auto el cuál cayó sobre la calle perfectamente estacionado. 
Chico: Ahora… 
Los brazos del chico se encendieron de un fuego azul, las sombras se pusieron en guardia separándose un poco. 
Sombras: ¡Juego gemelo! ¡Sombras de muerte! 
Las dos atacaron al chico, este esquivó sin mucho problema. 
Chico: Vamos a jugar con técnicas ¿Eh? Está bien… 
El chico lanzó un pequeño libro al aire, este se iluminó de un color verde. 
Chico: ¡Página treinta! ¡Art Zus! 
Los brazos se rodearon de fuego y una especie de electricidad. 
Nami: Ellen… Debo combatir, ¿Me das un segundo? 
Ellen volvió a asentir. 
Una de las sombras atacó directamente al chico quien bloqueó el golpe sin mucho problema. 
Chico: ¿Eso es todo? 
La sombra rió y la otra apareció en la espalda del chico con una daga. 
Sombra: ¡Muere! 
Nami: ¡Técnica catorce! ¡Doble zarpazo! 
Nami cargó sobre la sombra dando dos golpes rápidos, Ellen se sorprendió de la agilidad de Nami, esta cayó al otro lado delicadamente, la sombra se volvió polvo, el chico la miró sorprendido y luego miró a la otra sombra, esta intentó escapar, pero el chico le atravesó el pecho de un golpe. 
Chico: No, no… Ahora dime ¿Dónde está la hoja? 
La sombra rió y se volvió polvo, el chico miró algo decepcionado. 
Chico: ¿Debería haber preguntado antes y luego matarlo? Bah… Ahora. 
El chico miró buscando a Nami, pero esta ya estaba con Ellen. 
Nami: ¿Me vas a dejar al aeropuerto? 
Ellen: Es lo mínimo que puedo hacer. 
Las dos comenzaron a caminar. 
Chico: ¡Nami! 
Ellen notó la molestia en la cara de Nami al oír al chico, eso la hizo concluir que se conocían. 
Ellen: ¿Nami? 
Nami: ¿Uhm? 
Ellen: ¿Lo conoces? 
Nami se tardó unos segundos antes de responder. 
Nami: No. 
Ellen: Oh, está bien… 
El chico pasó corriendo junto a ellas y se paró frente a ellas a unos metros. 
Chico: Nami, por favor… 
Ellen la miró, pero ambas pasaron junto a él en silencio. 
Ellen: ¿Él te conoce? 
Nami: No. 
Ellen no dijo nada a pesar de que obviamente era mentira, el chico apareció nuevamente frente a ellas. 
Chico: ¿No quieres conversar? 
Ellen volvió a mirar a Nami, su rostro mostraba el esfuerzo que hacía por no explotar, quiso hablar, pero sabía que si lo hacía sería malo, una vez más el chico apareció, esta vez saltando frente a ellas. 
Chico: No creo que sigas molesta. 
Esto colmó a Nami, se adelantó rápidamente caminando hacia el chico. 
Chico: Ho… 
Alcanzó a decir antes de que Nami lo tomara de la camisa y le diera un rodillazo en la entrepierna, el chico cayó al suelo agonizando de dolor. 
Nami: Malnacido… ¡La única razón por la que te ayudé es porque es código de la orden! 
El chico se retorcía en el suelo, Ellen se preocupó, conocía la mano dura de Nami. 
Ellen: ¿Puedo saber quién es? 
Nami la miró y suspiró. 
Nami: Ellen… Este imbécil, es Erick… 
Ellen sintió que su cabeza estallaba, se suponía que él estaba muerto. 
Ellen: ¿E-Erick? 
Nami: Sí, sí… Lo sé, sé lo que te dije… Te basta saber que para mí está muerto. 
Ellen asintió, el chico se levantó tratando de controlarse. 
Nami: ¿Qué haces aquí imbécil? 
Erick levantó la mano pidiendo un segundo, recuperándose completamente las miró. 
Erick: Buscando unas hojas del libro de Merlín… Y… 
Erick hizo una reverencia elegante hacia Ellen. 
Erick: Soy Erick Atsuki, encantado ¿Señorita? 
Ellen: Smith, Ellen Smith… 
Erick: Un placer. 
Nami: Deja de hacerte el galán… Ellen, debemos marchar. 
Erick: ¿Eh? ¿Dónde van? 
Ellen: Aeropuerto, dice que dejará de ser mi guardiana. 
Erick: ¿Guardiana? ¿Eres la…? 
Ellen lo miró confundida por un segundo antes de entender. 
Nami: Sí, es la portadora y no hagas la reverencia, los imbéciles me reasignarán así que me está acompañando al aeropuerto. 
Erick las miró, Ellen asintió triste. 
Erick: Ya veo… ¿Se hicieron amigas? 
Nami: ¡No te importa! 
Erick: Es que puedo ayudar… 
Nami: ¿Tú? ¿Ayudar? Lo dudo… 
Erick suspiró molesto. 
Erick: Deja de lado por esta vez tu odio hacia mí y escúchame… 
Nami gruñó, pero asintió. 
Erick: En este instante la máxima autoridad es Ellen, la gran maestra puede querer lo que quiera, pero Ellen es la máxima voz, si ella quiere, puede ordenar que te quedes y no pueden contradecirla. 
Ellen y Nami se miraron. 
Erick: De hecho… 
Erick sacó un comunicador y se lo pasó a Nami. 
Erick: Puedes usar mi comunicador para que ella hable con el alto mando. 
Nami: ¿Qué? 
Erick: ¿Quieres o no quedarte con ella? 
Nami miró a Erick dudosa, pero al ver a Ellen cambió de parecer. 
Nami: Lo haré sólo si Ellen quiere hacerlo. 
Ellen asintió sin dudar. 
Ellen: Sí, por ti haría cualquier cosa. 
Las mejillas de Nami se volvieron rojas, Erick aguantó la risa. 
Nami: Está bien. 
Nami presionó el botón de en medio y una luz brilló, está dejó el objeto en el suelo, varios hologramas aparecieron frente a los tres, cinco figuras, la mujer del medio habló. 
Mujer: Señor Erick. 
Erick: Hola… 
Las figuras notaron a Nami y Ellen, cuándo vieron a la última todos se levantaron e hicieron una reverencia. 
Mujer: Señorita Smith… 
Ellen: Perdón, pero no sé cómo referirme a usted. 
Mujer: Soy la gran maestra. 
Ellen: Señora gran maestra, según tengo entendido usted solicitó el cambio de guardián, sin embargo esto va en contra de lo que quiero, así que deseo solicitar que esta orden sea retirada. 
Gran maestra: No, la respuesta es no señorita Ellen, la señorita Hazachi conoce bien las reglas y las quebró deliberadamente. 
Nami: ¡Pero yo…! 
Gran maestra: ¡Silencio! 
Ellen: Óyeme anciana… 
Todos miraron a Ellen ante el cambio de actitud, sus ojos brillaban de un azul oscuro y su cabello se tornó de un celeste, el piso alrededor de ella se congeló. 
Ellen: Te lo pidió amablemente por su amabilidad, pero a diferencia de ella no soy así, si ella te pide algo, es una orden ¿Entendiste? No tendré esta conversación nuevamente si no quieres tener que elegir un reemplazo. 
La gran maestra la miraba algo asustada. 
Gran maestra: Está bien Arashi, lo entendemos… Señorita Hazachi, es libre de continuar su labor cómo guardiana. 
Ellen: Y libre de las restricciones… 
Gran maestra: Y libre de las restricciones para continuar. 
Nami: Así se hará. 
Gran maestra: Y Erick… Tenemos que hablar. 
Erick: No tengo nada que hablar contigo anciana, adiós. 
Erick cortó el comunicador, Nami lo miró y luego a Ellen quién volvía a la normalidad. 
Ellen: ¿Qué sucedió? 
Nami la abrazó. 
Nami: Me quedo… 
Ellen: Oh, es fantástico… 
Nami se apartó y sonrió. 
Nami: Lo es. 
Erick: Creo que me merezco un premio. 
Nami gruñó molesta. 
Nami: Tú… Sí, lo mereces. 
Erick sonrió confiado, Nami se acercó y volvió a darle un rodillazo en la entrepierna, este volvió a caer al suelo rodando de dolor. 
Nami: Ellen, ¿Quieres comer algo? 
Ellen: Eh… Sí… 
Nami tomó la mano de Ellen y la jaló con ella. 
Nami: ¡Espero te mueras imbécil! 
Le gritó a Erick antes de irse. 
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Nami y Ellen bebían sus tazas de café, habían decidido pasar a un café cercano a la casa y ya que ambas debían relajarse, pasaron sin dudar. 
Ellen: Esto es un buen café. 
Nami: Sin ser aduladora, pero prefiero el té que preparas. 
Ellen: Jaja… 
Nami: Me alegra poder quedarme. 
Ellen: Sigo sin entender lo sucedido. 
Nami: Ya te dije, Arashi habló con la gran maestra y la puso en su lugar. 
Ellen: Pero… ¿No te causará problemas eso? 
Nami: No, ella tiene que obedecer, no les conviene perder a un guardián, menos alguien tan importante cómo tú. 
Ellen: Vaya… 
Nami miró a Ellen seria. 
Nami: ¿Y tú estás bien? 
Ellen: ¿Eh? ¿Por qué? 
Nami: Estos días han sido muy difíciles, han pasado muchas cosas, después de… Bueno, la muerte de tus padres… 
Ellen: Tranquila, estoy bien… Mejor sabiendo que seremos amigas sin restricciones. 
Nami: Sí… 
Voz: ¿Ellen? 
Las dos miraron a la voz sorprendidas de reconocerla, Miko estaba para junto a Akasu tras ella, Miko vestía un largo vestido blanco con flores y unas zapatillas con un patrón floreado similar, Akasu llevaba jeans negros y una camiseta blanca con zapatillas de ambos colores. 
Ellen: ¿Miko? 
Miko saludó alegremente a las dos, Akasu más bien sólo levantó tímidamente la mano. 
Ellen: Y bueno… ¿Qué haces aquí? 
Miko: Pues, el doctor dijo que estábamos bien y que ya nos daba el alta, así que íbamos a visitarte a tu nueva casa, ¿Recuerdas que me llamaste? 
Ellen: Oh, sí… Vaya… Es una sorpresa… 
Miko: Lo mismo digo… ¿Podemos acompañarlas? 
Ellen: Sí, iré a pedir algo para ustedes, tomen asiento. 
Miko: No, déjame acompañarte… 
Akasu: Pero eso… 
Miko y Ellen entraron en el café, Nami miró a Akasu por un segundo y luego bajó la mirada, Akasu se sentó nerviosa y temerosa, un silencio realmente incómodo las rodeó durante varios segundos. 
Akasu: Yo… 
Nami: ¡Oye! 
Las dos hablaron al mismo tiempo, se miraron avergonzadas. 
Akasu: ¡Lo siento! 
Nami: No, no, no… Habla. 
Akasu: No, puedes hablar tú. 
Nami: Te dije que no… Habla tú… 
Akasu: No tengo nada que decir. 
Nami: ¡Basta! 
Nami se paró furiosa, Akasu la miró con miedo, Nami vio que la gente la miraba y suspiró. 
Nami: Hablaré yo… 
Nami se sentó y miró a Akasu, esta bajó la mirada intimidada. 
Nami: He estado viviendo con Ellen, ella incluso ha puesto la vida por hacerme sentir feliz, no ha sido mucho tiempo, pero siento la sinceridad en su amistad, y yo no he hecho nada por darle un poco de descanso… Por eso… Te diré que no te veré más cómo una enemiga… Tampoco digo que te veré cómo amiga, pero lo intentaré… Por Ellen. 
Akasu la miró confundida. 
Akasu: ¿E-E-Está diciendo que…? 
Nami: Mira… Iniciaremos nuevamente… Soy Nami Hazachi… En… En… Encantada de conocerte. 
Akasu: Soy… Yo… Yo soy Akasu… Es un gusto también. 
Nami estiró su mano hacia ella algo nerviosa, esta con el mismo nerviosismo respondió el apretón. 
Nami: Un gusto. 
Las dos se apretaron la mano con algo más de confianza. 
Ellen: Oh… Esto… Es inesperado. 
Las dos se apartaron rápidamente al oír la voz de Ellen, sus rostros no podían mostrar más vergüenza. 
Miko: Veo que se están tratando de llevar bien. 
Nami: ¿Y eso qué? Déjenme en paz… 
Ellen suspiró y volvió a tomar su asiento, Miko se sentó junto a Akasu quien se apoyó contra ella inmediatamente. 
Miko: ¿Y cómo les ha ido en todo? 
Ellen: Bien… La verdad es que fue una mañana algo agitada, pero todo bien… 
Miko: Uh… 
Ellen: Oye Miko, disculpa que me entrometa… Pero, ¿Dónde vives tú? 
Miko: Oh, yo vivo en una pensión no muy lejos de la escuela… 
Ellen: ¿Y cómo pagas eso? 
Miko: Trabajo en mis horas libres… Aunque con mi lesión se hará difícil… 
Ellen miró a Nami, esta se mostró confundida tratando de entender por unos segundos, cuando logró comprender, rápidamente negó con la cabeza, a lo cuál Ellen respondió asintiendo. 
Ellen: Miko, ¿Quieres vivir conmigo? 
Miko: ¿Eh? 
Ellen: Mi casa nueva tiene varias habitaciones extra… Demasiadas diría yo, y quería ofrecerte… No… Rogarte que fueras a vivir conmigo. 
Miko: Es una muy buena propuesta… Pero no creo haber hecho nada para merecerla… Digo, nos conocemos a penas y… 
Ellen: No nos conocemos mucho, pero pusiste tu vida en riesgo por salvar la mía, eso no lo hace cualquiera… Tú salvaste la mía, lo mínimo que puedo hacer es hacer cómoda la tuya. 
Miko: ¿Y qué opina Nami? 
Nami: Yo… Acepto las decisiones de Ellen cómo su amiga que soy. 
Miko: No, sé… ¿Akasu tú qué opinas? 
Akasu: Yo… Aceptaré lo que tú decidas hermana. 
Miko: Yo… Debería… 
Ellen: Por favor, acepta… No te faltará nada… Te lo aseguro. 
Miko: Yo… 
Una mesera llegó y habló con Ellen, esta se levantó y entró con la mesera en el café. 
Miko: Eso fue justo… 
Nami: Oye… Ellen no lo dirá, pero yo sí… Ella perdió a sus padres cómo saben… Ella necesita más apoyo emocional, nos necesita… La harías muy feliz, yo intentaré dar la menos cantidad de problemas con Akasu… Pero necesito que acepten… 
Las dos se miraron y asintieron, Ellen volvió caminando tranquila. 
Ellen: ¿Y decidiste algo? Digo, es muy pronto lo sé, pero…  
Miko: Tranquila… Lo haré, aceptaré…  
Ellen la miró incrédula, Miko volvió a asentir y esta sonrió alegre. 
Ellen: Está decidido… Viviremos juntas. 
Nami la miró de reojo y no pudo evitar sonreír al verla feliz. 
 



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En el texto hay: recuentosdelavida, accion aventura

Editado: 08.10.2019

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