///*** ESTE CAPITULO VA DEDICADO A FRANCIS AULAR Y A KANIEL***///
///***GRACIAS POR SU APOYO***///
///***ESPERO QUE LES GUSTE ESTE CAPITULO, MUCHOS SALUDOS***///
— muevete— gruñó aquella bestia pelinegra mientras tiraba de la cadena. No tenía idea de a donde me llevaba, pero no podia ser bueno.
De cerca, nos seguian un par de guardias amorfos, que apuntaban hacia mi con aquellas afiladas garras. De vez en cuando, uno hacia el intento por tocarme, ya fuese la cola, las alas o parte de mi lomo y tenia que luchar contra el impulso de voltearme hacia ellos y rugirles. Me había salvado por los pelos de morir, demaciadas veces para mi gusto, asi que, ibamos a enfocarnos en sobrevivir un dia mas...solo un dia mas.
— He dicho que te muevas— ordenó aquel animal, dando un fuerte tiron hacia adelante que me hizo perder el equilibrio y caer.
Le miré con furia mientras pensaba en lo fragil que se veia su cuerpo y en lo facil que seria aplastarle. Realmente ni lo pensé mucho cuando me levanté y avancé hacia el para gruñirle. Su mirada enojada fue del verde mas claro al rojo mas intenso en cuestiones de segundos y me enfrentó con una sonrisa sadica en su rostro.
«a ti tambien voy a matarte»
— me gustaría verte intentarlo.
La tension entre nosotros era casi palpable, sin embargo, no pasó mas allá de un concurso de miradas. El tenia todas las de ganar, yo era la bestia atada. Por mas que me jodiese admitirlo, estaba condenada a seguirle a donde me llevase con esa cadena.
— asi me gusta, entiende tu lugar.— habló con satisfacción antes de volver a tirar de la cadena.— ahora andando.
A regañadientes y seguida por todas las miradas del lugar, me dejé guiar a traves de aquel extraño campamento. Siendo el monstruo de feria que era exhibida por doquier a las miradas curiosas y cargadas de incertidumbre. Eran bestias, monstruos, ansiosos por conocer a otro monstruo prisionero. Me provocaban escalofrios.
Despues de atravezar cada cabaña, llegamos a una especie de colina y empezamos a escalarla, dejando detras a todas esas criaturas, las cuales parecian no tener muchas ganas de adentrarse en aquel lugar. No entendía el motivo, hasta que blacky logró arrastrarme hasta la cima y vi lo que se extendia ante mis ojos. como si alguien hubiese construido en en la misma roca una fortaleza de piedra, con enormes barrotes de hierro, custodiado por nadie...pero sabiendo que nadie podria salir. Un calabozo.
Un joven, un poco mas bajo que el trigueño y con un aspecto peculiar nos esperaba en la cima. No era su tez increiblementa blanca, o el hecho de que sus dedos fuesen inusualmente delgados y estilizados lo que te llamaba la atención, tampoco el hecho de que su rostro era completamente asexual. Sus razgos no eran ni muy masculinos, ni muy femeninos, solo notabas su genero por la complexion de su cuerpo. Lo realmente sorprendente de el era que su cabello, corto y despeinado, sus cejas y sus pentañas, que eran de un color azul cian. Sus ojos resaltaban de un tono violaceo con un iris reptiliano que ni siquiera hicieron el esfuerzo por mirarme y sus orejas que tenian un acabado en punta, bastante llamativo. El jamás podria pasar por humano. Estaba alli, de pie, apasible, usando una tunica oscura y sosteniendo en sus manos una especie de llave que le permitiría llevarme al interior.
—Grimm— llamó el trigueño
El joven, levantó perezosamente la mirada, sin sorprenderse en lo absoluto de nuestra presencia, supongo que el podia habernos sentido llegar. Lo curioso es que, si yo no le estuviese viendo, no podria creer que habria alguien parado alli. Una de las cosas que me permitía ser una...bestia...era sentir a las criaturas. Este enorme cuerpo, siempre parecia ser capaz de sentir a las cosas vivas a mi alrededor, sin embargo, esa criatura era un espacio en blanco, como si simplemente no existiese.
— me haz hecho esperar
— eso es un inconveniente?— preguntó encarandole y el peliazul se encogió de hombros de manera desinterezada.
— no realmente, solo estoy aqui porque Akish me lo ha pedido.
Blacky soltó un gruñido seco como aceptando esa respuesta y avanzó conmigo hacia los barrotes de hierro. El chico, grimm, se acercó tambien, con calma e introdujo la llave en una especie de cerradura que habia a uno de los costados. Luego pronunció algo por lo bajo, antes de que la magia diese un tiron de nosotros hacia el de forma inesperada. Contuve el aliento por la repentina sorpresa y traté de retroceder ante la sensacion que me provocaba ese muro invisible que presionaba en nosotros, pero Barkan tiró con fuerza de la cadena y me impidió moverme.
— Garzosha— dijo el peliazul mientras reviraba sus ojos y pareció que era un insulto. Acto seguido, los barrotes cedieron, abriendo el paso para nosotros.
En ese momento entendí porque nadie queria acercarse a aquel lugar. Una miasma terrorifica emergió del interior de aquella construcción, donde solo se podia apreciar un pasillo enorme, con distintos corredores llenos de una negrura infinita y abrumadora. Gruñidos, quejidos, susurros que intentaban colarse en mi cabeza; allí adentro habian mas bestias, bestias cautivas...peligrosas y solo la magia impedia que huyesen al mundo exterior. Ni loca entraria alli adentro por mi propia voluntad. Desgraciadamente...no contaba con mi propia voluntad.
— siganme
El chico, avanzó por delante de nosotros como si no notase en lo absoluto aquel horripilante ambiente y no tardamos en seguirles. Si pensaba que desde la entrada habia una mala sensacion de yuyu, pues me equivocaba, ALLI adentro si que habia una mala sensacion de yuyu. Era como ser acuchillada por miles de voces suplicantes y sentir como magia oscura reptaba por debajo de tu piel. Escalofrios era poco para lo que se removia en mi interior con cada paso que dabamos en ese lugar. Mas ellos, caminaban con la mas absoluta indiferencia, como si la angustia de las criaturas que se encontraban alli adentro, su locura, su soledad, su sed de sangre...no les afectase en lo absoluto.