Drakkar: Ignition (nueva Version)

La llamada del Fuego

«No respires...»

«....No te muevas....»


El eco de mi conciencia era el único sonido audible a mi alrededor. Un alarmante y preocupante aviso que me hace mantenerme en guardia


«...No muestres dónde estás...»


Una alerta silenciosa que me hacia resguardarme alli, escondida, a la espera de una presa que no tardaría en aparecer. Podía escucharla llegar, mi corazón latía al ritmo de su anticipación, mi respiración se fundía con la niebla que me rodeaba. Mi miedo había sido devorado por la impaciencia.

Todo, mientras esa voz en mi cabeza repetía aquellas palabras como un mantra.


«Se un fantasma...»


Los sentidos eran mi única ayuda, los ojos quedaban inútiles ante mi entorno y tenerlos cerrados me ayudaba a enfocarme mejor en todo lo que ocurría dentro de ese bosque. Debía estar atenta al más mínimo detalle, cualquier sonido, cualquier muestra de vida cerca de mi presencia....o quizás, podría ser demasiado tarde, inclusive para mi misma.


«Se una sombra..»


sentí pasos


«se un castigo...»


se acercaban 


«se su muerte»


ya estaban aquí

 

- ¡¡Vamos!!-  gritó una voz desde la distancia y fue como si todas mis pulsaciones se detuvieran. 


El momento estaba llegando. 

Era hora de cazar.


- ¡Rápido! ¡Nos alcanzan!


Pasos apresurados llegaban en mi dirección, dos? no....tres personas venían corriendo a toda velocidad huyendo de un grupo de cazadores. Casi se podía palpar su miedo al escuchar sus pasos irregulares y de repente algo pasó. Un sonido parecido a un disparo resonó por entre los árboles y acto seguido una chica gritó.


- ¡Mike!


La desesperación en su voz me hizo ponerme ansiosa, pensaba que otro los atraparía antes que yo, pero sus pasos no dejaron de escucharse. Se estaban moviendo, venían corriendo hacia mi. Casi no podía contenerme y me encontraba a mi misma sosteniendo mis cuchillos con fuerza a la espera de que alguno apareciese en mi campo de visión.


- Tenemos que llegar a la bandera, es la única forma.

- Pero Mike...

- ¡Olvídate de Mike!


Lo inevitable siempre sucede en el mejor momento. Los dos corderitos aparecieron ante mi. Un chico y una chica, ambos usando uniformes negros de botas altas y portando unas muy llamativas cintas azules que les hacian resaltas como dos hogueras en la noche. Ambos cayeron en mi trampa sin darse cuenta y no pude evitar que una sonrisa macabra se formase en mis labios.


- No podremos llegar nunca

- ¿Quieres que nos atrapen, Anna? ¿no?

- No...

- ¡Entonces cierra la maldita boca y corre!


La chica se veía algo asustada, temblaba incontrolablemente mientras intentaba normalizar su exagerada respiración; probablemente también estuviese herida. no la culpaba por tener miedo. A nadie le gusta convertirse en la presa, desgraciadamente hoy era su turno. Y antes de que ambos pudiesen salir corriendo de nuevo, desenfundé la daga y salté sobre ellos.


- ¡Carl!


El grito de Anna fue una alerta que le advirtió a su compañero de mi llegada. El chico trató de esquivarme, pero ambos colisionamos y terminamos rodando un par de metros por el suelo mientras forcejeabamos por ver quien lograba quedar encima. El chico logró esa pequeña victoria, pero la sonrisa en su rostro fue tan efímera que me dio algo de lástima verle temblar al darse cuenta de a quien sujetaba.


- Fin del juego- susurré y con toda mi fuerza le propiné un fuerte cabezazo que le obligó a echarse hacia atrás.

- Zorra- gruñó mientras sujetaba su cabeza.

- ¿Con esa boca besas a tu madre?


Con fuerza lanzó un puño hacia mi, pero bloquee su ataque con mi mano derecha y le propine un golpe en el mentón con la empuñadura del cuchillo, sacándolo por completo de encima mio. Carl, cayó de espaldas contra el suelo y al igual que yo, no desperdicio ni un segundo en volverse a levantar y ponerse en posición de ataque. Sus manos portando únicamente un cuchillo similar al mío, mientras sus pies buscaban la forma de no salir corriendo.


- Bonita posición de baile- me burlé- acaso quieres invitarme a dar unos pasos?

- Será un placer cerrarte esa bocaza

- Será un placer verte intentarlo- le reté y me preparé para sentir su embestida.


El chico enfiló su estocada hacia mi y en dos simples pasos logró alcanzar mi posición. Quizás en otro momento me hubiese quedado a jugar, pero realmente no había tiempo para tonterías, iba contra el reloj. 




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