Esa solía ser la típica historia que se contaba al cabo de un tiempo dentro de la familia, afirmando que después de esa maldición de hace siglos, aún seguiria presente en las futuras generaciones. Lo cual para mi es absurdo, porque no creo en la magia y mucho menos en las maldiciones por amor.
— Es por eso que a todos nos va tan mal con las relaciones —dijo mi tía—.
Todos asintieron para luego suspirar.
— No lo creo —dije— Las infidelidades siempre estan presentes en la mayoría de las relaciones pero eso no quie-
—¿Has tenido pareja ya? —preguntó mi prima, interrumpiendome—.
Negue con la cabeza.
—No puedes hablar sobre algo que aún no has vivido. Es cierto que las infidelidades estan presentes en casí un 60% de las relaciones pero con nosotros no es así. No es simplemente una infidelidad. Es algo más pendejo.
Me quedé en silencio meditando lo que había dicho, si bien es cierto que no había tenído pareja hasta mis 20 años era por algo muy sencillo: Me aterraba; había visto cada una de las relaciones de mis familiares y todos seguían la misma secuencia.
1- Conocer a alguien.
2- Enamorarse y estar un tiempo juntos como pareja.
3- Que la pareja de mi familiar se vaya con alguien más y duren años, siendo eternamente felices, como si hubieran encontrado "su verdadero amor".
Podré ser incredula respecto al tema de la maldición, pero ver el mismo patrón constantemente, me daba mala espina y creía que era algo más relacionado a las personas, sus valores y preferencias, que a una historia ficticia. Pero aún así, no quería enamorarme y ver si el patrón seguia conmigo o no.
Después de todo repelía el amor, estaba centrada en otros asuntos en mi vida y lo menos que quería era hacer un experimento sobre el amor.
— Esto es del asco — dijo mi otra prima— ¿Ese brujo que demonios pensó? ¿Qué era justo prohibirnos amar solo porque su amor no fue correspondido? Que imbécil.
Todos de nuevo asintieron en conjunto y se sumergieron en un mar de pensamientos patéticos y depresivos.