Odette
Estaba en mi habitación leyendo tranquilamente, me encantaba leer porque así podía escapar de mi realidad e irme a otra que no es mía... tal vez por eso me gustaba mucho leer, porque puedo escapar de mi infierno e irme a otra realidad donde puedo imaginar cosas que aquí no pasarían nunca. Me encanta leer, amo leer, por mi podría tener un cuarto lleno de libros. Siempre puedo recurrir a unos simples libros con tinta y eso me salvará.
Mi padre había llegado y tenía que bajar a recibirlo si no me podría ir mal y no quería eso, no tra vez.
-¿Cómo te ah ido hoy papá?- Puse los brazos atrás de mi mientras veía que el dejaba su saco y su maletín con una de las señoras que ayudaban en nuestra casa.
-Bien... ahora no te quiero ver así que vete de aquí Odette- Dijo fríamente y se fue sin decir una palabra más. Estaba acostumbrada a eso y era mejor así que contradecirlo.
Subí a mi habitación y le puse seguro, no quería que nadie me interrumpiera en mi tiempo de lectura. Me acosté de nuevo en mi cama y seguí leyendo.
Si se preguntan sobre mi madre bueno ella murió cuando me dio a luz y tal vez por eso mi padre no me quiere... le quite al amor de su vida pero dejo un pedazo de ella, yo.
Al día siguiente había bajado a desayunar y por sorpresa estaba mi padre y eso era raro, nunca se queda a desayunar. Tiene que tener algo importante para quedarse a desayunar. Veo que esta en el comedor y voy hacia el para poder sentarme a un lado y esperar a que me sirvan mi desayuno alguna de las señoras.
-Hoy te quedaste a desayunar... ¿Tienes algún asunto importante?
-Mira niña eso no es de tu incumbencia.
-Perdon solo que como nunca desayunas es raro verte aquí- La señora Maria me trajo el desayuno y le agradecí para poder empezar a comer
-Va venir un conocido y quiero que te vistas bien para que bajes y lo saludes- Solo asiento y empezamos a comer en silenció.
Rato después me metí a bañar rápidamente y me puse una camisa polo roja, una falda blanca tableada y unos Nike rojos con blanco. Me puse perfume y mis accesorios para bajar. Baje rápidamente y espere sentada mientras veía mi teléfono hasta que el timbre sonó y deje mi teléfono para poder recibir a la visita.
-Señor Morreti, pasé- Mi padre le dio la bienvenida mientras lo pasaba para la sala de estar
-Ese es mi padre señor Rouse- Dirigí mi mirada hacia el joven y cuando lo vi se me hizo super guapo, parecía de unos 20 años, era alto y algunos tatuajes se le podian ver en su brazo izquierdo. Era atractivo y aparte olía super rico.
-Disculpeme Joven Morreti- Mi padre dirigió su mirada hacia mi para que saludara
-Buenos días Joven- Le di una sonrisa en cuanto me miro y cuando vi sus ojos quede hipnotizada por ellos. El me miraba de arriba a bajo con una mirada que no podía describir.
-Ella es mi hija Odette- Me presento mi padre y el joven se acercó a mi de manera lenta
-Mucho gusto señorita Rouse- Me agarro la mano y beso mis nudillos, era muy caballeroso.
-Puedes retirarte hija tenemos que hablar de negocios y no creo que te llame la atención esto- Suelta una sonrisa más falsa que su amor hacia mí.
-A mi no me incomodaría en lo absoluto si se queda la señorita- Dijo el chico ¿Morreti me parecía?
-Pues ya termine todas mis tareas padre así que puedo quedarme- Era la primera vez que estaba en una reunión con mi padre y alguno de sus socios. El me dio una mirada y sabía que iba a tener una consecuencia pero ¿que más da si el que me está invitando a estar aquí es el joven?.
Estuvieron hablando un rato de temas trivales hasta que se centraron por lo que venían.
-Bien señor Rouse... me dice que necesita cierta cantidad de dinero... ¿Cuánto seria?
-Quinientos mil dolares
-Ya veo... mire la cosa aquí es que usted necesita el dinero y yo necesito una esposa- Mi padre se quedo viéndolo raro y pensativo -Le propongo ésto, yo le doy el dinero y usted me da a su hija.- Me quede en blanco. Procesaba en mi cabeza la oferta que le propuso a mi padre pero el por más que me odiara no tenía el corazón para venderme o ¿Si?. -Si gusta puede pensar en lo que acabo de proponer.- Dice el tomando de su vaso con algún tipo de alcohol.
-No necesito pensarlo... te vendo a mi hija a cambio del dinero- Vi a mi padre y no podía creer lo que acababa de escuchar... mi propio padre me acababa de vender a un Mafioso que ni siquiera conoce.
-¡Me tratan como si fuera un objeto!- Suelto de golpe y los 2 hombres me observan -¡Ni siquiera se han preguntado si yo quiero o no!- Me levanto y me voy echa un mar de lagrimas hacia mi habitación donde al llegar cierro con seguro y ahí me estoy todo lo que resta del día sin querer comer o al menos tomar algo de agua.
Crhistian Morreti
Estaba en mi oficina tomando whisky y viendo hacia la ventana contemplado la bella vista de la ciudad de New York, una ciudad muy bella pero ¿A que costó?. Uno de mis asistentes entró a mi oficina y me entregó el teléfono diciendo que había un señor queriendo hablar conmigo, tomé el teléfono y le dije a mi asistente que se retirara para poder hablar a solas.