Dulce Mío

Capítulo 5.

— Si lo es, una lycan sin loba interior ni olfato, nunca, escúchame, nunca podrá tener un compañero 

Aquella frase había dejado sin palabras al moreno y en un estado de shock del cual no pudo salir ni siquiera al escuchar como la puerta se abría y se cerraba mientras el olor de Talya se dispersaba en el aire. Eran las diez de la noche exactamente y lo primero que hizo Adler al volver en si fue correr al auto y conducir hasta su departamento, en tanto miles de ideas y suposiciones se apoderaban de él, intentando hacerle entender a su cerebro lo que esas palabras significaban. 

Al llegar no espero ni cinco minutos, cuando ya parecía que volaba por las escaleras del edifico que lo conducían hasta su departamento, ¿la razón por la que corría?, esa era sencilla, después de lo que había escuchado necesitaba llamar a alguien y ese alguien era Niklas, su hermano, pero, cabía la casualidad que no tenía su número entre su registro de contactos, así que debía tenerlo anotado en algún lado y tal y como lo había imaginado así era, cuando lo encontró no dudo ni un segundo en llamarle, necesitaba quitarse esa duda de encima, deseaba saber que no estaba equivocado como lo decía la rubia. Un tono, dos tonos, parecía que Niklas no contestaría, pero Adler no pensaba dejar de insistir, así que a la sexta llamada al fin pudo escuchar la voz de su hermano, quien con voz de fastidio contesto. 

— ¿Qué quieres mocoso? — Preguntó. 

— ¿Qué tan probable es que un cambia formas sin animal interior tenga pareja destinada? — Preguntó ahora Adler con rapidez y yendo justo al grano sin perder más tiempo. 

— Eso no hace la diferencia — Respondió Niklas con seguridad en lo que decía, ya que en sus años de estudio había descubierto ese hecho, todos los hijos de la diosa, perfectos o defectuosos obtenían la bendición y el regalo de la diosa. 

— ¿seguro? — Preguntó Adler otra vez, ya que no quería errores. 

— Puedes preguntarle a Kasch... — Dijo el otro. 

— Bien, contigo bastará — Y justo antes de que el mayor pudiese preguntar qué era lo que le sucedía este colgó con emoción, dejándolo con bastante curiosidad. 

No sabía las circunstancias de Talya, ni que era lo que sucedía ni porque, pero, para él bastaba con saber que ella estaba equivocada, y que lo que sea que le hubiesen hecho creer no era cierto. Adler confiaba en sus hermanos, así que sin duda estaba aún más seguro que aquel olor a fresas era el olor de Talya Novikov desprendía, porque ella era su pareja destinada y tenía que saberlo, a su tuviera loba o no ella era su otra mitad y debía hablar con ella más tranquilamente, ya que después de saber los motivos de la rubia se había percatado que sus arrebatos habían sido extremos y bastante incomodos para ella. 

Después de pensárselo un rato, se ducho, tomo un pequeño trago de leche y un sándwich antes de lanzarse a la cama a descansar, preparándose mentalmente para acercarse a ella de una forma menos salvaje y lograr poder tener una conversación como debía ser. 

Pero, las palabras no son hechos y después de sus escenitas del día anterior, Talya se vería ante él aún más recelosa, por lo que sería más difícil lograr cruzar una sola palabra con ella. 

................................................................................... 

Creía que lo había superado, pero decir de forma tan fría su secreto y a alguien que apenas si conocía había provocado en ella un dolor en el pecho. Talya no había medido el peso de las palabras, así que huyendo de lo que había dicho y de la expresión del moreno subió a su departamento, entrando tan rápido como una ráfaga de viento, desenado que nadie los hubiera escuchado y pidiendo a la diosa que él se fuera, algo que parecía haberle cumplido cuando escucho el auto y al caminar a la ventana pudo observar como este salía disparado hacía quien sabe dónde. 

Las preguntas no tardaron de llegar a ella, ¿sería acaso que la dejaría en paz? O tal y como los jóvenes de su manada ¿él también buscaría la forma de burlare de ella?, como sea que fuera solo agradecía que no la hubiese atormentado con preguntas que ella no estaba dispuesta responder, porque todo ese tema la ponía muy mal. 

Una pequeña merienda fue lo que pudo calmar su insistente mente, que a cada segundo sacaba a relucir al moreno que en un solo día había volcado su mundo, y perturbando su adorada rutina con cosas sin sentido. 

Después de terminar de lavar los platos se fue a la ducha, aun sin poder alejar esos pensamientos de ella, pero, que aun así no pudieron evitar que disfrutará su baño y el agua calentita que tanto la había relajado, pero, no imaginaba que ni siquiera en lo suave de su cama podría dejar se pensar en el hombre, aquel que se había presentado como Adler. 

— Baumann — Estaba segura de que alguna vez lo había oído, pero no lograba recordar donde ni porque, aunque seguro estaba confundida ya que en toda su vida como princesa Novikov había escuchado un sin número de apellidos de gran importancia y tal vez por ello ese se le hacía tan familiar. 

Unos minutos después entre que sí y que no al fin pudo dormir, deseando no tener con lidiar con él y su insistencia en algo que ella jamás podría saber a un así fuera cierto que él era su destinado, lástima que su deseo no había sido concedido, ya que al salir de su departamento rumbo al trabajo lo primero que vio fue a Adler recargado en su auto, mientras le regalaba una coqueta sonrisa. 

— ¿Te llevo? — Preguntó el moreno con alegría por la nueva mañana que lo llenaba de motivación. 

— Te dije que no volvieras — Respondió ella, insistiendo en que no lo quería allí. 

— Eso no es cierto, tú no dijiste eso — Dijo Adler extrañado ya que la noche anterior Talya no había mencionado nada sobre no volver a buscarla. 

— Vaya, al parecer no captas las indirectas — Esas eran palabras crueles y para el hombre era una pena que provinieran de ella ya que eso hacía que dolieran a un más. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.