Capítulo 16.

Sin duda él no era el favorito de la diosa, ya que de alguna u otra forma él siempre terminaba metido en problemas, aunque en ninguno había perdido nada, o al menos nada que valiera la pena, a diferencia de esta vez, que, su rubia estaba en medio de todo, por un momento había pensado en decirle lo que estaba sucediendo, pero, después de analizar la situación creyó que mantenerla a salvo era la prioridad, y no era que no confiara en ella, era mejor dicho que deseaba que ella siguiera su vida normal como hasta ese momento, él se encargaría de protegerla mientras también ayudaba a Kasch. 

Esa mañana había procurado enviar la información lo más discretamente posible, ya que, aunque estaba preparado un paso en falso arruinaría todo y pondría en riesgo a la rubia, su preocupación era tal que la misma Talya había notado su repentino cambio, sabía que algo le estaba molestando porque ni siquiera se había molestado en desayunar a pesar de que él mismo había sido quien la había invitado. 

— Cariño, ¿estas bien? — Pregunto Talya, tomando entre sus manos el rostro del moreno, quien hasta ese momento había regresado en sí. 

— Lo siento cielo, ¿qué decías? — Respondió él, haciendo a un más obvio que algo lo mantenía en ese estado como si no estuviera en ese mundo. 

— Adler, ¿estas bien? — Talya comenzaba a preocuparse cada vez más, el semblante que él tenía había parecido empeorar desde que ella había llegado hasta su departamento, así que estaba segura en no dejar de preguntarle hasta obtener una respuesta. 

— Lo estoy — Afirmo él, en tanto hacía la misma acción de ella, tomando entre sus manos el rostro de la rubia — Cielo... — Susurro. 

— Mm — Dijo ella hipnotizada por el gris profundo en los ojos de Adler. 

— No tienes ninguna duda de que te amo, ¿verdad? — Pregunto él, trasmitiendo en su mirada un sin fin de cosas que deseaba expresar, pero que por más que intentaba no salían de su boca. 

— Ni una sola... — Respondió ella, logrando con aquellas palabras aliviar un poco la preocupación y culpa que el moreno sentía al callar la situación de vida o muerte en la que se encontraban ambos. 

— Eso es un alivio — Dijo él, suspirando, logrando con eso, volver a preocupar a la rubia, la cual al verlo de tal forma solo lo beso, como si deseará que aquel beso pudiese borrar lo que fuera que a su mate le preocupaba, solo deseaba que con eso pudiese olvidar lo que tanto le estaba molestando, pero también era una forma silenciosa de demostrarle que lo amaba de tal forma que confiaría completamente en él, y que esperaría hasta que decidiera contarle lo que le sucedía, solo esperaba que fuese pronto para que dejará de llevar toda esa preocupación él solo, además, algo le decía que lo que sea que estaba pasando estaba relacionado también con ella. 

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Había esperado un día completo, pero él no había dicho absolutamente nada, Talya comprendía que él necesitaría tiempo para hablar, pero ella nunca había sido precisamente una mujer de mucha paciencia y aunque confiaba en él, deseaba que Adler compartiera con ella aquello que tanto lo afligía, y que aquello que lo mantenía tan ocupado fuese resuelto entre los dos. 

— Deberías descansar, no dormiste en toda la noche — Dijo Talya, mientras le ofrecía un vaso de jugo de naranja que ella misma le había preparado inmediatamente al llegar al departamento de Adler. 

— No me falta mucho — Adler de verdad no deseaba que ella supiera nada, deseaba mantenerla a salvo y por ello había pasado toda la noche asegurando todo el edificio y los alrededores de donde ella vivía, necesitaba saber que pasará lo que pasará ella estaría bien. 

— Por favor, simplemente ve a la cama — Dijo ella obligándolo a levantarse de la silla, para que durmiese un rato, cosa que Adler acepto a regañadientes, pero que al final termino por hacer. 

La idea inicial de Talya era preparar algo para comer mientras él dormía, era domingo así que no importaba cuanto tiempo se tardará, ella prepararía muchos platillos para que el moreno disfrutara, y eso lo había logrado con éxito, pero, cuando regreso a la recamará su curiosidad no pudo más, ella necesitaba saber que era lo que le pasaba a su compañero, y si él no se lo decía ella lo descubriría. 

— Dime que no leíste nada... — Pidió el moreno, después de cerrar su laptop de forma rápida, esperando que Talya no hubiese visto nada. 

— ¿Que era eso? — Pregunto Talya, al ver la reacción desesperada de Adler. 

— Dime que no viste nada... — El tono en su voz había alertado a Talya, porque no era tan dulce como siempre y eso seguro que no significaba nada bueno. 

— No... — Respondió ella, sin despegar su vista de Adler y sin perder ni un solo movimiento que hacía. 

— Cielo, por favor vete... — Había sido un tono dulce, pero al mismo tiempo tan frío que la hizo dudar de hacer lo que él le pedía, no comprendía del todo que estaba sucediendo, pero debía ser algo muy malo como para que él estuviese así.  

Había estado a punto de responder, cuando él volvió a hablar. 

— Por favor, solo hazlo... 

No habría querido hacerlo, pero estaba segura de que, si se quedaba más tiempo solo empeoraría las cosas, así que solo tomo su bolso y salió de aquel lugar, claro, no sin antes dejar un suave beso en la mejilla de su guapo moreno, quien después de verla salir por aquella puerta de madera no pudo evitar desmoronarse. 

Quizás su reacción había sido absurda pensó Adler, pero, no quería que Talya se preocupará por nada y el documento que había estado a nada de leer contenía un sin fin de cosas que solo la llevarían a dejar su vida normal de lado para mantenerse alerta, ya que la noche anterior había descubierto que Jelena la estaba vigilando y eso claramente no era nada bueno, por eso su reacción había sido rápida, porque sabía que si llegaba a enterarse de lo que pasaba ella no se quedaría de brazos cruzados y no estaba dispuesto a ponerla en riesgo.