Dulce Mío

Capítulo 20.

Nunca había tenido que estar tanto tiempo en un hospital, y menos ante algo tan trivial como ella lo llamaba, pero, cierto moreno paranoico le había pedido, casi suplicado que no dejará por ningún motivo aquella habitación, al menos hasta que él mismo se cerciorará de que ella estaba completamente bien. 

Muy en el fondo a ella le había agradado la idea de tener a Adler a su disposición todo aquel día, pero, mágicamente llegada la noche este se había desaparecido. Talya creyó que después de haberse transformado en loba, Adler estaría más tiempo con ella, pero, no había sido así, y para su mala suerte ahora más que nunca lo necesitaba, el lazo le pedía a gritos estar cerca de él. Aunque también comprendía que había tantas cosas que seguro él quería resolver que estar quieto en un solo lugar le parecía imposible y ahora en consecuencia ella estaba sola en esa tétrica habitación.  

Después de esperar por al menos dos horas a Adler, de pronto comenzó a sentir sueño, tanto que no tardo nada en dormirse, quizás habría podido dormir fácilmente unas ocho horas sin interrupciones de no ser un leve golpe a la puerta de la habitación, uno que la alejo de los brazos de Morfeo para traerla de nuevo a aquellas cuatro blancas paredes. 

— Sabes que tu no necesitas permiso... — Dijo ella con tono dulce esperando ver a su moreno entrar por aquella puerta, pero, para su desdichada suerte no había sido así — Noah... — Dijo en un susurro leve, tanto que ni siquiera pudo ocultar su decepción, cosa que él chico noto rápidamente. 

— Se que no era a quien esperabas... — Dijo Noah, cerrando la puerta detrás de él, alarmando a Talya, quien noto que también había puesto el seguro, claramente no quería que nadie entrará. 

— ¿Qué haces aquí? — Pregunto recelosa ante la presencia del chico, la cual ponía a su loba furiosa e incómoda, pues no deseaba la presencia de ningún hombre junto a ella y menos la de él. 

— Solo quería saber cómo estabas... — Su preocupación parecía genuina, y en sus ojos casi se podía percibir dolor, quizás eso lo causaba verla en aquella cama, aunque, aun así, para la rubia eso no era para nada confiable, algo no terminaba de agradarle. 

— Bien — Había sido fría y cortante, tanto que casi se había podido escuchar un leve, pero muy leve gruñido, algo que tampoco paso desapercibido para Noah, a quien a cada segundo le cambiaba cada vez más el semblante. 

— Veo que de verdad no te agrada mi presencia — Talya sospechaba que él solo se estaba victimizando y en esos momentos no estaba para soportar ese tipo de conductas y menos de alguien a quien claramente había rechazado. 

— No quiero ser grosera, pero ya te lo había dicho, no sé porque tú... — Y antes de poder terminar esa frase, Noah llevo su mano izquierda a la boca de ella, mientras con el índice de su otra mano le indicaba que guardará silencio, de una forma tan tranquila como espeluznante. 

— Lo sé... ya sé que él es tu mate — Dijo Noah tranquilamente mientras acercaba una silla a la cama de Talya, quien estaba sorprendida por el cambio de actitud del chico, que ahora se veía frío. 

— Como... ¿cómo es que tú sabes eso? — Preguntó ella alarmada al sentirse descubierta por alguien a quien ahora podía considerar un extraño. 

— ¿Creías que yo solo sabía de ti por mi padre y tus compañeros? — Preguntó él con una sonrisa en los labios, la cual se amplió al ver que realmente la rubia siempre había creído eso — Me gustaste en cuanto te vi, en cuanto pude sentir el olor a violetas que desprendía tu cabello... — Cada palabra que salía de su boca asqueaba a Talya — Fue fácil investigarte, pero, si te soy sincero lo difícil fue comprender lo que eras... bueno, lo que eres... — Con una simple mirada la rubia había entendido que Noah lo sabía, de alguna manera sabía que ella se había convertido ese mismo día — Pero no te asustes... — Intento él acercarse a ella al ver como no podía más con la sorpresa que todo le causaba — Solo yo se tu secreto — Podrían ser solo cinco palabras, pero detrás de ellas era una clara amenaza, ¿para qué?, ni siquiera Talya podía decirlo, aunque no era tan difícil imaginarlo. 

— ¿Y?, ¿Qué quieres? — La pregunta provoco en Noah una inmensa sonrisa, parecía una dulce y tierna, pero era seguro que detrás de esta había más que lindos sentimientos, él era de esas personas de las que debes cuidarte, porque, aunque la manzana se vea linda por fuera, veces puede estar podrida. 

— Tú sabes que es lo que quiero — Era tal y como la rubia lo presentía, el no traía nada bueno entre manos, su tétrica sonrisa lo delataba. 

— Sabes perfectamente que lo que tú quieres no lo puedes tener — Dijo Talya tajante, sin dar siquiera oportunidad para que él pensará de más, principalmente, para que no se atreviera a pedir lo que obviamente no tendría. 

— Te propongo algo — Al parecer Noah había decidido hacer oídos sordos ante lo que la rubia le decía — Prometo que no le harán nada a Adler si tu vienes conmigo... — Por eternos segundos Talya no supo que decir, tosa su mente solo giraba en torno a las palabras dichas por Noah. 

— ¿Tú?... ¿Qué sabes? — Pregunto ella, desconcertada y aunque no lo quisiera admitir también estaba algo asustada, al saber ese lado tan peligroso de Noah, del que lastimosamente se daba cuenta hasta ahora. 

— Lo suficiente, así que no te preocupes, solo ven conmigo — La sonrisa de él no se borraba ni en lo más mínimo, parecía que había perdido la cordura. 

— Noah, yo... — Estaba a punto de volverlo a rechazar porque ella estaba segura de que para que Adler se mantuviera a salvo no necesitaba sacrificarse, porque ella confiaba en el moreno, pero, nuevamente él no le había permitido terminar de hablar. 

— No digas nada, piénsalo, mañana que él no esté aquí vendré a verte — Aseguro el chico, sin inmutarse ante la expresión de desagrado que Talya no había intentado disimular, porque era lo que sinceramente sentía en esos momentos. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.