Entre sus planes jamás había estado ocultarle lo sucedido a Adler, aunque sabía perfectamente que su reacción sería peor de lo que se podría imaginar y no se había equivocado, pues en cuanto lo vio entrar por aquella puerta supo inmediatamente que algo no estaba bien, o mejor dicho algo lo había hecho enfurecer.
— ¿Qué sucedió? — Preguntó ella, sin siquiera preocuparse por darle los buenos días o reclamarle por haberla dejado sola toda la noche después de lo que había sucedido sobre su repentina transformación.
A diferencia de lo que esperaba, el moreno de pronto se acercó a ella para abrazarla como si su vida dependiera de ello, mientras al mismo tiempo se acurrucaba junto al cuello de ella para tener más acceso al olor que Talya desprendía.
— ¿Ahora que te hicieron? — Preguntó nuevamente ella con una voz dulce como si el hombre frente a ella fuese un lindo y tierno cachorro regañado.
— Raban ha estado merodeando la manada de mi hermano... — Dijo enojado y un tanto misteriosos, ya que no quería dar más detalles que pudiesen alterar a su rubia, aunque sabía que no podía ocultarlo por mucho tiempo.
— ¿Y? — Pregunto curiosa, pues presentía que algo más pasaba y él no quería decirle.
— Prométeme que estarás bien... — Dijo él de pronto, recibiendo un asentamiento de cabeza por parte de Talya — Tu hermana fue herida — No iba a mentir, la noticia le había caído como un balde de agua helada — Pero, ella está bien — Se aseguro él de decir, esperando que con esas palabras la rubia no se alterará o se preocupará, aunque muy diferente a lo que él creería, Talya no cambió su expresión en lo más mínimo.
— Lo sé, ella siempre ha podido con todo — Sabía que podía sonar insensible y poco preocupada por sus hermanos, pero, también entendía que no podía estar siempre a lado de ellos y si Vanya había sido herida era seguro que no deseaba verla junto a ella llorando como si fuese una niña pequeña porque una de las cosas que más odiaba su hermana eran las lágrimas.
— Me alivia escucharte tan tranquila — Respondió Adler un mucho más aliviado al saber que su hermosa rubia estaba tan serena, eso quería decir en muchas maneras que ya no necesitaba ser tan precavido, al menos no en el hecho de sentir que estuviera en peligro, y menos ahora que estaría con ella a cada segundo del día.
— Adler... — Lo llamo de pronto ella, con un tono de voz un tanto extraño, lo cual, en muchas maneras alerto al moreno, quien inmediatamente centro toda su atención en ella — ¿Sabes si hay alguien confabulando con Raban? — Preguntó rápidamente Talya al ver la sorpresa en el rostro del moreno.
— Claro, Jelena, la ex prometida de Kasch — Respondió él seguro de lo que decía, pues según sus investigaciones solo eran ellos y muchos buenos para nada que los seguían.
— ¿Alguien más? — Volvió a preguntar cautelosa de no alarmar más a su moreno, quien cada vez la miraba con más intriga.
— Talya... ¿sabes algo? — No se lo iba a ocultar como Noah se lo había pedido, o bueno, como la había amenazado, pero, antes debía saber si Adler había encontrado alguna información sobre aquel chico.
— Noah estuvo aquí... — La sola mención de aquel nombre, erizo cada bello de Adler, como si fuese un gatito preparado para pelear, pues estaba furioso, tanto que los celos comenzaron a nublarle el juicio de tal forma que ya ni siquiera pudo pensar con coherencia.
— ¿Te hizo algo? — Por el tono de voz que el moreno uso, Talya comprendió que estaba a nada de ir y buscar por cada lugar de la ciudad al chico o pero aun, de golpear al primero que se cruzará en su camino.
— Nada — Se apresuro a decir, tomando la mano de Adler, antes de que decidiera cometer una locura, de la que seguramente no se iba a arrepentir, pero, que tampoco valdría la pena si lo hacía en un arrebato.
— No me mientas — El moreno podía oler a kilómetros que había lgo detrás de aquella visita, lo que enfurecía más a su león interno, quien no solo rugía de rabia, sino también de celos.
— Quiere que vaya con él — Hasta ella misma se había sorprendido por la manera tan concreta de decirlo, no había titubeado en ningún momento, aunque lo dicho no había sido nada del agrado del león.
— ¿Qué? — Pregunto más que furioso, pero, procurando hacerlo disimuladamente, ya que lo que menos quería era que Talya pensará que le gritaba a ella, pues sabía que todo era por ese entrometido chico.
— Noah conoce a Raban... — Vaya gracia que eso le causaba al moreno, pues al parecer todos los estorbos decidían unirse contra ellos, como si se les debiera algo — Y me propuso irme con él a cambio de no hacerte daño — Prosiguió ella la ver que a Adler ni siquiera le salían las palabras de la boca ante tantas emociones juntas en su cabeza.
— Cielo, tal vez la pregunta te incomode, pero ¿qué le respondiste? — No dudaba de ella, pero su parte más celosa e insegura le había pedido que hiciera esa pregunta, lo necesitaba.
— Ni siquiera me dejo hablar... Pero, sabes que era un no rotundo — Aseguro ella mirándolo directamente a los ojos, aquellos que le dejaron ver a Adler que eso no era todo.
— ¿Qué más te dijo? — Pregunto un poco más calmado.
— Que vendría hoy... Por mi respuesta — Adler no iba a permitir que por nada del mundo aquel maniático se acercará a su rubia, Noah no tenía derecho ni siquiera de respirar el mismo aire que Talya, mucho menos de verla y ni muerto podría tocarle uno solo de sus cabellos dorados.
— Por lo que dices cielito, hoy tendremos visitas — Adler estaba seguro de que esa sería la advertencia definitiva hacía Noah para que este no se acercará más a Talya, pero, también presentía que todo eso podría terminar mal para cualquiera de los dos.
— Adler... — Intento interrumpir ella los pensamientos del moreno, el cual parecía que ya no estaba allí, aunque él estaba seguro de lo que haría.
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Editado: 08.04.2024