Dulce Mío

Capítulo 22.

El día había sido sumamente corto, o eso había sentido Adler, quien impaciente esperaba que la noche llegará para de una vez por todas dejarle en claro a Noah que Talya no quería nada de él, y esta vez necesitaba utilizar un método más efectivo para dejar en claro lo que quería. 

— ¿Segura que estarás bien? — Preguntó Adler con suma preocupación, la cual era más que evidente ya que no podía ocultar la expresión en su rostro.  

— Segura — Respondió Talya tomando el rostro del moreno con ambas manos para acercarlo a ella y poder darle un suave beso en los labios, el cual él acepto y correspondió con gusto, deleitándose con aquel delicioso olor que emanaba su compañera. 

— Ya sabes, mantenlo distraído en lo que nos aseguramos de que este solo — Ante lo dicho por el león ella solo asintió, mientras veía como salía por la ventana, ¿porque por ahí?, ni ella lo sabía, pero era seguro que el moreno disfrutaba de utilizar ese pequeño espacio como puerta. 

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La rubia estaba nerviosa, mentiría si dijera que por su mente ni pasaban miles de posibles escenarios, los cuales no todos terminaban de la mejor manera y justamente estaba imaginando uno de ellos cuando en un segundo la puerta de su habitación se abrió y por allí entro el mismo chico de la noche anterior, Noah, con aquella sonrisa entre cálida y escalofriante que te trasportaba a una de esas películas de terror que ella tanto odiaba. 

— Talya... — En cuanto la vio despierta el chico agrando a un más su sonrisa mientras usaba un tono acaramelado para pronunciar el nombre de la rubia, a quien la sola presencia de él provocaba en ella repulsión y el sonido de su nombre saliendo de los labios de Noah casi había provocado que vomitará. 

A pesar de la emoción en la voz y en la mirada de Noah la rubia no reacciono o al menos su expresión no había cambiado, aunque su mirada demostraba que no le entusiasmaba en los más mínimo verlo y eso no había pasado desapercibido para él, quien no había tomado importancia, así que nuevamente había evadido la realidad y solo se centraba en lo que él deseaba. 

— ¿Lista? — Preguntó el chico con una sonrisa triunfadora en los labios, parecía un niño a quien le acababan de comprar un juguete nuevo. 

— ¿De qué hablas? — Talya respondió muy rápido, pero lo había hecho con una pregunta, ya que, así como Adler se lo había pedido tenía que distraer Noah. 

— Nos tenemos que ir, antes de que ese león entrometido aparezca — Al parecer él daba por hecho que Talya había decidió seguirlo solo para mantener al moreno sano y salvo, aquello debía admitir la había divertido demasiado, ya que se daba cuenta que su locura no tenía límites. 

— ¿Enserio crees que iré contigo? — Preguntó la rubia al ver como él se comenzaba a acercar a su pequeña cama de hospital, pero, al escucharla hablar así Noah se quedó quieto de inmediato, mirándola fijamente — Debes estar loco si crees que eso pasara — Aseguro ella mostrándose firme en lo que decía. 

— Cariño, al parecer no entendiste... — Quiso explicar él comenzando nuevamente a acercarse a ella lentamente, pero esta vez había sido Talya quien lo detuvo, esta vez no se iba a quedar callada. 

— No soy tu cariño y más te vale dejar de pensar idioteces... — Dijo ella sin inmutarse ante los cambios drásticos en la expresión del chico, los cuales habían pasado de dulces a unos completos maniáticos, aquello fue el detonante para que Noah mostrará su verdadera cara y Talya supo que ahora sí, él había perdido la cordura, ya que tan solo segundos después de escucharla este se acercó y la tomo del brazo fuertemente. 

— Intente pedírtelo de una forma dulce, pero ahora ya no será una petición... — Dijo rápidamente, para después hacer una pausa y mostrarle a la rubia esa ya conocida sonrisa macabra — AHORA ES UNA ORDEN... — Sentenció con voz autoritaria tomando con más fuerza el brazo de Talya con la clara intención de sacarla de allí, algo que se vió frustrado cuando Adler entro a la habitación. 

— ¿Y tú quién eres para ordenarle a ella? — Preguntó Adler desde la puerta, lo que provocó que toda la atención de Noah y de Talya se centrará en él, ella lo miraba con alivio al verlo a salvo y de Noah se podía observar un inmenso odio. 

— ¿Tú que haces aquí? — Preguntó Noah, con una mezcla en su voz de odio, miedo y prepotencia, al parecer algo lo hacía sentir seguro a pesar de que la presencia de Adler no le agradaba del todo. 

— Lo mismo te pregunto yo... ¿Tú que haces aquí? — Para el moreno era fácil no sentirse intimidado y menos en esas circunstancias en donde su enemigo era un simple humano jugando al villano de la manera más tonta posible. 

— Talya sabe porque estoy aquí, así que seguro tú también... — Ah Adler le hervía la sangre al escucharlo decir esas palabras y más cuando se atrevía a pronunciar el nombre de su rubia. 

— Si... — Respondió el moreno acercándose a ellos — Y no me podría importar menos lo que tú quieras, así que aleja tus manos de ella, o de verdad sabrás lo que es encontrarte con uno de nosotros — Las advertencias de Adler no habían sido solo soltadas al aire y sin un plan B en caso de que Noah tuviese otro has bajo la manga, y Noah lo sabía. 

— Supongo que te conto todo — Dijo de pronto el chico soltando el brazo de la rubia — Así que me ahorrare el discurso y solo diré que el que no sabe con quién se metió fuiste tú — Soltó con rabia antes de sacar un arma de entre su chaleco — Sabía que esto pasaría, así que tenía que estar preparado — La seguridad con la que sostenía el arma y la firmeza en sus palabras hacía evidente que las balas que poseía aquel objeto sin duda alguna podrían ser de plata pura. 

— Sabía que eras un cobarde — Fue todo lo que pudo decir Adler, ya que en esos momentos al parecer solo les quedaba recurrir a su pequeño plan B. 

— ¿Creíste que sacando de la jugada a mis ayudantes yo quedaría desprotegido? —Preguntó Noah con ironía, pues sabía que si el moreno había tardado unos minutos en llegar era porque primero se había encargado de eliminar a todos aquellos que habían ido con él — Veo que sí, pero déjame decirte que estabas muy equivocado — Fue lo que dijo entes de apretar el gatillo, pero, aquella bala que salió disparada fue a dar al techo de la habitación ya que Talya quien estaba detrás de Noah desvió los brazos de este, dándole tiempo a Adler. 




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