Dulce veneno

2

Era de mañana, y Nube había recibido un mensaje de parte de su jefe de que no trabajaría hoy, por la remodelación del estudio. Buscó a Ónix, pero no lo encontró, así que se puso a traducir el libro.

Luego de varias horas, y de haber traducido otras tres páginas y media, llegó Ónix, junto a los otros tres demonios.

—Hablando en serio, sí a los mortales les llueve agua, a los peces ¿Les llueve aire? —curioseo Damián.

—Buena pregunta —respondió Luke con el dedo índice en su mentón.

—¡Dejen de decir tonterías! —regañaron al unísono Jack y Ónix. 
—Hola —saludó Damián—. ¿Nobe? —inquirió.

Sin previo aviso, Ónix golpeó a Damián.

—Imbécil, su nombre es Nube. 
Damián se disculpó, mientras que Jack y Luke saludaron a Nube; correspondiendo al gesto la joven.

—Ónix, no debes desconfiar de nosotros, sabes que somos de confianza —añadió Jack —. Tampoco no nos vigiles todo el tiempo.

—Para mí, ustedes no son de confianza —bramo Ónix —. Vuelvo en un momento. Sí veo que le hicieron al menos un rasguño, dense por muertos. Confiaré —hizo comillas y continuo —. En ustedes.

Dicho esto, desapareció.

«Es demasiado protector», pensó Nube.

—Y ¿Qué haces? —interrogó Damián.

—Traduciendo el libro —respondió Nube, mientras observaba en qué parte se había quedado.

—¿Por qué no le dijiste a Ónix que te lo tradujera? O ¿Alguno de nosotros? —intrigó confundido Jack.

Ante el cuestionamiento, Nube solo se limitó a encogerse de hombros, y a enseñarles que ya tenía tres páginas más traducidas.

—Puedo traducirlo por ti —sugirió Luke esbozando una sonrisa.

—¿De verdad?

—Claro —respondió Luke.

—Para nosotros los idiomas son pan comido, ya que hablamos todos los idiomas —agregó Damián.

—¿Alguien sabe algo de Aksala? —curioseo Jack cambiando de tema.

Los dos demonios, solo se limitan a negar con la cabeza, llegando a un acuerdo que pronto, dicha persona los buscará.

—¿Quién es Aksala? —inquirió confundida Nube.

—Es otro demonio, pero ella escapó del inframundo para venirse al mundo de los mortales —informó Damián —. A nosotros nos enviaron a destruirla por desobedecer las reglas, pero...

—No lo hicimos —continuó Luke.

—Eso nos costó un gran castigo —agregó Ónix.

Jack, al ver qué sus hermanos se llevaban bien con Aksala, y que por culpa de ellos recibieran un castigo, no lo soportaba. Ónix se percató de ese gesto, limitándose a rodar los ojos.

—Debo salir, así que están advertidos de que, si le sucede algo a Nube, los mato de manera lenta y dolorosa —vociferó en un tono frío, que les provocó un escalofrío a los demás demonios.

Los tres demonios tragaron saliva.

—Sí Ónix —contestaron al unísono. 
—Regreso en media hora —Ónix besó la frente de Nube.

—¿Por qué besó mi frente?

—Es una advertencia para nosotros. Solo los demonios podemos ver esa marca y...

—Cambiando de tema, deja te traduzco el libro —interrumpió Luke.

Nube asintió, mientras le señalaba en qué parte se había quedado.

Este en gran peligro. El portador deberá sellar un lazo con el demonio que haya escogido, en el cual el demonio está obligado a ser el protector del portador y nunca separarse de él.

—Lo lazos portador-demonio, te lo explicamos después. Ahora solo importa la información de los demonios.

Los demonios pueden ser pacíficos y tranquilos mientras su portador este a salvo, pero, sí está en peligro son agresivos.

Sí un demonio desata más de la ira que puede controlar, puede llegar a matar a su portador; siendo este asesinado por el mismo rey del inframundo por haber tentado contra su portador.

—No hay más información sobre los demonios —añadió Luke.

Damián le arrebata el libro al demonio, disimula leerlo, pero solo son insultos dirigidos hacia Luke y termina con la frase —deberíamos estar buscando a Aksala —; lo que todos llegan a un acuerdo de que no es buena idea dejar sola a Nube.

Por más que Nube insistía en quedarse, los tres demonios temían por su vida si lo hacían, ya que Ónix sería capaz de asesinarlos por poner en peligro la vida de su portador.

—Vayamos, y no dejemos sola a Nube —sugirió Luke.

Todos asintieron, y después de media hora de estar buscando a Aksala, por fin la encontraron. Damián, al verla corrió hacia ella abrazándola, para después darle un ligero golpe.

—Oye, me dolió —se quejó Aksala.

—No fue tan fuerte —resopló Luke.

Aksala saludó a Nube, quedando está sorprendida, que la modelo que conocía era la famosa Aksala.

—¿Ya se conocían? —curioseo Jack. 
—Claro. Es mi fotógrafo —respondió Aksala esbozando una sonrisa.

—Vaya, no me esperaba que la gran Alaska sea un demonio.

Aksala solo se limitó a guiñar el ojo. De pronto, llega Damián corriendo por su vida, y escondiéndose detrás de Luke y después con Jack.

Detrás de él venía Ónix, que al ser divisado por Aksala, lo abrazó.

—Sabes que odio el contacto físico Aksala —reprochó Ónix.

—Chicos, díganme, Alaska —avisó —. Ustedes también deben conseguirse un nombre mortal.

—De aquí tu eres la única que debe permanecer oculta —comentó Damián —. ¿Alaska?

Ante el comentario de Damián, Aksala carcajeo. Después se acercó con Nube y le tocó la frente.

—Esa marca no la hace cualquier demonio ¿Verdad Ónix? —añadió con sarcasmo.

A lo dicho por Aksala, Ónix gruñó enseñando sus colmillos.

—Uy. ¿De qué me perdí todos estos años?

—De mucho Aksala —apeló Luke. 
Aksala estaba sorprendida porque Nube escogió a Ónix como su protector, encogiéndose de hombros los otros tres demonios.

—Son unas sabandijas inútiles —Ónix rodó los ojos —. No sé cómo otros portadores los elegían a ellos, si no hacen nada bien.




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