Dulce veneno

6

Luego que dejará a Stephanie atrás, comencé a seguir a mi padre hasta la habitación del tiempo. ¿Será que Stephanie tiene razón? ¿Es cierto que empecé a amar a Nube? ¿Por eso me sentí tan bien cuando me abrazó? No, no, puedo amarla y punto.

—Esta es la habitación del tiempo —señaló la gran puerta —. Primero quiero ver tu fuerza —comentó en un tono serio.

—Bien. En la habitación del tiempo, un día son cuatro meses ¿Verdad? —inquirí.

—Sí. Tendremos cuatro meses para que domines tu lado oscuro y te vuelvas más fuerte. Claro, aún tendrás que entrenar fuera de la habitación.

Dicho esto, mi papá abrió la gran puerta, mostrando una amplia habitación que parecía no tener final.

—¡Piensa rápido! —añadió mientras me lanzaba un golpe.

—¡Oye! Al menos deja calentar —agregó deteniendo el golpe.

—En una batalla, dudo mucho que te dejen calentar —mi papá esbozo una sonrisa.

—Da igual.

Comienzo a dar unos saltos, para después suspirar.

•••

Hades solo observó a Ónix con una ceja arqueada, y sin previo aviso comenzó a atacar. Ónix esquivaba sus golpes sin problema alguno.

—Eres bueno esquivando golpes, pero que me dices dando pelea.

Ónix se puso en posición de combate.

—Averígualo viejo —sonrió de lado.

Empezaron una ardua pelea, dónde ninguno de los dos llevaba ventaja, pero de un momento a otro, Hades cerró los ojos, para después abrirlos. Aquellos ojos negros, se transformaron a rojo brillante.

Por un momento, Ónix observó a su padre, hasta que Hades decidió continuar con la batalla. En esta ocasión, los golpes del rey del inframundo hacia su hijo eran certeros y precisos; tomando la delantera, y en una abrir y cerrar de ojos, Hades le dio una patada a Ónix, terminando así la pelea.

—Eso no es justo viejo —se quejó Ónix.

Los ojos de Hades recobraron su tono natural.

—Eso no es todo mi potencial —sonrió de lado.

—No sabía que tenías tu lado oscuro dominado.

—Seré tu padre, pero hay muchas cosas que no sabes de mí —se encoge de hombros.

—Como digas. Mejor sigamos con esto.

—Este día quiero ver tu potencial, para saber si estás listo o podrás dominar tu lado oscuro.

—Como digas.

Empezaron de nuevo la batalla, en la cual al principio ninguno de los dos llevaba ventaja, hasta que el rey del inframundo dominaba su lado demoníaco. Al cabo de varias peleas, Ónix ya se encontraba muy lastimado, sin embargo, seguía levantándose para hacerle frente a su padre.

—Ya daté por vencido Ónix. No podrás contra mí lado demoníaco —presumió.

—No. Tarde o temprano, podré vencerte —jadeó Ónix.

Ante el comentario de Ónix, el rey del Inframundo se limitó a carcajear.

—¿De qué carajos te ríes, viejo? —bramó molestó Ónix.

—Me encanta tu potencial, Ónix—alabó Hades —. Ónix, este día termino, pero como nosotros no dormimos, así que... Así que a tratar de hacer que domines tu lado demoníaco.

—Ya vi de quién aprendió eso Damián.

—Antes que todo, debes meditar y llegar a un acuerdo con tu lado demoníaco —explicó Hades.

—Y ¿Cómo hago eso? —cuestionó confundido Ónix.

—Pon atención demonio sordo. Te dije, antes que todo debes meditar y llegar a un acuerdo con tu lado demoníaco —vociferó el rey dándole un zape.

—No era necesario que repitieras todo. Solo hubieras dicho que meditando —reprochó.

—Se hubiera perdido la emoción.

Ante dicho comentario, Ónix se limitó a gruñir.

—Y ¿Qué esperas? ¡A meditar! —ordenó sentando a Ónix en el suelo de manera brusca.

Dicho esto, Hades se sentó a lado de Ónix, empezando a meditar.

—¡Oye!

—Cállate, y busca tu lado oscuro.

Ónix cerró sus ojos, tranquilizándose. De un momento a otro, comenzó a divagar en un lugar oscuro, dónde solo se escuchaban el resonar de sus pasos.

—¿Hola?

Aquel saludo a la nada, hizo eco en el sombrío lugar.

—Hola —respondió una voz.

—Veo que no estoy solo.

—No. Siempre he estado contigo siempre.

—Supongo que eres mi lado oscuro, o ¿Me equivoco? —inquirió Ónix en tono serio.

—Estas en lo correcto.

—Déjame verte, quiero que hagamos un trato.

—¿Un trato?

El dueño de aquella voz se posicionó enfrente de Ónix. Era como verse en un espejo, a excepción de que los ojos de Ónix eran de color negro, mientras que los de esa misteriosa entidad de color rojo brillante.

—Sí, un trato.

—¿Qué clase de trato? —interrogó arqueando una ceja.

—Pues unirnos en uno solo. Sí bien estoy informado, cada uno es diferente al otro.

—No te equivocas, pero creo que no me convences.

Sin previo aviso, el lado oscuro de Ónix lo empezó a atacar. Ambos comenzaron una pelea, en la que Ónnix iba ganando; cuando de pronto, la voz de su padre lo sacó del trance.

—Ónix, no dejes que tu lado oscuro gané. Sí lo hace, serás corrompido y él te controlará.

—Le avisaste tarde, papá —carcajeó de forma sádica.

Ónix tenía una mirada sombría, ojos rojos y una sonrisa sádica, que daría miedo a cualquiera.

—¡Carajo! Vamos Ónix, todavía estás a tiempo de ser tu quien lo controle.

—Mejor ve perdiendo la esperanza, viejo. Ya es tarde —advirtió esbozando una sonrisa de lado.

•••

Después de que mi lado oscuro tomara el control de mi cuerpo, decidí buscar la salida, pero, por más que intento, aquí es solo oscuridad. Estoy conservando la calma, ya que si me alteró podría haber consecuencias.

Luego de varios minutos, decidí sentarme a pensar en cómo salir de aquí. ¿Qué puedo hacer en este caso? El viejo me dijo —que, si mi lado oscuro me corrompía, habría consecuencias —. Tengo que buscar la forma de salir de aquí.

•••

Se encontraba Hades observando a Ónix, quién lo veía con una sonrisa sádica, ya que se podía notar su sed de sangre.




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