Dulces Mentiras

LA MONTAÑA

CAPÍTULO UNO

Las paredes de mi habitación estaban pintadas de un color blanco, el cual, si retrocediéramos dos años atrás diría que es simple y poco agraciado. Acepto que no es para nada de mi gusto, ni siquiera parecido, pero recordaba cada destello de este mismo como la palma de mi mano.

Que desagradable.

Hasta pondría mi típica mueca de asco, es que era tan simple que amargaba mi día entero.

Pero este año no, bueno, lo que quedaba del año, este era el año de nuevos cambios y pensamientos positivos, aunque quedaran pocas semanas para acabarlo, digo, eso no debería afectar en nada. ¿No?. Las vacaciones habían llegado, y con esta muchas cosas nuevas se venían en mi vida, incluyendo el cambiar de color las paredes de mi habitación, puede que sonara un cambio mínimo y simple, para mí no lo era tanto.

No recuerdo con exactitud en que momento accedí a pintar mi cuarto, pero supongo que la insistencia de mi padre lo valió, hombre de negocios al fin, logrando sus objetivos de forma persuasiva al hablar.

Era eso o me obligaría a salir más de una vez semana y socializar un poco.

La idea principal es probar cosas nuevas, y para ser honesta estoy rogando para mis adentros porque me termine gustando ese insípido color, pero al paso que voy lo dudo mucho.

En fin.

Dejando atrás el tema de mi nueva habitación.

Me daba nostalgia recordar y asimilar que los pasillos del instituto ya no serían los mismos para mí, o la cafetería o cualquier lugar por el que deba pasar cuando las clases comiencen nuevamente, la mayoría de los chicos que conocía eran de último año, todo gracias a que en las horas de almuerzo o libres yo me la pasaba con Aarón y su grupo de amigos _aun cuando en la mayor parte estábamos los dos solos _y no era que yo no tuviera amigos. Bueno, no tenía casi, es solo que Aarón y yo decidimos que debido a que era su último año aquí conmigo, debíamos pasar la mayor parte del tiempo posible juntos, inclusive a veces era el quien almorzaba conmigo y algunos amigos.

Todo era cuestión de turnarnos.

Y todo estaba planeado para que marchara a la perfección.

La escasa luz de la calle se colaba por todo mi cuarto conforme se iban abriendo las cortinas con celeridad, y a pesar de que la luz era mínima eso no quitaba la molestia de mis ojos, yo solo soltaba quejidos cubriendome con mis sábanas hasta mi nariz, empeze a soltar más quejas por quien sea que me haya despertado, y creo saber quién fue y el porqué.

Maldigo la hora y el lugar en donde creí que sería buena idea darle una copia de la llave a esa mujer.

Confirme mi primera duda de quien era al escuchar su largo suspiro antes de hablar.

_¡¿En que momento vas a despertar?! !¡Es tardisimo y sigues en estas cuatro paredes¡! _canturreo Mariel y lleve ambas manos a mis oídos, cerrando mis ojos con pesar _es casi medio día y sigues en esta cama, ¡Vamos! ... Hoy es viernes y mañana sábado ¡Merecemos salir un poco y dejar atrás la rutina! ¡Tienes que salir de este encierro!

Eso ultimo era un evidente reproche al verme en este estado, aun así, ella sabía que no me importaban sus regaños con respecto a mi horario de sueño, la mayor parte de mi día me la pasaba durmiendo, o en insomnio, podía variar. Pero sabía que, si ella estaba aquí hoy, era por algo.

O bien ella quería que la acompañe a una fiesta, o deseaba un favor de mi parte.

El cochino interés por delante.

_Déjame dormir Mariel, anoche no pegue un ojo _tape mi rostro con la almohada y la abrace con ambos brazos.

_Ya es costumbre de tu parte quedarte hasta tarde _y seguía ella, escuchaba sus pasos estruendosos por toda la habitación _necesito que dejes atrás esos malos hábitos, Ada. Renuévate.

Ada.

Cierto.

Alce levemente mi rostro con mi ceño fruncido y haciendo un esfuerzo posible por mantener mis ojos abiertos, todavía no me acostumbraba a la luz natural, pequeños mechones desordenados quedaron en mi rostro y mis labios estaban resecos con mis ojos hinchados.

_No sigas _resoplé con molestia, puse una mueca de asco cuando mi aliento mañanero llego a mis fosas nasales _mejor dime ¿Qué día es hoy?

Era mala con las fechas especiales, con los recordatorios, pero el día que tanto esperaba ya se estaba acercando, lo sabía, algo muy dentro de mi estallaba de emoción.

Solo esperaba no revivir de nuevo una discusión que quedo pendiente.

Mi cabeza no podía hacer algo tan sencillo como recordar una fecha _pensé.

_ ¿Por qué quieres saber? _junto ambas cejas con un aire de confusión para luego sentarse a la orilla de la cama con sus manos posadas en sus rodillas.

Bufe, ya sonaba como mi papá. Necesitaba saberlo todo.

_ ¿Vas a decirme o no? _mi voz salió ronca y en un hilo.

Mari relajo sus hombros y soltó todo el aire que pudo, incluso con algo de nostalgia y exageración.

_Estamos quince… quince de diciembre _me respondió, y abrí los ojos con mucha sorpresa.

Las semanas habían pasado volando.

Joder. Es hoy.... ¡Es hoy!

Quité las cobijas de mi cuerpo tan rápido como pude y me dirigí al baño quitándome cada prenda en el camino hasta dejar mi cuerpo desnudo.

No me daba vergüenza ni nada parecido con mari, éramos amigas desde que comenzamos el instituto, nos conocimos gracias a que ella sin querer pego un chicle en mi cabello, y desde allí somos inseparables y la confianza creció mucho con el pasar de los años.

Además, yo la vi vomitar todo mi cuarto cuando bebió de forma exagerada hasta quedar inconsciente, y ella me vio cuando fuimos a un parque y tuve que orinar en la calle porque no llegaba a mi casa.

Era eso o me hacía en los pantalones.

No había nada de vergüenza en nosotras después de todo eso.

_ ¿A dónde crees que vas, Adara? _ me toco la puerta varias veces con sus nudillos, a lo que yo solo decidí ignorarla _llevas varios días enferma, tienes resfriado ¿O acaso piensas contagiarle tus mocos a Aarón?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.