Dulces Mentiras

LA FIESTA 1/2

CAPÍTULO TRES

Sábado por la noche.

Desde esa noche en donde Aarón y edric tuvieron esa misteriosa conversación veo a Aarón más alerta y perdido en sus propios pensamientos que aquí presente, eso sí, no se separa de mi ni siquiera un segundo, se quedó en mi casa y tuvo la suerte de que mi padre había salido por cuestión de trabajo, aun así, él ya se había quedado tiempo atrás con mi padre en casa así que su ausencia no hizo mucha diferencia.

Yo empezaba a sentirme mal por momentos, pero mal en un estado físico, solo me sentía algo agitada por fracciones de minutos.

Podían ser ideas mías, quizás eran los nervios traicionándome.

_Bien, escucha esto Ada _su voz salió apresurada _iras conmigo a la fiesta, pero la hermana de edric te cuidara ¿Vale? No quiero ir a buscarlas y ver que no estas allí, así que, por favor, no te separes de ella por nada del mundo.

Él iba manejando con la misma calma de siempre, solo que podía ver lo tenso que estaba, sus brazos se marcaban por las venas y cada minuto peinaba su cabello castaño con ahínco.

Antes de salir de casa le había prometido apoyarlo en lo que sea que lo tuviera así de nervioso, pero nada lograba calmaba su desespero.

Mordí mis labios, sin importarme la herida de ayer.

_No, no vale. Ya te dije que puedo cuidar de mí misma, puedo esperarte sola sin necesidad de tener una niñera personal _respondí con torpeza _además solo es una fiesta Aarón, fiesta a la cual estuve diciéndote toda la noche que no quería ir.

Mis pensamientos y actitudes casi siempre se volvían contradictorios.

_Lo sé, cielo _lo escuche resoplar _Se que teníamos algo planeado esta noche para los dos, pero te juro que esto es importante, y necesito que vengas conmigo, no quiero que estes en casa sola.

Lo observe curiosa.

_Ni siquiera me quieres decir que pasa _cruce los brazos _¿Por qué tanto afán en ir? ¿Por qué no me dices que sucede?

Tal vez si actuaba a la defensiva él iba a decidir hablar como única opción.

Pero conociéndolo...

_Escúchame, te prometo que no me tardare más de una hora, luego regresaremos a casa o iremos a otro lado, a donde tú quieras… solo... solo deja que haga esto.

No quería eso, quería irme a mi casa, lanzarme un pote de helado yo sola, ver películas hasta tarde o escucharlo tocar el piano.

No pedía mucho ni la gran cosa, solo una noche para ambos sin peleas.

Yo no quería pisar una fiesta llena de gente alcohólica y drogadicta.

Es justo lo que intento evitar.

_¿A otro lado? Pero… ¡Aarón! ¡¿Qué estás hablando?! ¡No quedamos en eso! ¡Estas cambiando todos los planes! _mi voz salió con mucho enfado, su mandíbula se tensó de perfil y vi como apretaba el volante con fuerza.

No, él no podía molestarse porque yo me había molestado.

El solo dio la vuelta al volante, las casas comenzaron a volverse más regulares a mi vista, y supe que estábamos llegando.

Solo había pasado dos o tres veces por estas residencias privadas, y esas tres veces fue con mari, ahora estar aquí y con él se volvía un tanto extraño.

Aarón ya no era de fiestas.

No era de tomar.

No era de consumir.

No había caso en que estuviéramos aquí.

_Te prometo no tardar más de una hora _murmuro al vacío una vez que llegamos, apago el coche para después abrir la puerta.

Ya está, él estaba más que decidido y no había vuelta atrás.

Todo era un desastre, había coches y gente por todos lados, la casa estallaba de música y gente gritando al compás de esta.

Abrí la puerta del coche por mi cuenta antes de que Aarón llegara y me baje de mala gana.

_Yo siempre te abro la puerta _especto con indignación.

Lo mire mal.

_Hoy no.

Pase por un lado de él y camine sin esperarlo, sentía su cuerpo seguirme muy de cerca.

Una vez que entramos a la lujosa casa, la poca tranquilidad que me quedaba se había esfumado por completo, la gente bailaba y te empujaba sin importarle nada, las chicas iban con vestidos cortos o ropa demasiado incómoda para mi gusto.

Yo era descripción de sudaderas y vaqueros anchos.

Aarón me tomo de la cintura posicionándose detrás mío y pegándome a él para sacarme de este montón de gente, ganándose unos golpes y empujones por mi conforme nos adentrábamos más.

La canción que comenzaba a resonar por toda la casa se llamaba algo me gusta de ti, haciendo que mi pecho y mis oídos retumbaran al ritmo de la música.

La gente gritaba con euforia.

Que desespero.

_Siento que eres necesaria para mí... _con toda la bulla que había en el lugar lo escuche a Aarón cantarme esa parte en el oído con su voz ronca, frenando sus pasos y haciendo que yo frenara los míos casi en el medio de la pista de baile.

Todos parecía pasarla bien y saberse la canción de memoria, daban saltos o gritaban la canción con chicos y chicas alzando los brazos.

Por aquí debía estar Mariel divirtiéndose al igual que todos ellos.

Voltee de medio lado para ver a mi novio, su nariz respiraba cerca de mi oreja, y eso hacía que mi pecho se acelerara frenéticamente.

No importaba cuantos años pasaran, Aarón siempre removía una nueva parte en mí.

_No bailare contigo _le advertí, haciendo todo un esfuerzo para verme segura y algo molesta.

Su sonrisa se ancho con diversión en el lóbulo de mi oreja.

_Esta canción me recuerda a los años en donde yo estaba enamorado de ti y tu no dejabas de hablarme sobre benjamín _eso ultimo me arrebato una sonrisa porque lo había dicho con molestia _que rabia recordar.

Pegue mi espalda un poco más a su pecho, moviéndome un poco al ritmo de la música.

_¿Benjamín?

_Si, el pelirrojo lleno de pecas.

_Al cual le partiste la cara porque me regalo un ramo de rosas.

_!Si¡ ese mismo. Que idiota, a ti ni te gustan las rosas.

Tome sus manos para enredar sus dedos con los míos y posicionarlas en mi estómago.




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