Bakugou se encontraba en medio de una intensa batalla contra un villano que amenazaba la
seguridad de la ciudad. Con su característico estilo explosivo, lanzó una serie de ataques devastadores, utilizando su poder de explosiones para desestabilizar al enemigo. La pelea fue feroz, pero finalmente, Bakugou logró superar al villano, dejándolo incapacitado en el suelo.
Justo después de la victoria, un grupo de reporteros se acercó rápidamente para entrevistarlo, cortándole el paso. Con micrófonos en mano, comenzaron a hacerle preguntas sobre la pelea y su estrategia.
Reportero 1: "¡Katsuki Bakugou! ¿Cómo te sientes tras vencer a este villano tan poderoso?"
Bakugou:"¿Qué te importa cómo me siento? ¡Solo estaba haciendo lo que se supone que debo hacer! ¡No necesito que me lo recuerden, idiota!"
Reportero 2: "¿Cuál fue tu estrategia para derrotarlo? ¿Tienes algún consejo para los aspirantes a héroes?"
Bakugou: "¿Consejos? ¡No soy su maldito maestro! ¡Entrenen duro y dejen de hacer preguntas estúpidas! ¡Esto no es un espectáculo, maldita sea!"
La frustración de Bakugou aumentaba con cada pregunta, y su temperamento habitual estalló en ira.
Bakugou: "¡Escúchenme bien! ¡No interrumpan mi momento! ¡Si quieren una entrevista, háganlo después de que termine de luchar! ¡Ahora, déjenme en paz, o les haré volar por los aires!"
Su reacción explosiva dejó a los reporteros atónitos, recordando una vez más que Bakugou no solo es un héroe formidable, sino también un personaje con una personalidad intensa y apasionada. Su ira y su falta de paciencia son parte de lo que lo hace tan único y memorable en el mundo de los héroes.
Bakugou llega agotado a casa. Se quita las botas y deja caer su mochila al suelo. Con un suspiro pesado, se deja caer en el sofá, sintiendo el peso del día en sus hombros.
Mira al techo, sintiéndose solo. La habitación está en silencio, y la luz del atardecer se filtra a través de las cortinas. Un día más.
Cierra los ojos por un momento, tratando de dejar atrás el cansancio y la soledad que lo envuelven.