Ea

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Mejor malo por conocido que bueno por conocer

Al abrir los ojos lo primero que divisé fue el bosque, solitario, nocturno y aterrador. Estaba de pie sobre unas vías de tren sin fin en el horizonte y una luna llena que se alzaba sobre el cielo nocturno, gigantesca y peligrosa, blanca en su totalidad, iluminaba lo suficiente a mi alrededor.

La brisa me revolvía el cabello y tenía que estar apartando lo de mi rostro, a pesar del tiempo que hacía y como el viento azotaba los árboles a mi alrededor, no sentía frío.

Sentí una inquietud crecer dentro de mí pues me daba la impresión de que no estaba sola. Y ese era el caso, oí unos pasos detrás.

ㅡTus ojos siempre me han parecido preciososㅡera un muchacho, su voz era gélida y grave, pero no resultaba intimidante ㅡ. Inocentes...

Caminaba mi alrededor, como si examinará un ser mítico no descubierto. Su mirada me atravesaba caliente y un rubor se extendió por mi rostro. Algo en él me atraía... Pero no sabía que.

Desprendía un olor a tierra mojada y lluvia, inhale y exhale, era masculino y suave. Seductor.

Sus ojos eran de un color castaño brillante bajo la luz de la luna y no puedo evitar compararlo con el bosque nuestro alrededor, oscuro y con demasiados secretos, su rostro poseía rasgos simétricos y cincelados, era muy atractivo pero algo me decía que era peligroso.

ㅡ¿Quién eres?ㅡle pregunté en voz baja, su aliento me pegaba en el rostro, de una manera no desagradable.

ㅡ¿Por qué quieres saberlo?

No lo sabía, pero quería entender porque quería saberlo. Me encogí de hombros.

ㅡ¿Y si me dices? A lo mejor te respondo con la verdadㅡsonreí con nerviosismo, trataba de mostrar mi segura, pero él me ponía nerviosa.

Sus labios amenazaron con una sonrisa.

ㅡ¿Quieres un trato?ㅡmusitó con una coquetería indirecta.

Me paré derecha.

ㅡSí, me parece justo.

ㅡ¿Que me darás si te digo?

ㅡ¿Qué quieres que te dé?

El rubor que ya tenía se incrementó. Estaba coqueteando y me gustaba, me volvía loca.

Él asintió lentamente, se acercó a mi rostro y de pronto el aire se volvió caliente, tomó mi barbilla entre sus dedos (los cuales serán largos y delgados) y en voz baja, dijo:

ㅡJames... Mi nombre es James.

Asentí.

ㅡAhora tú debes darme mi recompensaㅡdijo, se relamió el labio.

Ignoré aquel gesto que me puso los vellos de punta.

ㅡ¿Recompensa? ¿Así lo llamas?

Sus manos descendieron a mi cuello y todos los nervios se me crisparon, había demasiada electricidad en el ambiente, sus labios rozaron los míos y me acerqué un poco para acortar la distancia. James chasqueó la lengua.

ㅡEspera...

Sus ojos me calaban y me hipnotizaban.

ㅡSi hago esto... Ambos terminaremos malㅡmasculló, sonaba preocupadoㅡ, yo no quiero que eso pase.

Al alejarse la electricidad que nos acompañaba desaparece como un susurro del viento, tan sólo fue un poco, pero lo suficiente como para dejarme con frío.

ㅡ¿A qué te refieres?ㅡinquirí. El tono en el que lo dijo me dejó inquieta, pero no respondióㅡ. ¿James?

Las nubes cubrieron la luna y una oscuridad absoluta se hizo a mi alrededor.

ㅡ¿James?

Nada. No hubo respuesta.

ㅡ¡¿James?!

Otra vez nada. Empecé a asustarme, ¿A dónde había ido?

ㅡ¡James!

La luz de la luna volvió, pero ahora estaba en mi habitación. Tenía el pulso acelerado, las mantas enrolladas en mis piernas me asfixiaban, tenía el rostro y el pecho bañados en sudor.

Respiré profundo para tratar de calmarme, el olor a tierra mojada y lluvia me invadió de nuevo e instintivamente me levanté y me acerqué a la ventana, una figura miraba hacia mí habitación, pero en cuanto me vio corrió hasta la calle.

Parpadeé un par de veces para ver si seguía dormida. No, a lo lejos oí el rugido de un motor alejarse.

Definitivamente no había sido un sueño, pero empezó a dolerme la cabeza.

Me aparté de la ventana y salí de mi habitación, el pasillo estaba en la penumbra, pero desde la cocina se apreciaba una ligera luz y se oía ligeramente el traqueteo de un computador. Me dirigí al baño, al encender la luz me lastimé los ojos, abrí la llave y me enjuagué el rostro, al verme en el espejo lo único que vi fueron ojeras... Suspiré con cansancio.

Salí del baño y bajé a la cocina, dónde encontré a mi papá sentado en el pequeño comedor moviendo los dedos ágilmente sobre el aparato.

ㅡ¿No deberías estar durmiendo? ㅡle pregunté mientras me serví un vaso de agua.

ㅡ¿Y tú no deberías estar haciendo lo mismo?ㅡalzó la vista del computador, la luz del aparato haciendo que su rostro se viera algo pálido y cansado.

Fui a sentarme junto a él.

ㅡ¿Mucho trabajo?

ㅡJa, yo diría que me traje toda la oficina.

ㅡ¿Hace cuánto te dejaron este trabajo?ㅡinquirí. Mi papá era un fanático de dejar todo para el último minuto.

Soltó una sonrisita nerviosa.

ㅡHace como dos semanas... Pero no hablemos de mí, ¿Qué haces despierta? ¿mal sueño?

Sus ojos me miraron curiosos, solté otro suspiro.

ㅡMás o menos, sí.

ㅡ¿Quieres contarme?

¿Quería? Sí, evitando la parte en donde un extraño miraba por mi ventana. Necesitaba desahogarme. Asentí con la cabeza.

ㅡTe escucho.

Y se lo conté, al pie de la letra. Mi papá me escuchó en silencio y cuando termine sus lentes reposaban con cautela sobre el puente de su nariz, su boca parecía una línea recta. Me removí en la silla.

ㅡEntonces, el muchacho te parece guapo...ㅡdijo con sarcasmo.

ㅡSí, pero, hey, ¡eso no es lo importante!

Papá río por lo bajo.

ㅡOkey, tranquila. ¿Te dijo su nombre? Cuando sueñas con alguien que no conoces, pero crees hacerlo, se dice que tal vez es porque lo conociste en tu vida pasada... Y sabes que yo creo mucho en eso.

Yo también lo creía.

ㅡMe dijo que se llamaba James.

Me fijé en como apretaba la mandíbula.




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