And you throw your head back laughing, like a little kid…
But on a Wednesday, in a café I watched it begin again
Begin Again – Taylor Swift
Junio, 2030
Arianne
—¿Corea? ¿Hablas en serio? Me preguntaron tan atónitas hasta que comenzaron a gritar a través de la pantalla y soltar cosas a la vez que apenas lograba entenderlas. Tal vez fue una decisión apresurada, pero sabía que ellas me apoyarían por más locas que fueran mis ideas.
—¿Y qué pasó después? —preguntó la mujer con interés en tanto cruzaba una pierna sobre la otra.
—Nada que estuviera en mis planes. —Sonreí con nostalgia, los recuerdos inundaban mi mente.
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Junio 04, 2024
Una meta sin un plan es solo un deseo, se repitió antes, durante y después de la planificación del nuevo proyecto para el cual no tenía un nombre. Lo único que sabía es que sería algo increíble.
Aquel mes en el que organizó su primer viaje, otra idea surgió, pero esta vez nada relacionado con el trabajo. Era algo más significativo: conocer a Tomorrow x Together. Durante su paso en el país, los chicos estarían teniendo los últimos conciertos de su gira antes de una pausa para concentrarse en su nuevo comeback japonés.
En su mayoría, las cosas marchaban sin contratiempos, hasta que tuvo que enfrentarse a una de las peores luchas en las que había estado, aunque en realidad nunca participó en una pelea. La lucha era por conseguir las entradas, las cuales, por desgracia, no logró obtener. No le quedó más opción que esperar algún tipo de milagro, si es que existían. Mientras tanto, se enfocaría en el proyecto que la llevó hasta el otro lado del mundo y cambiaría el rumbo de su vida.
Llena de emoción y nerviosismo por lo que pudiera esperarle en un lugar tan alejado, se mantuvo positiva. Deseaba descubrir nuevas cosas o personas.
Al bajar del avión, la brisa de Seúl la recibió con un abrazo cálido. Era una bienvenida a todo lo que venía para ella tras dejar el único mundo que conocía. Su familia y amigas la apoyaron, ahora debía encargarse de hacerlo de la mejor manera posible. En cada paso que daba por el aeropuerto, se sentía como si estuviera flotando. Durante las siguientes semanas, ese sería su hogar. El nuevo capítulo de su historia estaba por comenzar.
Tras salir del aeropuerto, fue directo al pequeño apartamento que decidió alquilar en lugar de quedarse en un hotel. Sería suficiente para ella, puesto que únicamente lo necesitaba para pasar la noche, ya que lo que planeaba hacer se encontraba fuera de esas paredes.
El tema principal de su proyecto era la evolución de la cultura coreana, lo que requería una gran investigación y sumergirse en ello, por lo que tenía toda una lista preparada con las partes que quería visitar. Tan pronto como llegó, dejó la maleta sobre la cama y se cambió de ropa por algo más cómodo para iniciar de inmediato. Ya por la noche se encargaría de buscar una manera para poder asistir a uno de los conciertos próximos. Metió un par de bolígrafos, su cámara instantánea y de video, su diario de trabajo en el bolso que llevaba, y salió sin perder más tiempo.
El río Han encabezaba la lista; el parque cercano era hermoso. Allí disfrutó de un paseo tranquilo, sintiendo la brisa suave y observando cómo el sol brillaba en la superficie del agua cristalina. Si bien no era uno de sus propósitos, la serenidad del lugar la inspiró para escribir algunos escenarios que pasaron por su cabeza con las personas que iban de un lado a otro, creando pequeñas historias para cada uno.
Poco a poco recordaba lo increíble que se sentía tomar tinta y papel para poder plasmar algo sin tener que darle tantas vueltas, simplemente dejándolo fluir.
Después de pasar un tiempo junto al río, decidió dirigirse al famoso mercado de Gwangjang. Había escuchado hablar de los puestos de comida que ofrecen delicias locales y estaba ansiosa por probarlas. Mientras caminaba por los estrechos pasillos del mercado, los aromas de bindaetteok y tteokbokki abrieron su apetito.
Se detuvo en un pequeño puesto y pidió un plato de kimbap. Disfrutando de cada bocado, inició una conversación con los dueños, una pareja muy amable. Ellos le contaron cómo lograron conseguir un lugar para vender ahí y sobre los años que llevaban trabajando en aquel mercado.
Con gusto escuchó atenta cada palabra, hizo preguntas que la pareja le respondió con alegría en tanto ella escribía sin perder detalle en su libreta, a la que le restaban un par de hojas. Era hora de que consiguiera una nueva. Incluso cuando terminó su comida, se quedó platicando con ellos y un par de clientes habituales. Por desgracia, tenía que despedirse, pues le quedaba un largo camino por recorrer. Pero antes, les pidió permiso para tomar algunas fotografías y, a su vez, ella se tomó una con los dueños, quienes la animaron a visitarlos de nuevo. Con la promesa de hacerlo, Arianne se marchó.
Saliendo del mercado, tomó un autobús que la llevaría al tercer punto de la lista, el Templo Jogyesa. El camino no le pareció largo, pero de igual manera logró disfrutar de las vistas en su camino. Al entrar, fue envuelta por la tranquilidad. Los majestuosos árboles y la arquitectura tradicional le hicieron sentir una profunda conexión con la cultura y espiritualidad coreana. Se tomó un tiempo para admirar su entorno, especialmente las intrincadas decoraciones del salón principal, y paseó por los terrenos para tomar algunas fotografías y videos.