Por mucho tiempo el silencio se presentó tan frecuente en su vida, que se volvió comodidad, estar en silencio era estar en paz para ella, allí no existían problemas, regaños o tristezas, por ello, Selene amaba la noche, sentía una gran conexión con la luna, al verla un mensaje llegaba a su mente, —Todo estará bien. Las palabras se sentían como un susurro que provenían de una mujer con una voz cálida y tranquila, ese mensaje llenaba su corazón, además cada noche le contaba no solo sus secretos a la luna también sus problemas, por más raro que era, la chica se sentía escuchada, le gustaba imaginar que cuando hablaba con este gran ser de luz, le contestaba brillando aún más fuerte. ¿Quién diría?, que en efecto allí se encontraba Meztli, la diosa de la Luna escuchándola, brillando solo para ella.
La noche de aquel día se tornó callada más de lo normal, eso le otorgaba más tranquilidad a Selene, pero por alguna razón también sentía una pequeña preocupación, un presentimiento en su corazón, acompañado de una incomodidad en su pecho. La chica se encontraba sentada en la cama, mirando directamente por la ventana, deseaba que su abuela llegará, puesto que, su cerebro no dejaba de imaginar mil y un escenarios, lo único que necesitaba era escuchar a su abuela Aurora decirle las buenas noches para estar tranquila. Su reflejo se podía notar en la ventana, por fuera lograbas observar a una joven de 21 años, con cabello negro y ondulado, su mirada fija en la luna transmitía tranquilidad y esperanza, en su día a día siempre estaba sonriendo y aunque sus ojos era grandes, al sonreír sus mejillas hacian que sus ojos lucieran pequeños y rasgados, es por ello, que nadie imaginaria, que en su interior su único defecto era su gran miedo al futuro, ese miedo que muchos llamarían ansiedad, dentro de su mente esta horrible sensación se intesificaba con el paso del tiempo, al estar constantemente recordando que su juventud se acabaría y la adultez junto con sus responsabilidades opacarían cada una de sus ilusiones, aquellas que las personas catalogan como infantiles o imposibles.
Con el transcurso de los minutos, su preocupación aumentaba y la necesidad de ver a Aurora aún más, pidiendo con todas sus fuerzas al universo que su abuela llegará, recostaba su cabeza en la ventana; Suena raro una joven adulta, tenía que esperar a su abuela para poder dormir, pero su presentimiento no la dejaba ni siquiera intentarlo.
¿Pero para que la esperaba?
Cada noche Selene esperaba a Aurora para poder platicar de sus días, ambas tenían días muy rutinarios y ocupados, por lo que, los únicos momentos que compartían eran las noches y por alguna razón Aurora siempre terminaba contándole su famosísima leyenda del Sol y la Luna.
—Si, la leyenda de unos enamorados que se separan y dan su vida para salvar el mundo, salvar a los humanos y proteger la tierra, la misma historia que me cuenta desde que nací, si te soy honesta yo no daría mi vida por este mundo, pero en fin, es una leyenda ¿qué no?, es decir, no es real.
Por su parte la abuela creía que al contarla le daba un poco de esperanza a su nieta, en realidad, era una manera de que ella no olvidará el pasado de su familia, aquella historia que aunque sabía perfectamente que está no era una de amor y esperanza, era la historia de Selene, pero eso no se atrevía a decir pues el verdadero trasfondo era emocional, tenía un profundo secreto, ese secreto que cada noche la atormentaba y la acompañaría hasta el fin de su vida.
Al escucharla entrar al cuarto, Selene pudo volver a sentir que respiraba, rápidamente se paró de la cama y corrió a abrazarla tan fuerte como pudo, Aurora un poco sorprendida, solo accedió y disfruto ese momento.
—Hola, buenas noches abuela, ¿Cómo estás?.Decía Selene mientras ocultaba sus lágrimas, ya que, el abrazo venía acompañado de un sentimiento de angustia. Su abuela lucía cansada y un poco más seria de lo que acostumbraba.
—Bien, estoy muy agotada pero nada me impide venir a decirte las buenas noches. Decía la abuela mientras le daba un beso en la frente a su nieta. Selene notaba en la cara de Aurora que algo no estaba bien, pero no quería incomodarla, por lo que la dejó darle las buenas noches y despedirse.
Aurora se dirigía hacia la puerta que se encontraba casi al otro lado de la habitación, cuando Selene la detuvo, preguntando. —¿No me vas a contar la historia?.
Aurora aunque si bien estaba muy cansada, le contestó. —Creí que eras lo suficientemente grande como para leyendas antiguas.
—Claro que no, escucharte es mi parte favorita del día, además nunca seré lo “suficientemente grande” para ti y lo sabes perfectamente.
—Tienes razón, vamos a platicar entonces. Dijo Aurora procediendo a sentarse en la esquina de la cama para contar la historia, sin embargo, esta vez tenía un sentimiento diferente, podía sentir cómo su cuerpo comenzaba a temblar, su corazón latía cada vez más rápido y un escalofrío horrible recorría todo su cuerpo acompañado de un nudo en su garganta.
Selene por primera vez lograba notar una vibra triste y desconsolada en su abuela, algo nuevo, pues podía sentir las emociones de los demás y sus auras pero creía que era demasiado empática con el mundo, sin embargo, no había podido comprender los sentimientos que emitía su abuela, hasta ese momento. Al ver directamente a los ojos de su abuela, lo cuales eran hermosamente grandes y de color café estos se encontraban llenos de lagrimas. Aurora presentía que algo estaba apunto de pasar, algo de lo que siempre tuvo miedo, para lo cuál nunca estuvo preparada, aún así había prometido seguir su destino y si eso debía pasar sabía perfectamente que lograría afrontarlo, sin dejar escapar ninguna lágrima, más si un suspiro gigante, comenzó a relatar la historia a su pequeña nieta, al menos de esa forma Aurora veía a Selene, como un niña pequeña a la cual debía proteger aunque ya no fuera pequeña.
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Editado: 31.07.2024