Eclipse de Mar

Capítulo 9: El hallazgo en el SaltWater

CAPÍTULO 9

EL HALLAZGO EN ELSALTWATER

Historia de la madre de Nivia

 

Thomas Bennett era el capitán del SaltWater, un gran buque de exploración, y a su vez, de transporte, que navegaba durante la mayor parte del año, con destino hacia varias islas, cuyo propósito era proporcionar el abastecimiento de alimentos y otras mercaderías a dichos lugares, además de realizar descubrimientos de tierras remotas.

El capitán era un hombre de honor, su palabra valía todo para él, su temple equilibrado junto a su carácter de marcada integridad, lo definían. Era alto, de cabellos castaños y ojos pardos. Llevaba su uniforme como insignia de su propia e incondicional fe en sus ideales.

Así, trataba con mucho respeto a sus marineros, y le gustaba instruirlos en lo que fuera posible dentro de sus capacidades, para que con el tiempo, pudieran desempeñarse mostrando el absoluto conocimiento que les exigía. Este hombre fuerte de mirada intensa y voz grave, era estricto en sus reglamentos, y a su vez, notablemente empático con sus subalternos. Las experiencias de su vida lo habían hecho adquirir una extensa sabiduría cruzando los mares, y lo demostraba en cada situación u obstáculo que se le pudiera presentar bajo su mando.

Jacob Ward, su contramaestre, era todo lo opuesto, obstinado, necio y soberbio, desde hacía un tiempo codiciaba el puesto del capitán, y estaba ideando un plan para lograrlo.

En esa noche de olas tranquilas, se encontraban dos marineros en la cubierta, quienes estaban fumando y charlando sobre cómo había sido la jornada de aquel día. Entonces vieron lo que les pareció un delfín, pero se sorprendieron, pues suelen nadar acompañados, y este estaba solo. Pronto advirtieron de que no se trataba del mencionado mamífero, era algo diferente, algo que no podrían siquiera imaginar.

Dieron aviso al contramaestre, y en breves minutos, Ward estuvo en la cubierta, junto a ellos, sosteniendo un catalejo, y al observar hacia la oscuridad del inmenso océano, vio una figura, parecía humana, su torso semejaba ser el de una mujer, pero se dijo a sí mismo que eso era imposible, que debían estar delirando porque estaban todos ebrios, ya que habían bebido de más en la cena. Otro marinero, que caminaba cerca de ellos, vio lo que sucedía, y luego de ser informado, sugirió dar aviso al capitán. Ward le ordenó que lo despertara y también al señor Oliver Jones, quien era el jefe de máquinas.

—Bien, ya estamos todos aquí señor Ward, ¿Qué es lo que tiene que decirme que es tan importante? —Le cuestionó mientras lo miraba— y usted Evans —dijo dirigiéndose al marinero que había llegado en último lugar— debió haberme despertado antes si esto es tan urgente —resaltó.

—Lo siento mi capitán, es que estuvimos dudando por unos minutos si hacerlo o no, es que es…—y fue interrumpido abruptamente por Ward.

—Es algo en el mar capitán… ¡algo que no puede ser real!…—Indicó el contramaestre al tanto que Bennett le pedía el catalejo— no supimos cómo informarlo, estamos confundidos, no creo tenga relevancia —concluyó, aunque el capitán notó un cierto titubeo en su tono de voz, así que decidió averiguar por él mismo.

— ¿Cómo es su nombre Evans? Debo decirle que no lo había visto antes, pero debió haber subido usted en el último embarque, me temo —le preguntó al marinero, mientras observaba el suave oleaje del mar.

—Mi nombre es John, John Evans mi capitán…y es muy cierto, me embarqué durante la estadía de su barco en la isla Santa Catalina, me dieron este trabajo por medio de su oficial de máquinas, que es un viejo amigo mío, el señor Davies.

—Ah sí, Connor Davies, es mi buen amigo también, llevamos navegando juntos más de veinte años, ahora recuerdo que mencionó su nombre en una ocasión, e incluso me dijo que conoció a su padre, fue así que confié en su designación, sólo por esa razón se encuentra usted hoy aquí —le señaló, al tanto que apartaba el catalejo de su rostro, y permanecía en silencio por unos instantes.

—Vio usted que no ha sido nada mi capitán —insistió Ward, al tanto que ordenaba al resto de los marineros a que volvieran a sus recámaras— debió haber sido la oscuridad de las aguas, que a veces semejan sombras en el oleaje —sentenció, como si quisiera que el asunto fuera olvidado, pero Bennett tenía una opinión muy distinta.

—No creo que haya sido algo tan simple Ward, lo que he visto es algo que no hubiera podido creer, pero lo hago ahora mismo, porque no puedo negar lo que han visto mis ojos, ordene de inmediato que cambien el rumbo hacia esa área con precisión —le dijo señalando hacia un sector del océano, situado a no más de media milla a la distancia.

—Como usted diga mi capitán, pero verá que es en vano… ¡no hay nada allí! —Finalizó su contramaestre, tan testarudo como siempre.

Una vez que el barco se hubo acercado a aquella zona, los hombres contemplaron absortos, lo que en efecto, era la figura de una mujer, allí, en medio del océano. Su cabeza sobresalía del agua por instantes, para luego ocultarse de nuevo.

—Tenemos que sacarla de las aguas —ordenó Bennett— señor Jones, vaya usted con el señor Davies y traigan el equipo, se encargarán de subirla al buque…—indicó con firmeza.

— ¡Pero no puede ser! ¡Es una mujer!...—Gritó Evans, atónito ante lo que divisaban sus ojos.




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