Eclipse de Mar

Capítulo 14: El libro de los abismos

CAPÍTULO 14

EL LIBRO DE LOS ABISMOS

La elección de Nailah

El destino de Nivia

 

La noche había ascendido por sobre las cumbres de las montañas nevadas. En el corazón mismo de la isla, se hallaba Nailah, junto a su pequeña hija, y Marla, quien sabía que allí se encontrarían, en la entrada a la cueva de los espectros, dentro de las sombras que cubrían la selva de oscuridad y melancolía durante las horas de luna roja.

Esa misma noche, sería la víspera del primer eclipse de mar que no se volvería a ver en mucho, mucho tiempo, y era la única oportunidad que Nailah tendría para salvar a Nivia y mantenerla oculta de Atros.

La luna roja marcaba el inicio de un ciclo entero para muchas nereidas, y para Nailah significaba el punto de elección entre una vida humana completa o el regreso al océano.

Esta era la tercera reencarnación de Nailah, y la primera vez en que había decidido amar.

Atros le había quitado a su amado, antes del nacimiento de Nivia, y ahora ella debía tomar una decisión que sería definitiva: vivir en el mundo de los hombres, pero alejada de su hija para apartarla de ese ser sombrío, o retornar al mar, y entregarse junto a su niña al letargo de un sueño de hibernación, para que así, ese demonio de los abismos, no las encontrara. Nivia no había conocido de la belleza de esta tierra ni de los sentimientos más puros que pueden albergarse en el corazón, entonces fue que eligió apartarse de ella aunque su dolor creciera hasta convertirse en un tormento constante de pena y desazón. Valía todo el sufrimiento, pensó ella, el saber que el tiempo pasaría, y que otro eclipse de mar las volvería a juntar.

Pero ¿quién era realmente este ente de las profundidades de los océanos? ¿Desde hacía cuánto tiempo perseguía a las nereidas? Lucas quiso que Nailah le contase más sobre ese ente maligno que las atormentaba, pero ella había decidido rotundamente el no hacerlo, tal vez para protegerlo, tal vez para evitar que él quisiera permanecer a su lado, porque ella le había tomado cariño, aunque su corazón continuaba amando a alguien más, y el del doctor Martin había comenzado a sentir un afecto hacia ella que él mismo se negaba a aceptar, sabiendo que sería rechazado. Su vida había sido siempre solitaria, y cuando en tiempos muy distantes, hubo encontrado un amor, lo había perdido y así, el dolor hizo que se apartara de su búsqueda. Él no quería atravesar por esa situación una vez más, y ella no deseaba volver a amar.

—Marla, me has visto tantas veces, hemos hablado en muchos sueños…—le dijo Nailah a la anciana, iluminadas por la escasa luz lunar que ingresaba por un hueco en lo alto de la cúpula de la cueva oscura.

—Te he soñado querida dama, pero no pensé que algún día podría verte, aquí, en este lugar que he mantenido oculto a pedido tuyo…y me has dicho de tu dolor a causa de ese hombre cruel, pero en esta noche eso terminará, todo ese sufrimiento…y Nivia estará a salvo conmigo y junto a mi pueblo, nosotros la cuidaremos, ella ya es parte de nuestra familia —anunció aquella, con humildad y generosidad en su amable rostro trigueño.

—Confío en ti Marla, mi hermana en esta tierra aislada del mal que afuera nos acecha, mi niña crecerá sana y hermosa a tu lado, también los protegerá y los amará por toda la eternidad…ella es mi hija —le dijo acercándose con Nivia— y tienes que saber que sus dones serán muy superiores a los míos, incluso en pocos días comenzará a mostrar los primeros, cuando yo ya me haya marchado, no debes mencionarle mi nombre, aunque pueda insistir en saberlo, porque todo se dará a su debido tiempo, y aunque sus habilidades te impresionen, Nivia seguirá habitando en un cuerpo, por lo que ella será más humana que yo, sentirá mucho más que yo, y tendrá emociones mucho más intensas y desarrolladas que las mías, cuando eso suceda, sólo tú sabrás reconocer la manera en la que deberás reaccionar con ella, para que sepa cómo afrontar esos sentimientos y esos impulsos sin temor, ni furia en su corazón.

—Sé que sólo aquí puedes hablar mi señora, pero tu voz se asentará en mi espíritu hasta que ustedes vuelvan a encontrarse…—le dijo tomando a Nivia en sus brazos, quien se hallaba dormida— debes partir pronto, sé que el doctor te espera, él quiere cuidar de ti, creo que debes aceptar su ayuda…es un buen hombre y es honesto su sentir…el libro está donde debe permanecer…nadie jamás lo ha visto, y nunca permitiré que se lo lleven de Alcalia —le dijo Marla, quien sabía sobre Lucas y sobre lo que aquel sentía por Nailah.

—Marla, guarda estas palabras en tu corazón como una promesa de tu lealtad: no confíes en otros hombres cuyos barcos arriben a esta tierra, aunque se muestren sinceros, puede que no lo sean, porque a veces esconden con recelo una ambición oscura, así como intenciones maliciosas…no busques las frases que tu voz pueda pronunciar y que tanto daño podrían causar —si tan sólo Marla hubiera prestado atención, el capitán Antonio de Alvacia no hubiera provocado el caos que tantos años después tuvo su inicio.

Marla asintió con la cabeza, y le mostró un rincón de la cueva, había en ese espacio un gran cofre de hierro, lucía muy antiguo, y le explicó que allí, se hallaba el libro junto con diamantes, perlas, zafiros y oro. Le dijo que aquellos objetos tenían una maldición ancestral, forjada como un legado ajeno a toda luz y bondad, y así, le hizo una promesa: que nadie tendría acceso a ellos, jamás. Nailah se calmó al advertir que Marla comprendió todo lo que le había mostrado en sus sueños, y que sus enseñanzas habían sido bien asimiladas. Entonces se despidieron.




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