Siseos y susurros imperceptibles rodeaban por mi mente con un eco acumulado. Mi vista aún era nula y la completa oscuridad abundaba, sabía que estaba despierta pero no lograba diferenciar que diablos me pasaba, era como si estuviera pero a la vez no, estar segura que estás en cuerpo y mente pero estos no reaccionan a ti.
¿Dónde estoy?
Las voces incrementaron acercándose, todas hablando al mismo tiempo que no lograba descifrar que era lo que estaban diciendo. Trataba de hablar, pero mi garganta se cerraba y no emitía ningún ruido, parecía no tener voz ni siquiera voluntad. Quería moverme pero no lograba hacerlo. ¡Dios esto es tan frustrante! Quise gritar, moverme, patalear, correr o aunque sea poder observar pero me era imposible, la oscuridad aún seguía y las voces cada vez eran más altas que provocaban un ligero dolor en mi cabeza.
¿¡Dónde estoy!?
La impotencia empezó a apoderarse de mí mientras seguía batallando sin ningún resultado, todo se volvió escalofriante y ensordecedor cuando hubo gritos agudos haciendo eco en cada rincón de este lugar. Los vellos se me erizaron y mi corazón latía desenfrenado. La ansiedad de no poder moverme me estaba carcomiendo y los nervios no dejaban que manejará la situación.
¿¡DÓNDE ESTOY!?
Las ganas inmensas de llorar se me acumularon, ni siquiera tenía el control de derramar mis propias lágrimas, no tenía control de mi.
Una luz blanca apareció a distancia y las voces empezaron a alejarse con dolor, como si les lastimara o quemará. La luz empezó a esparcirse como un rayo de esperanza, ansiosa esperaba a que llegara a mi pero en un segundo volvió a desaparecer dejándome aturdida y en un completo silencio.
Agarraron mis brazos y pude percibir a alguien frente de mi, sentía el corazón en la garganta y mi respiración era ya un desastre cuando sentí su cercanía y un gruñido escapó de su boca para después gritar:
––¡FUE REAL!
Después todo fue confuso, sentí como mi cuerpo estático era lanzado al vacío. Vértigo, miedo, confusión y tristeza juntas se apoderaban de mi. El aire de la caída removía mis hebras del cabello hacia los lados mientras sentía mi cuerpo aún más pesado y resignada mi corazón se estrujó al esperar el impacto.
¿Enserio este era mi fin? ¿Qué diablos estaba pasando?
Todo era confuso, no sabía si era un sueño aunque no sentía que fuera uno, se sentía real.
Mis nervios se acumularon en mi vientre, hombros y espalda. Estaba preparada, sabía que mi impacto sería pronto.
Cada recuerdo de mi pasado empezaron a reproducirse en mi mente:
Susan y Nath, nuestra amistad y las pijamadas en las cuales terminábamos lanzándonos comida, la primera vez que tomamos alcohol y Nath vómito todo en la alfombra. Las charlas por teléfono, nuestras peleas, éramos inseparables y siempre será así.
Demonios hasta Sam aparecía con su estúpida sonrisa, sus pésimas bromas y sus chinos revoltosos.
Al primer chico que me enamoré y entregué todo solo me quedaba un recuerdo de él y era que sí de eso se trataba podría hacerme lesbiana.
Mi abuela Dulce que le debía toda mi vida, era mi pilar y motivación por la que seguía. Mi admiración hacia ella era grande, de chica solía pensar que siempre querría ser como ella, una mujer válida por si misma y tener la dulzura que siempre la caracterizaba, su valentía de seguir adelante frente a cualquier situación y que a pesar de todo la bondad persistía en ella. Irónico, porque siempre fui lo contrario, pero aún así siempre me apreció.
Mi madre… El pecho me aprieta tan solo de recordarla, su intacta sonrisa aún merodea mi mente. Su cabello lacio, largo y oscuro como la noche, sus ojos azules como el cielo vivo, recuerdo cada te quiero de sus labios y cada consuelo que me daba. Mi temor siempre había sido olvidarla, siempre anhele poder volver a verla después de ese fatídico día y hoy que se sentía tan cerca no podía dejar de sentir miedo.
No que no había ganas de vivir.
Bufé. Hasta mi estúpida voz de conciencia la extrañaría.
Y a mi padre… Dios hablar de él siempre a sido tan difícil e imposible, aún en estos momentos, aún en mi lecho.
––Te perdonó.
Sentí como algo pesado fue quitado de mi y si era confuso todo se volvió peor, parecía que levitaba pero caía, como si hubiera una estrecha pelea pero no lograba verla.
Y todo paro, el aire, la gravedad, el miedo, todo.
Mi piel se erizo al sentir a alguien, una familiaridad en su aroma y un flechazo al reconocerlo cuando de su boca dijo:
––Lo siento, Marie.
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Nota de autor:
Capítulo corto pero necesario ❤️
Holaaaa ¿Qué tal su día? ¿Desde dónde me leen?
Bueno, este apartado es para darles una promoción de una nueva historia uwu.
Su título es Monster, de género Misterio/Thriller y, lo mejor, es que ya está terminada ❤️
Si se quieren quemar la cabeza un ratito, vayan a leerla, es una historia corta.
Un abrazo virtual, chao ❤️