Nota: Por favor digan presente con la bandera de su país, les tengo una dinámica ❤️
Ahora sí, a leer:
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Sabia en mi interior que está era una estúpida y pésima idea.
Jamás me había escapado de casa, mucho menos a estas horas de la noche donde la soledad abunda en cada una de las calles. No voy a mentir que me causa un poco de pánico salir sola hacia el bosque, bajo la escasa luz de la luna y aún peor, con el gruñón de Vlad. Pero aún con los millones de escenarios posibles futuros catastróficos dónde salgo perjudicada por rebelde, me atreví a venir.
Igual tenía dos opciones:
O está era una pésima broma de Vlad, e incluso pensé que Sam estaba incluido.
O por fin sabría que había pasado en mis largas lagunas mentales.
Tal vez por eso me animé a venir, la intriga se había apoderado de cada neurona de mi cabeza.
Las ramas secas crujían bajo mis tenis, el único sonido provenía de algunos grillos y las pequeñas pisadas. Y al llegar a los grandes árboles unidos mi corazón comenzó a latir más rápido, no se porque entrar ahí me daba un escalofrío que no podía ignorar, se veía igual a todo el resto del bosque pero por alguna extraña razón no se sentía de la misma manera.
Tomé una de las varas del suelo, aún no confiaba del todo a Vlad y ante todo una debe ser precavida.
Dudosa seguí caminando por el sendero y apenas había atravesado contemple la imagen de Vlad mirando hacia la luna. Su perfil eral iluminado por la luz blanca, se encontraba firme con las manos en sus bolsillos del pantalón, su pelo era tapado por la capucha de la sudadera negra que tenía. Verlo era enigmático y adictivo, tenía algo en especial que...
––¿Vas a seguir mirando? Ya me cansé en esta posición.
Que era un completo imbécil, engreído.
––Tuvieras tanta suerte.
––Por un momento pensé que no vendrías.–– su mirada conecto con la mía y un cosquilleo removió mi estómago.
Tal vez de repulsión.
––Si bueno, así de soy sorprendente.–– dije encogiéndome de hombros.
Bufó. ––Claro.
––Y no podía dejar a un lado la intriga ¿Qué es tan urgente como para hacerme escapar de mi casa?
––Valdrá la pena, créeme.
––Eso espero.
Se acercó a mi e inconscientemente mis manos comenzaron a sudar.
¿Qué diablos me pasa?
––Primero tengo que hacerte unas preguntas.–– dije y él se detuvo.
––Habla entonces.
¿Así de fácil? No hay tregua, no hay pacto ni interrupciones.
Vaya, ya me había acostumbrado.
––Mhm... ¿Qué paso después de que me desmayé?¿Cómo me llevaron a casa?¿Y porque dijo Nath que yo había peleado con Sam?
Lo dije tan rápido que tuve que tomar aire después de la última palabra.
Hizo una mueca de disgusto, y quedó callado por unos instantes. Parecía que se debatía en hablar o quedarse callado ¿Qué era lo que ocultaban? Y entonces lo que creí desde un principio se convertía en una realidad: Había venido aquí a perder mi tiempo.
Solté una risa áspera y sin más di media vuelta para irme, ya había logrado su cometido: Enfadarme. Y me recriminó por eso, por ser tan ingenua y pensar que se le daría de buena gente, si no lo hizo antes no lo hara ahora.
Apenas di varios pasos me detuve por inercia al sentir su tacto en mi brazo.
––Espera, a eso te llamado.–– dijo dudoso.
Voltee encarándolo. ––¿Porqué le dan tanta vuelta al asunto?
––Es que lo haces ver tan sencillo, pero no lo es.
–– bajo su mirada y retrocedió dos pasos.
––Necesito que me creas y confíes en mí, a lo menos está noche.
––¿Porqué habría de hacerlo?
––Porque solo así obtendrás respuestas.
Su mirada desbordaba angustia mientras esperaba mi respuesta, no entendía y quería hacerlo pero la curiosidad me carcomía. Asentí confiada ¿Qué tan malo puede ser confiar en Vlad?
Y todo paso tan rápido, se acercó fugazmente ante a mi que no tuve tiempo de reaccionar y cuando quise retroceder una de sus manos en mi espalda me lo impedían. Acercó su cara hacia mi y en un fallido intento de alejarme Vlad me tomo con un poco de fuerza sobre la nuca.
––¿¡Qué mierda haces!?
Mis latidos comenzaron a trabajar ferozmente y mi cuerpo estaba helado por su repentino comportamiento.
Y entonces sucedió, quedé impactada cuando de sus ojos comenzaron a brotar pequeños puntos blancos luminosos y empezaron a apoderarse de su iris. Estaba estupefacta y a la vez el miedo comenzaba a hacer de las suyas, golpee su pecho e intentaba alejarme pero me era inútil, el ni siquiera flaqueaba. Sus ojos perdieron color en la intensidad del blanco en el cual me sumergí, se hizo tan adictivo apreciarlo y quedé embabucada en el curioso destello hasta que en un abrir de ojos...
Ya no estaba.
Todo era tan confuso, me sentía fuera de la realidad, miraba mi cuerpo pero había una sensación extraña que se apoderaban de él.
Mi pecho se sentía tan helado y un escalofrío recorrió dentro de mí, no entendía que era la extraña sensación dentro de mi estómago ya que se sentía pesado hasta que volé.
Literal, volé.
Mis pies abandonaron el suelo en un fuerte movimiento que me había dejado sin aire, parecía que mi cuerpo había sido jalado como una marioneta y de pronto todo se volvió más surreal.
El bosque me comenzaba a dar vueltas, los árboles dejaban caer sus ramas mientras el suelo colapsaba dejando a la vista la raíz de los gruesos troncos. La luz de la luna comenzaba a ser mayor, era como si acercará y su densa luz cegaba todo el lugar.
––Marie detente.
Se escuchaba una voz ajena en un grito desgarrador, una voz femenina la cual conocía.
––Abominación.
Se oían gritos pero se escuchaban tan lejos que apenas eran audibles.
––¡ Pecado!!Deben morir!
Los gritos comenzaron a aumentar, entre insultos y deseos se había vuelto este lugar insoportable. Cerré mis ojos y tape mis oídos.